sábado, 25 de mayo de 2013

SPAMCILLO BITCHES

Sé que últimamente estoy siendo un poco pesada, pero bueno, esto es algo importante.
 Me he decidido (por fin, nunca daba el paso. Inseguridad tipo "no me va a leer nadie" y tal) a abrir otro blog para guardar ahí one shots que iré subiendo, y para comenzar una novela Larry que tenía en mente desde hacía bastante tiempo. No importa que no seáis Larry Shippers, os prometo que no es guarra. Es romántica, sí, pero hay más trama.
 (Por cierto, los one shots no serán Larrys. Por lo menos no todos.)
 Y, aquí viene looooo importante.... También tengo muchas muchas ganas de hacer imaginas con cosas que me pidáis vosotras. Decidme vuestro nombre, si queréis vuestra descripción, o uno de los cinco con quien queréis que os junte... No sé, alguna preferencia que tengáis. Yo pongo el resto.
 Este último proyecto me hace especial ilusión, no me preguntéis por qué porque ni yo me lo explico.
 Así que dejadme (solo si queréis, si no nah) vuestras preeeeeferencias, a ser posible en mi Twittah ( @DizzyLovesCake ) y estaré encantada encantadísima de haceros un imagina a vuestra medida y nivel. Y os lo agradeceré mogollón.
 Aquí os dejo el link del nuevo blog: http://losbesosnoarreglanloroto.blogspot.com.es/ pasaros y me haréis estar eufórica. srsly.
 Muchos besitos de caramelo rociados con spray de pimienta. Y más caramelo.

Capítulo 47- Solo dime por qué.

Tres días después de lo acontecido in da beach madafaka.
 -Buenos días, gentecilla guapa.- Saludó Cris, entrando por la puerta de la cocina con una sonrisa.
 Louis y Harry levantaron la vista, sonriendo a modo de saludo. Meg sacudió la cabeza mientras intentaba encestar en la boca de Zayn con las uvas que tenía en la mano.
 -¿Y Liam y Rachel?- preguntó la recién llegada, sentándose en uno de los sitios vacíos mientras cogía la jarra de té helado.
 -Arriba. Tuvieron una noche... Movidita.- murmuró Louis, sonriendo de forma irónica. Cris abrió desmesuradamente los ojos y asintió, comprendiendo al instante a qué se refería.
 -La terraza es lo que tiene... Es muuuuuy provocadora.
 -Sí, será la terraza.
 Ninguno sabía lo que había pasado esa noche entre Liam y Rachel; tampoco tenían por qué.

 La noche anterior.
 -¿Fanta?- preguntó Liam, ofreciéndole un vaso a Rachel, que lo aceptó con una sonrisa.
 -Pensé que me ofrecerías algo más fuerte, como gin-tonic o cosas así.
 -No tenía pensado, eres menor de edad.
 La chica se puso seria, haciendo una mueca de disgusto.
 -Siempre estás con lo mismo. Deja de recordármelo, si eres tan amable.
 Liam la miró con la ceja arqueada, mientras se sentaba a su lado en la terraza de su habitación. No se había hecho de noche hacía demasiado, pero les había pillado por sorpresa y habían tenido que encender las velas a toda prisa. Aunque los dos admitían para sus adentros, que el paisaje era mucho más bonito con esa luz.
 -¿Que te pasa, Rachel? Cuéntamelo, te sentirás mejor.
 -¿Por qué tiene que pasarme algo?
 -Porque no eres así normalmente. Vamos, sabes que puedes decirme lo que sea.
 Un silencio que no llegó a ser incómodo se formó en el espacio que separaba a los dos chicos.
 Ella suspiró, mirando a su vaso lleno con cara de angustia.
 -Es solo que... Que no sé lo que está pasando entre nosotros, Liam. No tengo ni la más remota idea, y tampoco lo hemos hablado nunca. Quiero decir, ¿qué soy para ti? ¿Una amiga especial? 
 El chico se encogió de hombros, mirándole inocentemente.
 -¿Que soy yo para ti, Rachel?
 -Eres...- murmuró ella.- Eres simplemente perfecto. Eres todo lo que yo querría ser; amable, cariñoso, no te tomas en serio nada, todo te va bien... Todas las cualidades que yo valoro, tú las tienes. Pero es... La duda, la eterna pregunta de si tu sientes lo mismo, lo que... Lo que me ata a este sillón en vez de sentarme a tu lado. No sé si... Si me he explicado bien.
 Él asintió; la noche estaba tomando un carácter serio que él no había planeado.
 -Nunca se me había ocurrido, que sintieses la necesidad de oírlo. Eres genial, Rachel. Que seas tan directa y sincera, tan libre... No sé. Pero, aunque sé que no eres perfecta, y créeme, yo tampoco lo soy, a mi me encantas, tal y como eres. Aunque suene ñoño y cursi, es así...
 -Dios mío, Liam, no... No sé que decir.
 -Y sé que cada día recibes miles de mensajes de fans locas, un montón de odio, y si le sumamos el aliciente de que eres menor de edad... En las revistas dicen muchas burradas, pero si te lo tomas en serio y te hundes por eso les darás lo que buscan. Lo nuestro no está bien, no a los ojos de los demás, y nunca lo estará. Pero es así, no me arrepiento de nada y espero que tú tampoco. 
 Ella le miró, con los ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja.
 -Gracias. Necesitaba oírlo.


 -Bueno, hoy podremos por lo menos pasear por la ciudad, ¿no?- preguntó Meg.- Llevamos aquí casi una semana y no hemos hecho nada más que vaguear.
 -Espero que eso no sea una indirecta hacia mí. El miércoles intenté arrastraros al centro y casi me matáis con los mandos de la Play.
 -Fue un golpecito cariñoso.- contestó Harry, negando con la cabeza.- No seas exagerada.
 -Me diste en la cara.
 -Un simple error de cálculo. ¡Ya te pedí perdón!
 -¡Esas cosas no se curan, Harry!
 -Hoy podíamos, yo que se, comer fuera y dar un paseo... ¿No creéis?- preguntó Zayn, mientras saludaba a Liam y Rachel, que bajaban cogidos de la mano.
 -Me parece un buen plan.- murmuró el chico, sonriendo.- Cris, ¿alguna idea?
 -Pues tenéis razón, y luego puedo llevaros por la zona más... turística. Digo yo, eh.
 -Culturicémonos, gente.


 -Que, pillina. ¿Como van las cosas con Louis?- le susurró Meg a Cris mientras subían juntas a cambiarse.
 -¿A qué te refieres?
 -¿No te has dado cuenta? Te tenía por alguien más inteligente...
 -¿Darme cuenta de qué? Dios, ¡que estrés! ¡Suéltalo!
 -¡No ha parado de lanzarte miraditas, estúpida! Me imagino, por lo que dices, que no habéis hablado sobre esto...
 Ella negó, bajando la mirada. Estaba bastante incómoda.
 -¿Que pasa, Cris?
 -Es que... No sé. Louis es muy majo, pero...
 -¿Pero...?
 - No me gusta. No en ese sentido.
 -¿No? Pero... ¿y el primer día?
 Cris miró a su amiga, confundida.
 -¿Qué pasa?
 -Cuando estábamos en la cocina, Cris. Te dije que... que se notaba que te gustaba. Y no lo negaste.
 -No era él de quien yo hablaba.- la chica intentaba aguantarse la sonrisa.
 -¿¡No?! ¿¡Y de quién, entonces?!
 -¿Ahora quien es la estúpida, Meg? ¿QUIEN?
 -Dímelo, diiiiiiiiiiiiiimelooooo...
 Cris se encogió de hombros.
 -Pensé que era muy evidente... De Harry.
 Meg abrió la boca, pero ningún sonido salio de su garganta.
 -...¿Harry? ¿En serio? ¿Y... todavía...?
 -Ahá.
 -Madre mía... Soy imbécil.
 -Lo sé. Lo eres.


 Louis cerró la puerta de su habitación, intentando controlar sus sentimientos. Sin mucho éxito.
 Todavía oía a las chicas carcajearse, mientras caminaban hacia sus armarios.
 -Evidentemente, Harry... Sería estúpido pensar lo contrario.
 Abrió la puerta del armario, sin poder evitar pensar que, últimamente, todo le salía mal.
 Y el destino no hacía más que reafirmar su teoría.


 -Bueno, y esto es la Gran Vía... Mi calle preferida por excelencia. Aunque el nombre es un poco repetitivo, porque hay un huevo de grandes vías en toda España... Pero bueno, como podéis ver, es preciosa.
 El grupo de amigos paseaban por el centro de la ciudad, con los cucuruchos de helado cogidos de una mano y las cámaras, de la otra. Mientras Zayn, Meg, Rachel y Liam se turnaban para fotografiarse en frente de los edificios más bonitos, Louis, Cris y Harry se sentaron en un banco, cuidando de las cosas. El destino había decidido lucirse ese día y juntar al morboso triángulo amoroso que había decidido crear.
 -Bueno, ¿os está gustando la ciudad?- preguntó la chica. Miraba a Harry; si no lo hubiese hecho, se habría dado cuenta del movimiento de cejas de Louis, que daba a entender que no estaba muy a gusto.
 -Pues sí, el centro es precioso, y la comida es genial...
 -Claro, es todo maravilloso.- murmuró Louis.
 -Me alegro, chicos.- Cris le dirigió a Louis una mirada interrogante, intentando adivinar qué le pasaba. El chico la miró y sonrió; pero era una sonrisa bastante triste.
 -Bueno, ¿vamos?- dijo Liam, acercándose hasta ellos con una sonrisa, y agitando todas las fotos que había sacado con su Polaroid.
 -Claro.- asintió Louis, dando un salto y alejándose junto al chico.
 Mientras Cris se encogía de hombros, Harry le miraba, preocupado.
 A diferencia de la chica, él si se hacía una idea de lo que le podía pasar a su amigo.



miércoles, 15 de mayo de 2013

Aviso asi por la cara

Twittah de la autora: @DizzyLovesCake (antiguamente, cuando los dragones existían y los compañeros de clase no eras unos cotillas, era @DaphneAndIzzy. YA NO.) Si queréis que os conteste a vuestros amorables comentarios, o mandarme mensajes de odio por lo deprimente y mierda que os parece lo que escribo, aqui, por favor. Gracias.

martes, 14 de mayo de 2013

Capítulo 46- Un despertar agridulce

Cristina se frotó la cara, gruñendo mientras intentaba despegar sus ojos para poder abrirlos; se sentía como si hubiese sido atropellada por un camión, y no recordaba nada.
 Observó su alrededor; a pesar de que la tienda era espaciosa y segura, parecía que en cualquier momento una de las paredes se le fuese a caer encima. Probablemente sería el vodka, o lo que quedaba de él en su organismo.
 Giró la cabeza hacia un lado, bufando ante la lluvia de recuerdos de la noche pasada. De pronto, se paró en seco.
 Louis dormía plácidamente a su lado, su cara mirando hacia ella, una sonrisa genuina en sus labios. La chica sonrió; sin embargo, su sonrisa se congeló al bajar la mirada.
 No llevaba camiseta.
 Giró la cabeza de nuevo, intentando apartar la mirada y con ella, los pensamientos. No duró mucho.
 Al otro lado dormía Harry, también mirando hacia ella, aunque su cara reflejaba más enfado que felicidad.
 Tampoco llevaba camiseta.
 -La virgen...- murmuró la chica, irguiéndose de pronto para descubrir, con alivio, que ella sí llevaba camiseta. Algo era algo, pero...
 No, no habían hecho nada. Por lo menos, no ella.
  ¿No?
 No, no había hecho nada. Aunque ganas no le faltaban.
 -Buenos días, bella durmiente.- escuchó una voz a su derecha. Ella sonrió a Louis, que le contestó con un bostezo mientras se estiraba.
 -¿Teníais calor por la noche?- susurró la chica, mirando hacia su pecho con una ceja arqueada.
 El chico negó con la cabeza, dirigiendo una mirada furtiva a Harry, que le observaba con los ojos entrecerrados detrás de la chica.
 La noche anterior.

 Louis se tambaleó, mientras una risita nerviosa escapaba de entre sus labios. Pasaba la medianoche; Meg, Zayn, Liam y Rachel habían decidido realizar un ritual satánico en la orilla del mar, y Cris y Harry estaban teniendo un momentito de intimidad en el campamento. Al Louis sobrio ese hecho le habría molestado, pero había sido reemplazado por el Louis borracho, que se sentó en el borde de un acantilado, lanzando piedrecitas al mar mientras recordaba viejos tiempos.
 Como había discurrido una vez junto a Zayn en una de sus interminables noches, había cinco tipos de borrachos. Al menos, los más genéricos y abundantes entre su círculo de amigos:
 Los primeros eran los borrachos felices; a los que todo les va bien y de todo se ríen y se alegran. ¿Que te has roto una pierna? Es genial, porque tendrás una excusa para no ir al gimnasio. ¿Que llueve? No te tendrás que duchar al llegar a casa. Zayn pertenecía a ese tipo de ebrios, sobre todo bajo el efecto de los mojitos.
  Los borrachos más abundantes eran los strippers, aunque pudiese parecer lo contrario. Aquellos que, ante cualquier situación, encontraban como perfecta solución despojarse de su ropa al son de una melodía sugerente; Liam solía actuar así pasadas las doce.
 Los siguientes eran los borrachos sobones, esos que decidían expresar su amor de forma clara y concisa, a base de abrazar, toquetear y mantener cerca a cualquier ser vivo que se le acercase. A Harry le gustaba dejar claro a sus amigos lo importantes que estos eran para él, a menudo bajo el efecto del whisky.
 Los borrachos más graciosos de presenciar eran los llorones; los que recordaban lo mierda que era su vida en cuanto se les dejaba oler algo de alcohol; los que se perdían por las esquinas de las discotecas llorando la muerte de su mascota de la infancia. 
 Estos eran incompatibles con el último tipo; los pegones. Estos pueden ser de lo más pacíficos durante su vida diaria, pero es entrar en una discoteca y volverse agresivos hasta con los objetos de decoración. Lo simpático de ellos es verlos en acción, pues no duraban ni medio segundo antes de agacharse a echar los higadillos.
 Louis se recostó en la hierba. No sabría catalogarse en un tipo exacto, pero el que más se acercaba a su estado era el del borracho llorón. Aunque no exactamente.
 Él se caracterizaba por filosofar sobre su vida cuando se había tomado unas cuantas copas de más. Y no todo lo que decía carecía de sentido; eso era lo más interesante.
 El chico miró hacia sus piernas, que colgaban en el vacío del acantilado.
 Y si se tirase ahora, ¿qué pasaría?
 Vamos, había muchas posibilidades de que su vida no durase mucho más. ¿Para qué alargarlo?
 Se desabrochó los botones de la camisa, mirando hacia la venda que cubría la herida en el pecho que había dejado el tubo de la quimioterapia en su piel. Pasó sus dedos por encima, esperando sentir algo, pero no fue así.
 Con la mano izquierda, agarró la parte baja de su nuca, y, mirando hacia los lados, se deshizo de la peluca, apartándola de su vista de un manotazo.
 Se daba verdadero asco a sí mismo, y no podía evitarlo. Tampoco sabía si eso era normal, si debía preocuparse, o si era él que era especial.
 Había intentado llevarlo lo mejor posible, sobre todo desde su charla con Maggie. Había sido genial tenerla allí, le había ayudado mucho y le estaba muy agradecido. Había aprendido a mirar las cosas más positivamente, pero sentía que eso no le llevaba a ningún lado.
 Miró a la peluca, que reposaba a su derecha. No le podía tener más odio del que le tenía actualmente; había intentado ocultárselo a los chicos, pero sospechaba que todos se habían dado cuenta. Evidentemente, a Harry había sido imposible no decirle nada.
 Recordó con una sonrisa como le había acompañado a la tienda, en busca de la más parecida a su anterior melena. No había parado de hacer chistes sobre comprar una rubia platino y otra pelirroja, para variar un poco; incluso se había probado una de rastas. Louis no podía ignorar que el chico había conseguido su propósito, y la tensión se había diluido rápidamente.
 Una sombra se acercó hasta él, sentándose a su lado y apoyando la cabeza en su hombro. El chico no tuvo que dudar mucho sobre quien era, sobre todo notando como los rizos cosquilleaban la piel de su hombro.
 -No te encontraba, pensé que te habías perdido.- dijo el recién llegado.
 -No, os dejaba intimidad a ti y a Cris. No me gusta el papel de sujetavelas.
 Harry levantó la cabeza y le miró confuso.
 -Noto cierto rencor en tus palabras. ¿Puedo preguntar a qué se debe?
 Louis entornó los ojos, soltando un resoplido.
 -Mensaje captado. A partir de ahora es intocable.
 -No tienes por qué. Disfruta, estás de vacaciones.
 Harry suspiró, acomodándose en el suelo.
 -Vamos. Si te gusta la chica, pues me alejo y ya está. Ni siquiera estábamos haciendo nada, solo hablábamos y...
 -Que me guste es irrelevante, es imposible que yo le guste a ella. No así.- dijo el chico, señalando a la peluca.- Así que por mí podéis hacer lo que queráis. 
 -No seas melodramático. No es nada, Lou... Casi no se nota.
 -¿Que casi no se nota? Vamos, debes de estar de broma. Si ni siquiera soy capaz de quitármela para dormir, Harry... - murmuró él, bajando la mirada.
 -Venga. A todos los que estamos hoy aquí nos da igual que la lleves o que no la lleves; Cris incluida  ¿O no te has fijado en como te mira? Pareces memo.- dijo Harry, mirándole sugerente.- Sé que es difícil, pero si tu mismo te lo tomas tan a la tremenda, lo vas a hacer mucho peor de lo que es. Tómatelo como algo normal, porque es como los demás lo vemos. Y no es para siempre. Me prometiste que saldrías de esta, y pienso hacer que lo cumplas. Así que, si no te importa, abróchate la camisa, ponte guapo y vente conmigo; vas a conquistar a Cris, la vas a dejar tan loquita por ti que no va a poder resistirse...
 Harry le cogió de la mano y tiró de él, haciéndole que se levantase y le siguiese, de camino a la playa.


 Los tres chicos salieron de la tienda, mirando con ojos achinados el entorno.
 Zayn dormía boca abajo en una de las toallas de playa, encogido sobre si mismo en una postura que no tenía pinta de ser muy cómoda. Liam, por su parte, se había apoyado en una roca y se había dormido sentado. Rachel y Meg se habían acostado en la tienda, dejando a los dos chavales fuera.
 -Menuda estampa de borrachos que protagonizan.- dijo Harry, negando con la cabeza.
 -Poses de lo más pintorescas, diría yo...
 -TODO EL MUNDO ARRIBA, REPITO, TODO EL MUNDO ARRIBA.- escucharon los chicos. Al girarse, descubrieron a Cris con un megáfono en la mano, paseándose por alrededor de los aún dormidos, que gruñeron.- VAMOS, ESCORIA DE LA SOCIEDAD, LEVANTAD EL CULO. EL CAMPAMENTO GITANO SE TRASLADA, REPITO, SE TRASLADA.
 -Esto se va a merecer una venganza, y yo no quiero formar parte de ella.
 -Lo mismo digo. Huyamos.- contestó Louis, escabulléndose junto a Harry hacia el coche.
 Vendetta.

domingo, 12 de mayo de 2013

Capítulo 45- ¿Y si mañana te vas?

Entró en la sala con paso inseguro, mirando hacia los lados mientras buscaba a la chica. La casa estaba oscura, por lo menos la parte de abajo. Parecía que el edificio estaba deshabitado desde hacía tiempo, pues las telarañas ocupaban la mayoría de las esquinas y el polvo inundaba los pocos muebles que no se encontraban cubiertos por mantas. La chimenea de la sala de estar se veía sucia y sin signos de haber sido usada recientemente, y la leña estaba mohosa.
 Niall arqueó una ceja. Cuanto menos, extraño.
 No se molestó en seguir investigando la parte de abajo; Katherine podría darle explicaciones sobre ello en cuanto la encontrase.
 Pero primero tenía que dar con ella.
 Subió de dos en dos los primeros escalones de las escaleras; se paró en seco en la mitad del primer tramo y sacudió la cabeza, sonriendo. Cerró los ojos.
 Al abrirlos de nuevo, se encontraba en la planta de arriba. Volvió a sonreír, sin poder evitar que esa sonrisa se tiñese de ironía; algunas ventajas tenía que traer su situación.
 Soltó un suspiro al encontrar luz saliendo de la habitación de Kath. Por un momento había dejado que su mente se dejase llevar por la confusión, y empezara a crear hipótesis pesimistas sin ningún sentido.
 Caminó hasta la puerta, y la empujó levemente, todavía sin dejarse ver. Encontró a Katherine tumbada en la cama de su reluciente y ordenada habitación, leyendo. El sol comenzaba a esconderse entre los árboles del terreno; los últimos destellos anaranjados bañaban la espalda de la chica, cuya camiseta pasaba de un blanco inmaculado a un naranja desvaído.
 Ella levantó la vista al ver la puerta abrirse sola.
 -¿Niall?- murmuró, mirando hacia los lados.- Si eres tú, muéstrate, no seas cabrón.
 El chico apareció en el marco de la puerta, con una sonrisa pilla.
 -Buenas tardes.
 -¿Donde has estado?- preguntó la chica, sonriendo también mientras abría los brazos, Él entró el la habitación, saltando hasta el hueco desocupado de la cama de ella.
 -En el cementerio.- murmuró, hundiendo su cara en los brazos de Kath.
 Notó como su pecho dejaba de moverse, y los músculos de sus extremidades se tensaban. Estaba aguantando la respiración. Giró la cabeza, encontrándose con su mirada de marfil; al menos, era lo que había pensado el día que la conoció. Pero esos ojos con los que se había encontrado hacía dos años no mostraban desconcierto y preocupación.
 -¿Por qué no me has dicho nada?-preguntó ella, apretando más los brazos en torno al chico.
 -No sabía cual sería tu reacción.
 -No tienes que temer por mi reacción. Avísame la próxima vez, ¿de acuerdo?- dijo Katherine.- ¿Por qué has decidido ir hoy?
 Niall dudó un segundo. Se dio la vuelta, alejando su mirada de la de Kath, que le miró escéptica mientras él observaba la ventana.
 -Te he dicho que no tienes que temer por mi reacción, memo. Dime que pasa.
 -Prométeme que no te vas a molestar.
 -Lo prometo.
-Pues... Estoy investigando un poco sobre lo que pasó... en Fin de Año.- soltó el chico, irguiéndose en la cama y apoyando la espalda en la pared, mirando hacia sus manos.- Quiero saber qué ocurrió exactamente; no recuerdo nada a partir de cuando me monté en el coche. Nada. Cada vez que intento volver me topo con un muro, es muy frustrante... Y eso me ha llevado a investigar sobre mi naturaleza.
 -¿Cómo que... tu naturaleza?
 -Sí, sobre en lo que me he convertido. Por qué he vuelto y cuánto voy a estar. Y lo que puedo hacer y lo que no. Sobre todo.
 Ella asintió, colocándose al lado del chico.
 -Fui a la biblioteca el otro día... Y he descubierto que también puedo... Cambiarme de forma.
 -¿Qué?
 -Mira, te lo voy a enseñar. Ahora vuelvo.- dijo Niall, levantándose de un salto y entrando en el baño, cerrando la puerta tras él.
 -¿Niall? ¿Qué estás haciendo?- preguntó Kath, alarmada.
 -¿Preparada?- escuchó decir al chico tras la puerta. Esta se abrió, mostrando a una Katherine de ojos más azules delante de sus narices.
 -¿Cómo...?-murmuró la chica, sentándose boquiabierta. En un parpadeo de ojos, el extraño clon de si misma había desaparecido, siendo reemplazada por su Niall de nuevo.
 -Ya te lo he dicho, puedo cambiar de forma. Lo único que no puedo cambiar es el color de ojos, pero conseguí engañar a la bibliotecaria. He descubierto muchas cosas estos últimos días, Kath, muchísimas... Y creo que estoy cerca de descubrir qué pasó, y de saber por qué he vuelto.
 -Espera, necesito que me cuentes todo lo que puedes hacer. Para no asustarme...
 -Te contaré todo lo que he descubierto hasta ahora, pero sólo si prometes no reñirme.- contestó él.
 La chica asintió.
 -Bien, puedo transportarme entre distancias cortas; de país a país me cuesta más, y acabo bastante cansado. También puedo cambiar de forma, como ya has visto, y flotar en el aire. Puedo introducirme en las mentes de la gente y controlarlas, pero no mucho tiempo, requiere mucha energía. Y puedo aparecer y desaparecer.
 -Espera... ¿Controlar mentes?
 -Ahora mismo, podría entrar en tu mente y leer tus pensamientos. Y si quisiese, también podría hacerte... entrar en una especie de estado de vigilia, y pasar a controlar lo que haces.
 -Dios mío, eso no suena demasiado bien.
 -Tranquila, no lo he hecho más que la vez de prueba. Puedes confiar en mí.- dijo Niall, sonriendo.- Estoy muy cerca, Kath. En la biblioteca he encontrado un libro que decía que las personas que mueren sin haber llegado su hora, por culpa de otra persona o por accidente, suelen volver en forma de espectros. Necesito saber cómo pasó, para saber como será mi futuro. Y sólo...
 -Esto no me gusta, Niall. No me gusta nada.- le interrumpió la chica, negando con la cabeza.- Mientras tu investigas, puede que tu tiempo se esté terminando. ¿Y si mañana, por lo que sea, llega el momento y tienes que marcharte? ¿Cómo me quedo yo, si llevas una semana donde prácticamente no te veo? No me quejo, es tu vida ahora mismo y debes aprovecharla en lo que encuentres productivo, pero sólo quiero avisarte, igual te merece más la pena vivir el tiempo que te queda, sea cual sea su duración, que gastarlo entero intentando descubrir el número exacto.
 Niall la miró, mientras la chica se secaba la mejilla con el dorso de la mano.
 -No quiero reñirte, ni hacerte sentir mal, pero... Es lo que siento, necesito que lo entiendas...
 -Lo siento, Kath, no me había dado cuenta...
 El chico la atrajo hacia él.
 -No importa, sólo quiero que lo sepas.
 -Escucha, Kath. Tienes razón, toda la razón del mundo, pero sólo me queda... Lo tengo planeado, amor, es...
 Ella rió.
 -Suéltalo, rubiales.
 -Cuando vuelvan de las vacaciones, voy a introducirme en uno de los sueños de Zayn.- contestó él, acunando a la chica.- Ya que no puedo mostrarme ante él, puedo explorar su mente mientras duerme. Descubriré cómo pasó, y se acabó. Pero... necesito saber qué ocurrió.
 Kath asintió, sonriendo.
 -Vale, acepto ese argumento. Pero prométeme que no te obsesionarás con investigar sobre eso. Hasta que vuelvan, vas a relajarte y hacer otras cosas, ¿de acuerdo?
 Él asintió, cogiendo la mano de la chica y arrastrándola fuera de la habitación.
 -¿Vas a explicarme por qué la parte de abajo de tu casa está como si no hubiese sido pisada en años?- preguntó, señalándole el hall, cubierto de polvo.
 Ella se encogió de hombros.
 -Nunca estoy en la parte de abajo, vivo en mi habitación.
 -Eso no tiene ningún sentido.
 -La casa era demasiado grande para una persona sola, así que es como si viviese en un apartamento.
 -Qué desperdicio. Ya sé lo primero que vamos a hacer; limpiar la casa. Ya no estás sola, Kath, no lo vas a volver a estar.- dijo el chico, dándole un beso en la mejilla y girando, de camino hacia la habitación.
 -Hasta que vuelvas a marcharte.- murmuró ella para sí misma, siguiéndole con la mirada baja.

lunes, 6 de mayo de 2013

Capítulo 44- Sólo Es Un Juego

Este capítulo va a ser un poco novedad, pues está escrito de forma diferente al resto (trozos más cortados y menos extensos) a ver que tal. No os voy a pedir que me digáis que os parece porque vais a pasar de mi, pero sería un detalle por vuestra parte.

-No sé que llevas aquí, Rachel, pero parecer, parecen ladrillos.
-Es usted un quejica, Liam Payne. Tanto músculo para luego no parar de quejarse. ¡Escoria!
El grupo de chicos acababa de aparcar en frente de la playa; Cris tenía razón, estaba desierta. Allí sólo las ardillas podrían reconocerles.
 -¿Aquí?- preguntó Zayn, con el palo de la sombrilla apuntando hacia la arena, y la mirada interrogante.
 -No, más hacia la derecha.- contestó Harry.
 El chico asintió y caminó unos cuantos pasos.
 -¿Aquí?
 -Más al frente.
 -¿Así?
 -Un poquito hacia atrás, si sube la marea...
 Zayn resopló agobiado, pero obedeció.
 -Aquí.
 -Mmmm... Un poquito hacia...
 -¡NO ERA UNA PREGUNTA!-exclamó, clavando la sombrilla con los ojos inyectados en sangre.
 Harry chilló y corrió hacia Louis, mirándole con cara de niño asustado.
 -Como para decirle ahora que no queremos sombrilla...
 Mientras tanto, Meg y Cris habían ido corriendo hasta la orilla del mar, para meter los dedos de los pies en el agua y comprobar su temperatura.
 -¿No está un poco fría?
 -Está perfecta, créeme.- dijo Meg.- Allí sí que está fría. Helada.
 -Eso te pasa por pasar los veranos en Londres en vez de venir conmigo.
 -Eres una rencorosa.
 Las chicas volvieron hasta el grupo, donde Harry y Zayn colocaban las toallas.
 -Un poco más lejos, es la mía y quiero sol.- dijo Harry, con una sonrisa malévola.
 Zayn miró a Meg suplicante.
 -Mátame.
 -¡Si no te he dicho nada! Serás amargado...
 -Una palabra más y vas a estar vomitando arena el resto de tus días, mamón.
 -¡Oye! ¡Ese vocabulario!- soltó Liam por detrás, lanzando su toalla al aire.- Que vas a ser padre. Contrólate.
 -Liam, pensé que me apoyarías.
 -Eh...Adiós.- dijo este, corriendo tras Rachel mientras se metían en el agua.
 Zayn gruño, mientras hundía la cabeza en el pelo de Meg.
 -Me odian.
 -Siempre te quedará ahogarles... O vengarte por la noche.


 Cris cogió su toalla, mirando dubitativa el espacio con el que contaban. ¿Donde se ponía?
 Todavía no conocia a ninguno lo suficiente, y no quería pegarse a Meg y a Zayn y hacer de sujetavelas toda la tarde.
 Con paso inseguro, extendió su toalla al lado de la de Louis, que sonrió al verla, mientras se colocaba las gafas de sol.
 -Hola, preciosa. ¿No tienes calor?
 Cris bajó la mirada, siguiendo la del chico. Todavía llevaba la camiseta puesta.
 -Si te soy sincera, no me había dado cuenta.
 -Bueno, puede que sea porque no estoy acostumbrado al clima, pero personalmente siento como si me hubiesen encerrado en un horno.
 Harry se sentó al lado de la chica; ella no se había dado cuenta, pero se había colocado justo en el medio de los dos.
 -No encuentro mi cinta para el pelo...- murmuró, mirando al suelo tristón.
 La chica le tendió una, rosa fosforito y con pequeñas mariposas en los lados.
 -Si te vale esta...
 -Supongo que servirá.- contesto él, sonriendo mientras se la ponía.
 Ella se tumbó de espaldas, sonriendo satisfecha. Mejor sitio no podría haber encontrado.


 -No. Nononono. No. Me niego.- dijo Cris, abriendo la puerta de casa tres horas después.
 -¿Por qué no?
 -¿Vuestra primera noche y ya queréis emborracharos? Y encima en la playa.
 -¡La vida es corta!
 -¡Es para celebrar... que hoy hace bueno!
 -Porfi...
 La chica se quedó mirando a Harry, Louis y Rachel, que a su vez la miraban con cara de cachorrillos.
 -Bueno, está bien. Pero la culpa será vuestra.
 -¡Bieeeeeeen!
  Ella subió las escaleras, dudando sobre si lo que acababa de hacer era o no una buena idea. No estaba segura de cómo acabaría la tarde.
 -¿Cris?- le llamó una voz desde una de las habitaciones.
 Siguió el sonido y entró en la habitación del fondo; dentro estaba Meg, sujetando un sobre con gesto preocupado.
 -Es ella.- dijo, enseñándoselo.- Ya viene.
 Dentro del sobre había una carta, demasiado larga y con letra ilegible. Cris miró a su amiga dubitativa.
 -¿Cuándo estará aquí?
 -Dentro de dos semanas.
 Ella asintió.
 -Pues... Que pase lo que tenga que pasar. Yo ya dejé clara mi postura.
 Meg suspiró.
 -Pero...
 -Vamos, nos están esperando.- le cortó Cris, cambiando de tema.
 -¿Qué pasaba ahí abajo?
 -Van a llevar alcohol, quieren jugar al Yo Nunca.
 Meg silbó, cogiendo a Zayn de la mano cuando se encontraron en el recibidor. Este le dirigió una mirada cómplice.
 -Suena divertido.
 -Suena peligroso.


 -¿Sabes tocar la guitarra?- preguntó Liam sorprendido, mientras miraba a Cris.
 -Sí.
 -¿Puedes llevarla? Hace mucho ambiente; la hoguera, la guitarra...
 Los siete chicos iban montados en el coche; Cris y Meg, en los asientos de delante, Liam, Zayn y Rachel en los del medio, y Harry y Louis en los del final, cuchicheando sobre como hacer rabiar a Zayn, que les lanzaba miradas amenazantes.
 -Siempre la tengo en el maletero, me gusta más tocar en la playa.- contestó ella; de pronto, su expresión cambió, del orgullo a la preocupación.- Esperad, ¿¡hoguera?! ¿Hoguera mientras bebemos? ¿Estáis locos o queréis que me multen?
 -Jo...-murmuró Liam.- Tienes razón. Pero era una buena idea.
 -No lo dudo. Venga, abajo todo el mundo, ya hemos llegado.
 Louis, que iba justo detrás de Zayn, se asomó por encima de él con una sonrisa malvada.
 -¡VAMOS ZAYN, MUÉVETE, NOS LO VAMOS A PASAR GENIAL, MUEVE EL CULO, ERES UN LENTO, VAMOS, NO TENEMOS TODO EL DÍA!
 Rachel y Meg, que estaban cogiendo las cosas del maletero, pudieron escuchar la tremenda bofetada que recibió el chico.
 -¡Bestia!
 -¡Me has asustado!
 -Ya no te quiero. Das asco.
 Louis se alejó, mirándole por el rabillo del ojo.
 -Vendetta...

 Diez minutos después, el campamento ya estaba montado. Habían colocado un montón de sillas de playa, además de las toallas, y un paravientos rodeándolos por si se levantaba fresco al subir la marea.
 Había llegado el momento decisivo; el reparto de tiendas de campaña.
 -A ver.- dijo Louis, sentado en el suelo, mientras cogía un palito. Todos los demás se colocaron alrededor de él, observando como hacía dibujos en la arena.- Hay dos tiendas grandes y una pequeña. Harry y yo, por supuesto, debemos dormir juntos. No preguntéis si no os va a gustar la respuesta. Me imagino que las parejitas también querrán dormir juntas, aunque este no es lugar para hacer cositas de adultos, aviso. Al que pille pasándose de listo le echo de la tienda y duerme fuera. Cris, no te preocupes, no dormirás sola. A menos que prefieras...
 -La verdad es que no.- dijo ella, sonriendo.- Mejor acompañada.
 -Lo suponía. Bien; en la tienda enorme caben cuatro. Voto por que las parejas se metan todas juntas, y nosotros tres en la otra. La pequeña la dejamos por si alguno acaba la noche demasiado perjudicado para compartir tienda, o si alguno ronca...
 Zayn y Liam observaban desde lejos al grupo de chicos.
 -Es genial que esté así, ¿no crees?- dijo este último, mirando a Louis con una sonrisa.
 -A él le hacían falta las vacaciones más que a nadie.- contestó el chico.
 -Lo malo va a ser cuando vuelva y tenga que empezar con la quimio... Menos mal que por ahora no ha tenido ningún efecto secundario grave.
 Zayn le miró con una ceja arqueada.
 -Liam.
 -¿Qué?
 -No... ¿no te has dado cuenta?- dijo, dirigiendo su mirada al frente de nuevo.
 -¿Darme cuenta? ¿De qué?
 -Lleva peluca, Liam.



 Después del reparto de tiendas, los chicos fueron a darse un baño rápido antes de cenar. Todos menos Louis y Cris, que se quedaron en la orilla cuidando de las cosas.
 -¿Por qué no te bañas?- preguntó la chica, mirándole mientras recogía las piernas y las rodeaba con los brazos.
 -No me atrae mucho el mar.- contestó él, haciendo una mueca.- Pero tranquila, me bañaré. Algún día.
 Pasó un rato, donde los dos dirigieron la mirada al suelo.
 -Ya que has empezado tú con las preguntas, ¿puedo hacer yo una?- dijo el chico.
 -Claro. Dispara.
 -¿Por qué no te has quitado la camiseta en todo el día?
 Salvada por la campana, en ese momento llegaron Rachel y Meg, tiritando.
 -Lo del baño no ha sido una buena idea. Hace frío.
 Los demás las siguieron, caminando de puntillas hasta las sillas.
 -Qué incomodidad.- murmuró Harry, sacudiendo la cabeza para quitarse el flequillo de la cara.
 -Bueno.- dijo Liam.- A lo importante. ¡VAMOS A JUGAAAAAR!
 -Qué ansias.
 -¡Me pido no empezar!
 -Chicos, yo nunca he jugado.- dijo Cris, recibiendo miradas sorprendidas de parte del resto.
 -A ver, Zayn, haz los honores mientras yo le explico.- dijo Rachel pasándole la botella de vodka al chico.- Cada uno tiene un vaso de chupito en la mano, corazón. El que empieza tiene que decir "Yo nunca..." y algo que nunca haya hecho; el que sí lo haya hecho, debe beberlo entero. De un trago, eh, no vale dudar.
 -Oh. Bueno, si no queda más remedio...- dijo ella, cogiendo el vaso que le tendió Louis.
 La distribución era la siguiente; los chicos estaban sentados en círculo. Meg estaba entre Zayn y Rachel, Liam entre esta última y Louis, que estaba al lado de Cris. Ella, a su vez, estaba al lado de Harry. Todos se veían las caras, intentando descifrar quién sería el primero en caer en la vergüenza.
 -¿Quién empieza?- preguntó Meg.
 -Yo.- dijo Harry, mirando hacia el suelo.- Yo nunca... me he bañado desnudo en el mar.
 El grupo permaneció inmóvil, mirándose entre sí para ver quien sería el primero en beber. Con gesto avergonzado, Liam se llevó el vaso a la boca y tragó de una vez el líquido.
 -¿EN SERIO? JAJAJAJAJAJA- Soltó Louis, mirándole boquiabierto.
 -Fue una apuesta, hace ya bastante tiempo...- se disculpó él, colorado por el alcohol.
 -Dios mío, ha caído el menos pensado.
 -Bueno, me toca.- dijo Zayn, sonriendo.- Yo nunca he dudado de mi heterosexualidad.
 Bombazo. Meg, Harry y Cris bebieron a la vez, mientras Rachel no podía parar de reír.
 -Fue un simple experimento.- dijo Cris.- Tenía que saberlo...
 -¿En serio, Harry? ¿En serio?
 -Qué puedo decir, tenía que asegurarme...
 -¡Vamos, Meg, te toca!- chilló Louis.
 -Yo nunca... Yo nunca he jugado al strip poker.
 Fue el turno de Louis, que miró confundido al resto al ver que era el único que había bebido.
 -¿En serio? ¿No teníais amigos o qué?
 -Eres un enfermo.
 -Atención. Yo nunca... he pensado que me gustaba en serio una canción de Justin Bieber.
 Harry y Zayn bebieron, mirándose de forma cómplice.
 -As long as you love me es muy adorable...- dijo este último, mientras Meg le miraba horrorizada.
 -Jo, no se me ocurre nada.- dijo Liam, mirando al suelo con gesto concentrado.- Yo nunca... ¡Ya sé! Yo nunca dije un te quiero sin sentirlo.
 -Que típico, Liam, qué típico.- murmuró Louis.
 En esta nadie bebió, simplemente se quedaron mirando entre ellos con gesto confundido.
 -Bueno, no pasa nada...
 -Qué buenas personas somos.
 -Mi turno, bitches.- dijo Louis.- Yo nunca he participado en una orgía.
 Harry le miró horrorizado mientras se bebía su chupito de un trago. Meg se encogió de hombros e hizo lo mismo.
 -Ya te invitaré algún día a una.
 -¡¿Meg?! ¡Pensé que te conocía!
 -Pues parece que es mi turno...- dijo Cris, chasqueando la lengua.- Yo nunca... he sido infiel a una pareja.
 El silencio tomó control de la situación. Las que no estaban enteradas, miraron hacia los lados, dudando de si alguien bebería. Pero los chicos que sí sabían la historia completa, miraron al restante, que suspiró y bebió de un trago.
 -Qué puedo decir... Malos tiempos.








sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo 43- Donde La Autora Se Queda Sin Títulos

-Bien, hemos llegado.- Anunció Meg, aparcando al lado de la puerta de entrada.
 Les había costado un rato arrancar desde el aeropuerto, pues Liam y Zayn se habían disputado el puesto de copiloto del ocho plazas que habían alquilado; los dos querían ver como se conducía, pues era al revés. Mientras tanto, Harry y Louis se habían acomodado en los asientos de atrás, rezando para que no tardasen mucho, pues estaban hartos de viajar, y solo querían llegar a su destino.
 Al final, Liam había admitido su derrota al piedra papel tijera, sentándose al lado de Rachel con una mueca de disgusto.
 Y justo media hora después, el grupo de chicos se había tirado a las puertas del coche cual caníbales en busca de alimento, deseando observar el que sería su hogar durante el próximo mes.
 Meg abrió la puerta, apartándose para dejarles ver.
 La casa estaba al borde de un acantilado, mirando hacia la extensa playa que había delante. Contaba con un enorme jardín donde había una hamaca colgada en dos árboles frutales, un porche con sillas y una mesilla de café, y un columpio para dos personas. Las flores decoraban cada esquina, llenándolo todo de colores y olores que contrastaban entre sí. La estampa parecía recién salida de un anuncio de vacaciones.
 Desde fuera, el edificio se veía enorme, y por dentro la perspectiva no cambiaba. Tenía tres plantas, y era sorprendentemente ancha. Además, una de las habitaciones contaba con una terraza preciosa, donde había varios sillones y sillas, llenas de velas preparadas para encender cuando se hiciese de noche.
 Ninguno de los recién llegados había sabido como reaccionar ante lo que sus ojos veían. Era impresionante.
 Una chica, aproximadamente de su edad, salió de la casa sonriendo. Llevaba un vestido flojo y sandalias de madera, y tenía un sombrero puesto. Daba envidia sólo de verla.
 Meg corrió hasta ella y las dos se fundieron en un abrazo.
 -¡Cuanto tiempo, Cris!- saludó ella, mientras la otra chica reía.
 -¡Lo mismo digo, cariño! ¿No vas a presentarme?
 Meg asintió.
 -Chicos, esta es Cris. Me imagino que a la mayoría de ellos ya los conoceras, pero esta es Rachel, la novia de Liam.
 Ellos pudieron observar más detenidamente a su benefactora una vez se acercó hasta el grupo. Tenía el pelo rizo y de color chocolate, cubierto de manera parcial por el sombrero de paja que llevaba para protegerse del sol. Sus ojos eran redondos y verdes, con pestañas larguísimas; las pecas le cubrían toda la cara, y el tono de su piel era moreno natural.
 -Un placer conoceros, espero que os guste Granada.- dijo Cris, acercándose a cada uno y saludándolo con dos besos.- Me alegra muchísimo teneros aquí, la casa es muy grande y yo sola en verano me aburro bastante. ¡Cuantos más mejor! Si me seguís, os enseño las habitaciones y elegís...- Dijo, entrando a la casa, seguida por todos los demás.
 El reparto de dormitorios no tuvo ningún incidente demasiado importante. Liam y Rachel se quedaron con la habitación con la terraza, después de correr como locos para hacerse con ella;  Meg y Zayn, con la de al lado, que contaba con baño propio y un bonito mural en la pared derecha que representaba el mar. Louis cogió la que estaba en la esquina del pasillo, que, aunque era la más pequeña, tenía unas vistas al acantilado impresionantes. Además, no coincidía al lado de ninguna de las habitaciones dobles... Por si acaso.
  Harry, por su parte, se quedó con la del medio, justo al lado de la de Liam y Rachel, que tenía un armario medio secreto que había funcionado de montaplatos en su tiempo, y donde ahora había una barra de bomberos que llevaba hasta la cocina.
 -Esto es genial. Es mi sueño.- fue su reacción al ver tamaño invento.
 Louis sonrió, mientras se despedía de camino a su habitación.
 Meg, mientras tanto, miró a Cris con agradecimiento.
 -Muchísimas gracias por haberlo preparado todo...
 -Para mí es genial teneros a todos aquí, querida.- Dijo la chica, mirando a Zayn con adoración.- Tanto tiempo como fan obsesionada, y ahora resulta que vamos a ser cuñados...
 El chico rió, mientras Rachel subía con cuidado la maleta.
 -Oh, hola, Cristina. Muchísimas gracias por dejarnos la habitación, es perfecta...
 -¡Dejad de agradecérmelo! Para mí no es nada. Quedaos todo el tiempo que queráis.
 -Oh, dios mío, eres mi nueva heroína.- Murmuró la chica, sonriendo de oreja a oreja.- Te queremos.
 -Vaya, me siento halagada... Bueno, me imagino que estaréis cansados y eso, así que dejaremos el turismo para mañana, ¿no creeis?- Dijo Cris, saludando a Harry, que salió de su habitación sonriente.
 -Esa barra de bomberos es lo mejor que he visto nunca. Es la leche. La deseo.
 -Sí, mañana estaría bien ver la ciudad...
 -Oh, visita turística. ¿Alguien sabe hablar español?
 -Yo me he traído la guía del viajero.- dijo Liam, señalando a su bolsillo.- Por si las moscas.
 -No os preocupéis, os guío yo... Ahora vamos a comer, me imagino que tendréis hambre.


 -Esto es el paraíso. No quiero volver nunca más, nunca.- Dijo Harry, mientras cogía el bol de patatas fritas.
 Cristina había colocado la mesa en el jardín, de manera que los chicos estaban comiendo mirando hacia la playa, que estaba llena de gente. La luz del sol  se reflejaba en la superficie del mar y les daba de lleno; Zayn y Meg no habían podido resistir la tentación y estaban recostados en sus sillas, con los ojos cerrados y una sonrisa de satisfacción máxima en la cara.
 -Bueno, eso es porque estamos a finales de mayo. Tú esperate a julio, y luego ya me cuentas.- contestó Cris.- Esto es un horno.
 -¿Luego podemos bajar a la playa?-preguntó Rachel.- Hace milenios que no piso una.
 -Bueno... Puedo llevaros, pero no a esta.- dijo la chica, negando con la cabeza.-Hay demasiada gente, os reconocerían. Pero conozco una perfecta, está medio escondida y nunca hay nadie.
 -Oh, dios mío, playa, por favor...- murmuró Meg, abriendo un ojo.
 -¿Cómo conseguisteis esta casa, por cierto?- preguntó Louis.- Porque es preciosa y enorme.
 -Bueno, la casa era de mis padres, pero estos murieron y yo no la podía pagar.- contestó Cris.- Así que les pedí ayuda, y ellas me compraron cada una una parte de la casa; ahora es de las tres.
 -Técnicamente, mi parte es el garaje, la despensa y todo el jardín.- dijo Meg.
 -Hablando de jardín... Esta noche dan buen tiempo, podemos acampar fuera. Hasta podíamos ir a la playa a dormir, a esas horas si que no hay nadie, sería perfecto, ¿no creéis?
 Harry miró a Cris con adoración.
 -Que genial.
 -Y mañana, si os apetece, os enseño las tienditas típicas, y los sitios más turísticos... Otro día lo reservamos para la Alhambra, es demasiado grande para verla en una tarde... Y otro día tenemos que hacer un picnic, y comer en la playa.... Jo, estoy muy ilusionada.- Cris bajó la cabeza, avergonzada.- Hacia mucho tiempo que no venía nadie a quien poderle enseñar la ciudad... Me encantan esas cosas.
 -En un mes, vamos a tener tiempo hasta de aburrirnos.
 -Con ella, lo dudo.- dijo Meg.- No la conocéis, saca planes hasta de las piedras. Ya veréis.
 -Solo si os apetece, no os voy a obligar.
 Los cuatro chicos se miraron, sonrientes.
 -Cómo no nos va a apetecer.
 -Pues decidido.- dijo Cris.- Meg, ¿me ayudas a llevar los platos?
 Ella asintió, y las dos chicas se dirigieron a la cocina.
 Cris cerró la puerta detrás de ella, cambiando su sonrisa por una expresión de disgusto.
 -¿Estás segura de que lo que planeáis es buena idea?
 -No, más bien lo contrario.- contestó Meg, enjuagando los platos y metiéndolos en el lavavajillas.- Yo no estoy de acuerdo. Pero es mi amiga, por vosotras dos haría lo que fuese. No pienso dejarla de lado, si ella necesita decírselo, la ayudaré, aunque la idea me parezca mala.
 -Es una emboscada en toda regla. Él no se lo merece.
 -Es ella de quien estamos hablando, Cris.
 La chica resopló, negando con la cabeza.
 Meg sonrió, sin levantar la vista.
 -Te ha caído bien, ¿eh? Se ha notado.
 -¿A qué te refieres?
 -Te conozco, Cris. Más de lo que crees. Veo cuando te gusta un chico y cuando no. Y él te gusta.
 -Acaban de llegar, eso es adelantarse a los acontecimientos.- contestó ella, sacándole la lengua.
 -Pero como primera impresión...
 Cris rió.
 -Es espectacular, eso hay que admitirlo.
 -¡Lo sabía!
 -No he dicho nada, sólo... Es muy guapo.
 -Lo que tú digas, Cris. Vamos.
 Las dos chicas salieron entre carcajadas.