martes, 22 de enero de 2013

Capítulo 9- Comienzo de los Días Oscuros

Zayn abrió la puerta del piso despacio. Había estado dando vueltas por la ciudad toda la tarde, intentando evitar a las parejas y posponiendo la vuelta a casa. Sabía que los problemas de los que había estado huyendo le esperaban entre esas cuatro paredes.
 Dejó atrás la puerta, ya más tranquilo. Al parecer no había nadie.
 Subió las escaleras con la cabeza gacha. Había sido un alivio comprobar que estaba solo, pero ahora debía pensar qué haría con el asunto de Perrie. Debía llamarla.
 Se paró en frente de la puerta de su habitación, que estaba entornada. Había luz en el interior, y unos leves sollozos de mujer indicaban que sus pensamientos eran erróneos.
 Zayn no esperó más y abrió la puerta. Perrie levantó la cabeza, sorprendida. Dejó caer el montón de ropa que llevaba en la mano encima de su maleta, y se secó rápidamente las lágrimas, tratando de ocultar que había estado llorando.
 -Perrie, ¿qué haces?- preguntó Zayn; no se esperaba esa reacción por parte de su novia.
 La chica sacudió la cabeza.
 -Hacer mi maleta. Me voy, Zayn. No quiero esperar más.
 -Pero espera, por favor... Vamos a hablar sobre esto.- contestó él, acercándose a Perrie.
 -No hay nada de que hablar.- le interrumpió ella, apartándose.
 -No sabes lo que pasó.
 -¿Qué hay que saber?- la chica levantó la cabeza de su maleta, mirándole con tristeza.- Creo que el chico lo dejó todo muy claro.
 -Pues yo creo que deberías escucharme. ¡El chico no dijo absolutamente nada!
 -Muy bien, Zayn. Adelante.- Perrie se sentó encima de la cama, cruzada de brazos.- Ilústrame. ¿Con cuantas me has puesto los cuernos? ¿Cinco? ¿Seis?
 -No... No es así. Sólo con una.
 -Oh, sólo con una. Que considerado por tu parte.- Perrie esbozó una sonrisa irónica.- Y venga, ¿era modelo, actriz? Vamos, ¡quiero detalles! ¿Cuándo fue? Bueno, en realidad no los quiero, pero si insistes...
 Zayn se frotó los ojos. Las cosas no estaban saliendo como esperaba.
 -Fue... Más o menos hace dos semanas.
 -Vaya, entonces el secreto no te duró mucho. Que pena.
 -Tenía pensado decírtelo.
 -Oh, sí, claro, tal vez la noche de nuestras bodas de oro. ¿O pensabas darme la patada en un futuro próximo? Claro, cómo no he caído. Sólo estabas esperando el momento justo...- La chica no aguantó más y estalló en lágrimas. Escondió la cara entre las manos y resbaló hasta el suelo, encogiéndose a causa del llanto.
 Zayn no aguantaba verla así. Y menos sabiendo que era su culpa. Se sentó al lado de la chica y la rodeo con el brazo, a pesar de los gruñidos que ella emitía.
 -Yo...- murmuró ella después de unos minutos.- Para mí no es una sorpresa, ¿sabes? Me... Me lo esperaba. Desde hace ya bastante. Es sólo que... Un chico como tú no puede estar enamorado de mí tanto tiempo. Soy demasiado normal...
 -No digas eso.
 -¿Me vas a decir que no es verdad? Seguro que la tal Samantha es guapísima, y súper sexy... Era de esperar que lo hicieses.
 -Eso no es cierto. Ella es guapa, no lo voy a negar. Pero es muy fría. Muy calculadora. Tú eres... tú.
  Perrie rió.
 -Si. Yo. Como si eso sirviese de algo.- Se levantó del suelo, con Zayn aún observando el sitio que había dejado vacío.- Esto no arregla nada, Zayn. Nada.
 -Perrie... Por favor, sé que lo que hice está mal, es horrible, pero estoy muy arrepentido... De verdad, sólo intenta darme otra oportunidad.
 La chica le miró. Ya no había tristeza en sus ojos, pero tampoco estaba enfadada. Había algo, algo diferente, que no estaba ahí antes.
 -No. Lo siento, Zayn, pero no fui yo quien te engañó.- Cogió la maleta, ya cerrada.- Vendré a por el resto de mis cosas en unos días. Avísame cuando no estés en casa.
 Bajó las escaleras, con Zayn siguiéndola, desesperado. Era como su peor pesadilla.
 -Perrie, no...
 -Adiós, Zayn. Lo siento.- Perrie se giró para despedirse, y en ese momento, Zayn reconoció lo nuevo de sus ojos. Frialdad. Desamor.
 Ya no había nada que hacer.
 El ascensor llegó, y Perrie se fue.


 Abrió un ojo. La oscuridad le rodeaba, pero ya no le asustaba. Se había acostumbrado.
 No sabía cuantos días habían pasado desde que Perrie se había marchado. Lo único que recordaba era haber subido, haber cerrado las persianas y haberse echado en la cama.
 Estaba como muerto.
 O peor. Estaba sin Perrie.
 Zayn se dio la vuelta. No veía nada a su alrededor, nada más que oscuridad. Como si tuviese los ojos cerrados permanentemente.
  Una lágrima se le escapó, corriendo por su mejilla.
  Definitivamente, eso era peor que estar muerto.
 Zayn cerró los ojos y el sueño se lo tragó de nuevo.

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