domingo, 30 de junio de 2013

Capítulo 55- No es un adiós, es un hasta luego.

Niall entró en la habitación de Kath, cogiendo aire y preparándose para lo que le esperaba. Se encontró a la chica leyendo tumbada boca abajo en la cama. Ella no levantó la vista, a pesar de que él sabía perfectamente que podía verle si miraba en su dirección. Pero también sabía que tenía razones para no hacerlo.
 -Te fuiste.- dijo la chica, a modo de saludo.- Te marchaste de nuevo si dar explicaciones, cuando te pedí que no lo hicieses.
 -Lo siento, Kath.
 -¿Crees que me importa que lo sientas?- preguntó la chica, sin levantar la voz ni separar la vista del libro.- Si es así, estás muy equivocado. Pensé que lo entendías, Niall.
 -Y lo entiendo, pero...
 -¡No, no lo entiendes!- exclamó ella, mirándole con rencor.- ¡No tienes ni idea! ¡Después de pensar que no te vería más, apareces, para luego marcharte cada vez que te plazca! ¿¡Cómo sé que no te has ido definitivamente!? ¿¡Cómo sé que te volveré a ver, si no me lo dices!?
 El chico aguantó el chaparrón, mirando hacia el suelo.
 -¡Tres días, Niall! ¡He estado esperando noticias tuyas tres putos días! ¡¿Cómo crees que he estado?! ¿¡Acaso te has acordado de mí, de lo que podría estar sintiendo por tu culpa?!
 Él negó, dirigiéndole una mirada suplicante.
 -No quiero que vuelva a pasar.- avisó ella, sentándose en la cama con gesto cansado.- Si vuelve a suceder, no te molestes en venir de nuevo. ¿De acuerdo?
 -No pasará más, lo prometo.
 -Eso espero. Dios, Niall, he estado muy preocupada...-murmuró la chica, apoyándose en la pared.
 -Lo siento muchísimo, Kath, pero necesitaba averiguar los detalles...
 -Sí, lo sé.- asintió ella.- ¿Qué has descubierto?
 -Dijo la verdad.- contestó él, sentándose al lado de ella en la cama.- Me metí en su mente mientras dormía y lo vi todo. Es... exactamente como lo contó.
 -Oh, Niall, lo siento mucho.- murmuró Katherine, ya más tranquila que hacía unos minutos
 -Y yo. Confiaba en él, yo... No puedo creerlo. Me ha...- el chico sacudió la cabeza. No era eso de lo que quería hablar.- Escucha, Kath, tengo algo que anunciarte.
 Ella le miró, interrogante, mientras Niall miraba por la ventana, sin saber por donde empezar a hablar.
 -¿Recuerdas que te dije que... que no sabía cuánto tiempo podría quedarme contigo?
 Katherine abrió mucho los ojos, y empezó a negar con la cabeza.
 -No. No, no, no.
 -Kath, por favor. No puedo quedarme más...
 -¡No puedes marcharte! ¡Ni se te ocurra dejarme sola otra vez! ¡Acabo de recuperarte!- chilló ella, sin hacerle ningún caso al chico, que la miraba impotente.
 -Escucha, por favor...
 -¡NO PIENSO ESCUCHAR UNA PALABRA MÁS! ¡NO PUEDES IRTE, NO AHORA!-seguía gritando, las lágrimas recorriendo sus mejillas mientras sacudía la cabeza. Estaba incontrolable.
 -¡KATHERINE!- levantó la voz Niall. La chica levantó la cabeza, todavía murmurando por lo bajo.- No hagas esto más difícil. No puedo...
 -Pero, ¿por qué? ¡Dime por qué no puedes quedarte!
 -¡Este no es mi sitio! Yo no debería estar aquí, lo sabes tan bien como yo. Tienes... tienes que dejarme marchar, o me quedaré anclado aquí para siempre.
 Kath resopló, hundiendo la cabeza entre sus rodillas, intentando calmarse.
 -No puedes hablar en serio.
 - ¿Crees que bromearía sobre esto?
 -Esto no puede estar pasando, no ahora, no... Por Dios, no, por favor...
 -Te lo digo en serio, no... Esto no es una despedida para siempre. Sabes que...- el chico tomó aire; tenía ganas de llorar, pero no podía verla en ese estado.- Sabes que, adonde quiera que vaya, tú vendrás conmigo. De un modo u otro, yo estaré esperando por ti, como siempre. Si vamos al infierno, iremos juntos.
 -No quiero quedarme sola otra vez.- murmuró ella.- No voy a poder soportarlo.
 -Claro que podrás. Y no estarás sola.
 -¿Cómo que no? Sólo te tenía a ti, eres...
 -Hazme caso, no seas cabezota. No estarás sola.
 Niall sonrió, revolviéndole el pelo cariñosamente. O se marchaba ya, o no podría hacerlo.
 -Entonces, ¿va en serio? ¿Es un adiós?
 -No, no lo es. Es un... chao.
 El chico le guiñó un ojo y desapareció.
 Katherine hundió la cara en la almohada, donde se pasó el resto de la noche.


 -Louis.- susurró Niall, sentándose en el sofá que había al lado de la cama del chico, donde este tecleaba rápidamente en el ordenador, con cara de extrema concentración.
 -¡Niall!- Louis quería gritar de felicidad, pero Harry estaba arriba y no podía dejar que le oyese. Se levantó como un resorte y abrazó al chico, que le miraba alegre.
 -Te veo muy bien, la verdad...
 -Sí, bueno, eso intento. Hace... demasiado tiempo, ¿qué tal Katherine? Espero que bien, yo...
 -Louis, siento interrumpirte, pero no he venido para quedarme. Tengo algo que decirte.
 Su amigo le miró, expectante.
 -No voy a quedarme más tiempo. Me marcho.
 -A... ¿A donde?- murmuró el chico, sin entender.
 -Me voy... Mi sitio no está aquí. Yo...
 -Tu sitio está con Katherine, Niall. Y conmigo, pero eso es secundario. No es una buena idea.
 -Me quedaría atado para siempre, no... No es algo fácil de explicar. Pero debo irme.
 -Dios... No, madre mía...- Louis se sentó en el borde de la cama, sacudiéndose el pelo mientras resoplaba.
 -Sé que tú estarás bien.- continuó Niall. Necesitaba marcharse lo antes posible, o acabaría volviendo junto a Kath.- Tienes a los chicos, un montón de amigos, familia... Pero me preocupa ella. No tiene a nadie, sabes como es. ¿Cuidarás de ella?
 -Claro.- murmuró Louis, mirando al suelo.
 -Gracias.
 Los dos chicos se abrazaron, agradeciéndose el uno al otro todo lo que habían hecho para ayudarse entre sí.
 -Adiós, Niall.- dijo Louis, sonriendo. Pero era una sonrisa triste, de esas que congelan el corazón como un día de invierno, esas que los pintores tratan de representar en sus cuadros, sin conseguir del todo.
 El chico le devolvió la sonrisa y se marchó.

viernes, 28 de junio de 2013

Capítulo 54- La vuelta a escena de esos ojos negros

De nuevo vuelven los personajes antiguos; http://unfanficdiferente.blogspot.com.es/2013/03/capitulo-27-paseos-reveladores-ojos.html aparición estelar
                                                                                                          Daphne



Zayn abrió cuidadosamente la puerta de entrada a casa, temiendo despertar a Meg con el ruido de sus pasos. Era ya madrugada, pero no había podido ir más deprisa, y el viaje hasta Mullingar llevaba un rato, a pesar de que intentase ir lo más rápido posible.
 Subió despacio las escaleras que llevaban a los dormitorios, mirando hacia los lados en la completa oscuridad, intentando no chocarse con ningún objeto inesperado. Se agarró al pasamanos, sorteó los numerosos obstáculos y abrió la puerta haciendo el menor ruido posible, observando su habitación con curiosidad.
 La luz de la mesilla continuaba encendida, y, por el tacto ardiente de esta, llevaba así toda la noche. Zayn encontró a Meg acurrucada encima de una cama sin abrir, con la cabeza hundida en la almohada húmeda y abrazada a un montón de pequeños trajes de bebé, de todos los colores y texturas.
 El chico suspiró; no era la primera vez que pasaba. Agarró con delicadeza los trajes de niño y tiró de ellos, intentando no despertarla con el movimiento. No surtió efecto; uno de los redondos ojos color gris de la chica se abrió, observándole con sueño.
 -¿Todavía llegas ahora?- murmuró, su voz ahogada en la almohada.
 -Lo siento, cielo, no tendría que haberte dejado sola...
 -No importa.- contestó, sentándose en la cama y mirando los trajes con tristeza.- ¿Qué tal ha ido?
 -Pues no muy bien. Me ha echado.
  -Dale un poco de tiempo y vuelve. Tal vez si...
 -Tiene todo el derecho del mundo a no querer verme más.
 Zayn cogió los vestidos de las temblorosas manos  de la chica y la miró, arqueando una ceja.
 -Ya habíamos hablado sobre esto, Meg.- susurró mientras volvía a guardarlos en la caja de cartón a la que habían sido confinados, a la espera de alguna organización benéfica a la que ser donados.
 -Lo siento, Zayn. Siento que tengas que verme así, pero...-Meg resopló, frotándose los ojos con el dorso de la mano.- ¿Qué será de esa niña? No lo entiendo, no consigo comprender por qué se la lleva, si no la quería...
 -Es venganza, Meg. Primero dejó que nos encariñásemos con ella, y con el bebé, para luego marcharse. Justo lo que le hice yo hace medio año.- explicó él, pasándole un brazo por los hombros.- Siempre la quiso, al menos eso me imagino. No te preocupes, por favor, llegaremos a...
 -Es que, no sé... Ya me había hecho a la idea de ser madre, hasta tenía ilusión... Lo había asimilado, no sé...
 -Cuando estemos preparados.- cortó el chico.- No tengas prisa. Cuando te sientas lista, entonces lo seremos. No bajo presión.
 Ella asintió, hundiendo su cara en el hombro de Zayn.


 -Bueno, Harry, voy a acabar por irme sin ti, porque hoy estás especialmente lento.- dijo Louis, esperando al chico con una mano puesta en el pomo de la puerta, la chaqueta colocada y una sonrisa escéptica en su rostro.- Petardito.
 -Lo siento, no encontraba mis gafas de sol.- murmuró su acompañante, dando golpes al suelo con el pie para terminar de calzarse el zapato.- Sin agobios, eh. Que estamos de vacaciones.
 -No por mucho más tiempo, te aviso.- Louis abrió la puerta, invitando a Harry a salir delante de él.- La semana que viene empezamos las grabaciones.
 -Bueno, fue bonito mientras duró...
 Los dos chicos se montaron en el ascensor. Habían decidido salir a dar un paseo para refrescarse los ánimos, que no estaban en su mejor momento.
 -¿Al sitio de siempre?- preguntó Harry. Louis asintió; siempre iban al mismo lugar para pasear, una larga calle escondida entre dos edificios, cuya estrechez al principio engañaba, y ahuyentaba a la mayoría de turistas.
 Harry sonrió, y los dos chicos comenzaron a caminar en silencio.
 Ninguno de los dos tenían nada que decirse al otro; además, las cosas estaban tensas entre ellos desde el día del entierro de Sophia. Louis no podía entender la posición ni los argumentos de Harry. Sabía que estaba dolido, lo entendía, como también entendía su arranque de ira. Pero lo que no pillaba era por qué contra Zayn. ¿Acaso él le había hecho algo malo a la chica?
 Podría ser que el rencor estuviese allí desde antes, y lo de Sophia solo hubiese sido una excusa. Era la hipótesis más posible para Louis, pero no la comprendía del todo. Se suponía que Harry le había perdonado... ¿No?
 "Ahora que lo pienso, nunca se lo dijo directamente" pensó el chico "fue algo que deduje yo"
 No acababa de encajar. Harry no era tan rencoroso.
 Entonces, ¿qué podía ser?


 -No, Harry, sabes que yo tengo razón. No me discutas.- dijo Louis, mirándole con los brazos cruzados.
 -Me niego. Aquí hace más calor, no digas que no.
 -Eso es mentira. Es en este lado.
 Los dos chicos llevaban un buen rato discutiendo sobre en cuál de los dos lados de la acera era más caluroso pasear.
 -Es este, porque...
 Las palabras se negaron a seguir saliendo de la boca de Louis al descubrir una figura familiar en una de las esquinas de la calle.
 Era ella.
 -¿Louis?- escuchó a su amigo, que se le había quedado mirando con expresión confusa.- ¿Pasa algo?
 -No, nada...- contestó el chico, todavía sin dejar de mirarla. Esta vez no llevaba la guitarra con ella, si no que vendía helados en un puesto hecho con cajas de cartón. Se notaba un ligero cambio.
 -Ahora vuelvo.- murmuró él, alejándose de Harry sin ni siquiera mirarle. Este resopló y le siguió, quedándose a cierta distancia, mientras se rpreguntaba como podía juntarse con gente tan extravagante.
 -Hola.- saludó a la chica, que contaba con la cabeza gacha la recaudación que llevaba ese día.
 -Ah, hola.- contestó, levantando la vista. Sí, no había duda; esos ojos...
 Louis no se dio cuenta de que no paraba de mirarla hasta que esta carraspeó.
 -La lista de helados esta ahí.- dijo, señalando un pequeño cartelito que colgaba precariamente de uno de los lados del mostrador.
 -Oh, lo siento. Quiero el de... ¿vainilla?- murmuró Louis, poniéndose rojo. Ella asintió
 Ahora o nunca.
 -Siento haberme quedado pasmado, pero creo haberte visto por aquí hace ya un tiempo, pero tocando la guitarra...
 La chica asintió con una sonrisa.
 -No era lo suficientemente rentable para subsistir, así que he tenido que buscar una alternativa. Pero...
 -¿Qué te parece si esto me lo cuentas cenando?- preguntó Louis, interrumpiendo bruscamente a la chica. No sabía qué contestaría, pero en el fondo notaba que había algo raro, que algo faltaba...
 Ella soltó una carcajada.
 -Qué directo.
 -Lo sé, cosas de la vida.
 "Si te dijese que posiblemente no me quede mucho tiempo para hacer estas cosas..."
 -¿Y si ahora digo que no?-preguntó ella, tendiéndole el helado con una ceja arqueada.
 -Pues... me iría a casa triste, pero seguramente volvería mañana.
 -Entonces eres persuasivo.
 -Suelen decirme que si.
 -En ese caso, mejor aceptaré la invitación.- contestó, guiñándole un ojo.- Esta noche a las ocho en punto; no tengo mucha paciencia, así que no me hagas esperar. Ah, y me llamo Scarlett, por si te picaba la curiosidad. ¿Tú eres...?
 Louis frunció el ceño. Ahí estaba lo extraño.
 No le había reconocido.
 -Louis, encantado.- contestó, tendiéndole la mano por encima del puesto de cartón.
 Ella se la estrechó, y Louis pudo entrever uno de los tatuajes que decoraban las muñecas de la chica.
 -A las ocho, que no se te olvide.- repitió ella.- ni un minuto más, ni uno menos.
 -No faltaré, lo prometo.- contestó el chico, despidiéndose.

jueves, 27 de junio de 2013

Capítulo 53- El desencadenante de la despedida

-¡Mira, Niall! ¡Hace bueno!- chilló Katherine, mirando emocionada por la ventana de su habitación.- ¡Tenemos que aprovechar e ir a la playa! Esto no se ve todos los días...
 -No pienso ir a la playa.- contestó el chico, apareciendo de pronto a su lado. Ella dio un respingo, pero no dijo nada; le costaba mucho acostumbrarse a los nuevos poderes de Niall, pero se había propuesto hacerlo.
 -¿Por qué no?
 -No me gusta la arena, se me mete entre los dedos de los pies y me da grima.
 -Por favor... Hazlo por mi.
 El chico titubeó, separándose de Kath negando con la cabeza.
 -No. No vayas por ahí, no...
 -Te lo ruego...
 -Jolin, no seas así...
 -Te lo suplico...
 Niall suspiró, sacudiéndose el pelo.
 -Qué injusto.
 -Me tomaré eso como un sí.
 La chica salió de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja, mientras él la seguía, gruñendo por lo bajo.


 -Niall, ¿has visto mis gafas de sol? No las encuentro por ningún lado.
 -Ni idea, corazón, pero como no salgamos ya se va a hacer de noche. Así que...
 Un sonido cortó sus palabras; los dos chicos se quedaron estáticos, observando a la puerta, donde acababan de llamar. No había pasado algo así en el mes y medio que llevaban viviendo juntos, prácticamente encerrados en casa.
 Niall avisó a la chica con una seña, y subió escaleras arriba, ocultándose en el pasillo.
 Kath respiró hondo y abrió la puerta de entrada, preocupada por quien podría ser.
 -Hola, Katherine.- saludó el recién llegado.
 -Ah, hola, Zayn.-contestó ella, mirándole confusa.
 -¿Puedo pasar?-preguntó este, al ver que la chica no se movía.
 -Oh, claro. Entra.


 -¿Quieres algo?-preguntó Katherine, sentándose en frente del chico.- ¿Agua?
 -Sí, un vaso de agua estaría bien.
 Ella asintió, levantándose y caminando con paso acelerado hasta la cocina. Cerró la puerta al entrar, y miró a Niall con gesto interrogante. Sabía que no podía hablar con él, pues no podía arriesgarse a que el chico que esperaba por ella en el salón la oyese y la tomase por loca.
 -¿Qué hace aquí?- preguntó el rubio.
 Kath encogió los hombros.
 -Yo tampoco lo sé, cielo, tendrás que averiguarlo.- continuó él.- Ánimo.
 -¿Por qué siempre hago yo el trabajo sucio? Esto me da mala espina.-murmuró ella mientras cogía el vaso y salía, dirección salón.- Toma, Zayn. Si quieres algo más...
 -No, muchas gracias.
 Kath se sentó en el sofá que antes ocupaba, sin saber hacia donde dirigir su mirada, mientras el chico sorbía pequeños tragos de agua de su vaso.
 -Me imagino que tendrás curiosidad por saber qué hago aquí.- murmuró Zayn, dejando el vaso en la mesa.
 -Bueno, la verdad es que sí, yo...
 -No es... algo fácil de explicar. No es algo que me guste recordar, pero...-Katherine se preocupó; en ese momento, se dio cuenta de lo tremendamente nervioso que estaba; no paraba de resoplar mientras se pasaba la mano por el pelo, dando golpecitos en el pie y frotándose las manos en los pantalones.
 Y eso no hacía más que preocupar a la chica.
 -No importa, Zayn, tu solo suéltalo.
 -Es que... Lo que te voy a contar es muy grave, Kath. Es horrible, y me siento muy, muy culpable, pero... A ver. Cosas que han... pasado, pérdidas recientes que hemos vivido... No sé, me han recordado que no gano nada mintiendo, y... Te mereces la verdad. Más que nadie.
 La chica asintió, mientras observaba como Niall se acercaba hasta ella y se colocaba detrás del sofá, expectante por oír lo que diría su amigo, que no le veía.
 -Bien, a ver; antes de nada, lo siento. Siento lo que hice, yo...
 -Zayn, por favor.
 -Esto tiene que ver con el día en que... Niall murió
 Katherine aguantó la respiración, deseando volver corriendo hasta su habitación en la parte de arriba de la casa y hundirse en la almohada. Niall, por el contrario, se inclinó hacia el chico.
 -Salimos de una discoteca antes de medianoche, pero fue culpa mía. Me encontré con una chica, yo... Le había sido infiel a Perrie. A ver, estaba muy arrepentido, pero eso no quita que lo que había hecho estaba mal. Y y lo sabía. Así que me fui, arrastrando a Niall conmigo. Él iba borracho, es cierto.
 -Pero...
 -Déjame terminar primero. El caso es que...- Zayn suspiró, mordiéndose un labio.- No conducía él, Katherine. Era yo.
 Niall soltó una carcajada irónica, levantándose del sofá. Ella miró a al chico confusa.
 -¿Cómo? No lo entiendo.
 -Cuando chocamos, cuando tuvimos el accidente, conducía yo. No...
 -¿¡Qué? ¡Pero eso es imposible, encon...!
 -¡Déjame terminar, por favor! ¡Le cambié de sitio! ¡Le moví para echarle las culpas! ¡Lo siento, ¿vale?!-exclamó Zayn.
 Kath se quedó petrificada, mirando hacia el suelo sin saber qué hacer a continuación. Escuchó a Niall en su espalda, que se colocaba detrás suya.
 -Dile que se vaya.- le susurró el chico.- Por favor. No quiero verle.
 Ella asintió levemente y miró a Zayn.
 -Por favor, vete. Necesito pensar.
 -Pero Kath...
 -¡VETE! ¡VETE AHORA MISMO DE AQUÍ!-chilló ella, escondiendo la cara entre las manos.
 Él asintió y abandonó el salón. Sólo se atrevió a mirar entre el hueco de sus dedos cuando escuchó el ruido de la puerta al cerrarse.
 -Niall, no...
 -Ahora me acuerdo de todo. Él... Iba demasiado rápido, yo estaba borracho... No...- el chico rubio caminaba en círculos alrededor del salón, con las manos en la cabeza.- No puedo creerlo. No puede haberlo hecho. Ahora todos piensan que la culpa fue mía, que era un borracho, que podría haber matado a alguien... No, no me lo creo.
 -Niall, por favor...
 -Necesito pensar.- continuó diciendo este, sin mirarla.- Necesito enterarme de todo. Necesito saberlo.
 Y, con esas, se marchó.

lunes, 17 de junio de 2013

Capítulo 52- Reproches


 "Llegará un día en el que el dolor será menos evidente. Estará ahí, siempre lo está..."
                                                                                                           Capítulo 8


 El día del entierro de Sophia llovía, al igual que en el de Niall. A pesar de ser pleno verano, lo cual no dejaba de ser curioso. Un nutrido grupo de gente, entre los que estaban Zayn, Liam, Rachel, Meg, Louis y Cris, se reunieron alrededor del pequeño cementerio en el que estaba teniendo lugar la ceremonia; todos vestidos de riguroso negro, con caras que reflejaban tristeza y cubiertos por paraguas.
 Harry no dijo una palabra. Se quedó catatónico, observando al sacerdote sin escucharle, mientras que los padres y el hermano de la chica salían a hablar sobre ella.
 No podía asimilar lo que estaba ocurriendo. Era como si observase la escena desde fuera, como si no tuviese nada que ver con él.
 Mientras, Zayn y Meg se apretaban las manos, dolidos. Habían removido cielo y tierra el día anterior, habían ido a la policía y caminado en busca de la chica, pero sabían que todo era en vano. No podían hacer nada, se había marchado y la pequeña Autumn era su hija. Tenía derecho.
 A pesar de la situación, a pesar de que ninguno de los dos se veía con fuerzas de hacer nada, estaban allí. Al igual que Louis, quien no podía soportar ver a su amigo así. Como tampoco podía soportar sentir la presencia de Cris al lado.
 La misa terminó, y, poco a poco, todos los allí reunidos fueron moviéndose en pequeños grupos, buscando un sitio donde protegerse de la lluvia. Excepto ellos, que se quedaron expectantes, aguardando a que Harry decidiese marcharse.
 Pero no lo hizo.
 Permaneció allí, quieto como una estatua.
 -Harry.- murmuró Louis, después de un rato en esa situación.
 -No.- contestó este, todavía mirando hacia la tumba.
 -No puedes quedarte aquí para siempre. Vamos.
 -No. Esto... Esto es culpa tuya.-Harry no levantó la voz, ni cambió su expresión carente de sentimiento. Simplemente se giró, mirando al chico de cabellos negros y gesto roto.- Todo lo que nos ha pasado ha sido por tu culpa. ¿Crees que Sophia merecía morir, que Louis merecía el cáncer? ¿Que Meg merecía perder a su hija? Todo lo que nos ha estado pasando ha sido por ti, por lo que hiciste. Porque decidimos ayudarte y guardar el secreto.
 -Harry, no sigas por ahí.
 -¡Cállate, Liam! ¡Estoy harto de echarle las culpas al destino!- exclamó el chico, lanzando su paraguas de un golpe. La lluvia le empapó en medio segundo, pero pareció no notarlo.- ¡Has sido tú, siempre lo has sido! ¡Está claro! Nuestra mala situación comenzó cuando decidiste librarte de los remordimientos, cuando decidiste cargar a Niall con la condena. ¿De verdad creéis que es una coincidencia?
 -Harry, por favor.- murmuró Zayn, ahogando una mueca.
 -Ni por favor ni hostias. Estoy harto, harto de guardar un secreto que sólo hace que traerme problemas. ¡SOPHIA NO DEBERÍA ESTAR BAJO TIERRA! ¡DEBERÍAS SER TÚ!- chilló, mirándole con furia.
 Mientras, el resto de ellos observaba la escena impactados, sin saber como reaccionar.
 -Te perdoné una vez, pensando que podría. Que sería capaz de olvidarlo, de comenzar de cero contigo. Pero está claro que no. No me pidas que vuelva a hacerlo.
 -¡Harry, eso no tiene sentido! ¡Sophia no murió atropellada por mí! ¡Ni siquiera estaba allí! ¡No fue culpa mía!
 -¡Lo es, como todo lo que nos ha estado pasando desde que Niall murió!
 -Bueno, ya está bien.- dijo Louis, cogiendo a Harry de un brazo.- Se acabó. Vámonos.
 El chico no opuso resistencia, y los dos se marcharon, dejando a un Zayn roto tirado en el suelo del cementerio, mientras los demás intentaban buscar algo apropiado que decir.



 -Harry.- dijo Louis, sentándose en frente de él en una de las mesas de la cafetería.- Creo que te has pasado un poco.
 -Me da igual.
 -Eso que has dicho es una chorrada. No fue culpa...
 -Sí lo fue. Como todo.
 -"No es el destino, joder. El destino no existe". Alguna vez nos tenía que pasar algo malo, no le eches la culpa a él.- murmuró el chico.- Y él no ha tenido nada que ver en lo que le ha pasado a Sophia.
 Harry ahogó una mueca, mirando hacia su taza de café.
 -Lo siento, Harry, todos lo sentimos.- dijo Louis, mirándole.- Nosotros...
 -Esto no volverá a ocurrir. Nunca.
 Los dos chicos se quedaron en silencio.
 -¿A qué te refieres?
 -Estoy harto de sufrir por amor. Primero se fue, luego volvió y yo no sabía que hacer, y ahora... No. Ya está. Nunca me volveré a exponer de esa manera; con ella fui demasiado descuidado, me abrí demasiado y acabé llevándome la peor parte. No voy a volver a hacerlo. No...
 -No puedes negarte a enamorarte.
 -No me has entendido.
 -Entonces explícamelo.
 Harry se quedó callado. Unos segundos después se levantó, dejando caer unas cuantas monedas encima de la mesa.
 -No importa. Me voy.
 -Harry.- le frenó Louis, agarrándole de la mano.- No puedes... Algún día tendrás que hablar con alguien.
 -Estoy bien.- contestó.- Adiós, Louis.

domingo, 16 de junio de 2013

Capítulo 51- De nuevo en Londres

-Sophia.- llamó Harry. Era noche cerrada, pero al no haber vecinos en los metros más próximos, no tenía miedo de despertar a nadie. Se encontraba en frente a la puerta de entrada de la casa donde vivía desde hace un mes; no sabía donde más buscar para encontrar a la chica.- ¡Sophia!
 Una ventana del primer piso se abrió, dejando ver la cabeza de la chica.
 -¡Harry! ¿Qué ha...?
 -Baja, por favor.
 Ella asintió, cerrando la ventana con cuidado mientras él caminaba nervioso jardín adelante. No sabía si su decisión había sido la más acertada, pero no podía pensar en hacer lo contrario.
 Ahora ya daba un poco igual.
 Sophia salió por la puerta de casa, con paso inseguro y la mirada pegada al suelo.
 -Has vuelto...
 Harry asintió, metiéndose las manos en los bolsillos.
 -Sí, y de verdad que lo he pensado. Le he dado mil vueltas, y he decidido que lo que quiero es esto; es a ti. Así que de ahora en adelante empezaremos de cero, ¿de acuerdo? Sólo somos Harry y Sophia, yo te quiero y tu me quieres, y nada de lo que hicimos importa. Se acabó.
 Ella asintió, con lágrimas en los ojos, mientras abrazaba al chico, que intentaba ocultar las suyas.
 -Gracias.
 -Gracias a ti por volver.


 -¿¡Que qué?!
 El resto de la fila de pasajeros que esperaban para embarcar se giraron a la vez, observando a un estupefacto Liam mirar con horror a Rachel.
 -Liam, por favor, no te..
 -Espera, ¿embarazada? Oh dios, no, no... ¿Voy a ser?... ¿Vas a?... ¿Hemos?... Oh, madre mía...
 -Si no quieres, siempre podemos buscar otra solución, pero...
 -¿¡Que no quiero?! Nono, no me malinterpretes, por favor, pero... Es que no...
 -Chicos, ¿podríais buscar otro sitio para hablar de esto? Hay gente mirando...- murmuró Zayn, mientras las demás personas susurraban entre ellas, echándoles miradas de reojo.
 -Louis... ¿Estás bien?- cuchicheó Meg, mirándole con preocupación.
 Él asintió, sin poder evitar dirigir una mirada fugaz hacia atrás, donde, minutos antes, Cris se había parado a despedirles.
 Ahora ya se había marchado.


 El avión estaba demasiado lleno, los asientos eran muy incómodos y las azafatas no entendían el inglés. Era el único vuelo que Harry había podido encontrar a esa hora, moviendo muchos contactos y poniéndose pesado con la encargada del aeropuerto; sin embargo, nada de eso le importaba en ese momento.
 Sophia dormía al lado de él, su cabeza apoyada en su hombro.
 Cuando la vio dormir, tan relajada y tranquila, todas sus dudas se disiparon. No había error, había hecho bien.
 Decididamente, había escogido la opción correcta.
 Cerró los ojos, visualizando todo lo que le quedaba por delante. Realmente sentía que las cosas le estaban yendo bien, por una vez.
 Demasiado bien.


 -¿Por qué no le dijiste nada?- preguntó Meg a Louis, mirándole inquisitivamente.
 -¿A que te refieres?
 -A Cris. ¿Por qué nunca le hablaste de lo que sentías?
 Él se encogió de hombros, negando con la cabeza.
 -Le gustaba Harry, os oí a ella y a ti hablarlo. Y aunque a él no le gustase ella, eso no iba a hacer que se enamorase de mi mágicamente. ¿Qué ganaba yo contándoselo?
 -Ser sincero.
 -La sinceridad está sobrevalorada, no es la primera vez que lo digo.
 Los dos chicos se quedaron en silencio; todas las conversaciones que estaban teniendo lugar a su alrededor llegaron a sus oídos a la vez. En el asiento de al lado, Liam y Rachel estaban teniendo una especie de crisis fundamental sobre el hecho de que ella estaba embarazada.
 -Rachel, ¿qué vamos a hacer? ¿dónde vamos a vivir? ¿cómo le vamos a llamar?
 -Tranquilízate y respira, te lo pido por favor. ¡No estoy ni de un mes, eso no es urgente! ¡No te pongas histérico por algo que no es tan importante!
 -¡Pero tendrás que dejar el instituto! ¡No puedes hacerlo!
 -No valía para eso, y no hay ninguna carrera que me llame. Encontraré algo, de verdad; pero sólo dime lo que opinas. ¿Quieres seguir adelante con esto?
 El chico miró a los lados, asustado.
 -¡Liam, es serio! ¡Necesito saber qué es lo que quieres!
 -Yo... Quiero, Rachel. De verdad. Pero me preocupas tú...
 -Por mi no te agobies, estaré bien. ¡Pero relájate!
 -Louis.- volvió a llamar Meg.- Louis, no te hundas. No te entristezcas por esto, por favor. Sé que Cris te gustaba, lo veo sin necesidad de que me lo expliques; pero hay mogollón de chicas más en el mundo, alguna será la definitiva. Te lo aseguro, eres genial, no debes...
 -Gracias, Meg, Pero también me preocupa Harry, no soy solo... Es complicado.
 .-Lo sé. Intenta dormir algo.
 Él asintió, recostándose en el asiento mientras cerraba los ojos.


                                                          TODO ACABA EN DESASTRE


 -Zayn, es aquí. Tiene que ser aquí.- dijo Meg, mientras el chico aparcaba el coche. Habían decidido ir a hacer una visita a Sam, dado que no contestaba a sus llamadas. Tenían la llave de su piso, así que podrían entrar si no estaba.
 Salieron del coche y llamaron a la puerta; los dos tenían los nervios a flor de piel, aunque ninguno quería admitirlo. Era bastante preocupante que la chica no diese señales de vida, pero dar a entender que le había pasado algo sería admitir que cabía esa posibilidad.
 -No hay nadie.- susurró Meg, sacando las llaves del bolso y abriendo la puerta.
 Efectivamente, el piso estaba completamente a oscuras. Zayn entró primero, encendiendo las luces a su paso; ahogaron un grito de pánico, pues la visión no era muy tranquilizadora.
 Los pocos muebles que quedaban en el piso eran los incrustados en la pared; el resto estaba vacío. Sillones, cuadros, libros... No quedaba nada.
 Dieron vueltas y vueltas, repasaron mil veces el piso, pero no quedaba señal de que alguien hubiese vivido allí. El polvo se acumulaba en las esquinas.
 Zayn fue quien encontró la nota. No le costó reconocer la caligrafía, lo cual solo hizo empeorar la situación. El quejido que escuchó Meg la alertó, llevándola hasta el lugar donde el chico resoplaba, con un papel en la mano.
 -!NO!¡NO!

 Yo gano.



 -Sophia, no...- murmuró Harry sonriendo, mientras aumentaba el ritmo para coger a la chica. Habían decidido salir a celebrarlo, aunque él estaba reventado y le dolían los pies. Pero la veía muy contenta, corriendo como una loca por las calles más transitadas de Londres, y todo el cansancio se esfumaba.
 -¡Muévete, viejo!¡Vamos!- chillaba ella, moviéndose entre los grupos de jóvenes y los turistas.
 No era la forma más segura de caminar, y menos con varias copas de más, pero era divertido.
 -¡Sophiaaaaa!¡No vayas tan rápido!- exclamó Harry, que ya tenía que correr para cogerla.
 Ella se giró, saltando para reunirse con él. Pero aterrizó con el pie mal colocado, torciéndoselo y cayendo.
 En la carretera.
 Su sonrisa se esfumó, dando paso a gritos que Harry no escuchaba.
 Tres segundos y toda la multitud que antes caminaba tranquila se arremolinaba alrededor de ese espacio de carretera teñido de rojo.
 La ambulancia no tardó en llegar, pues era un lugar céntrico. La cogieron a ella, le cogieron a él. Y se los llevaron al hospital.


 Harry estaba harto de las salas de espera. Parecían siglos, pero no hacía ni un día que había estado en una.
 No hacía ni un día que había vuelto con Sophia.
 ¿Cómo podía doler tanto algo que acababa de empezar?
 No podía estar pasándole eso, no. Tenía que ser algún tipo de broma de mal gusto.
 Ya hacía dos horas que habían desaparecido con la chica. Con su chica.
 Dios no podía llevársela, era suya. ¿Es que no le habían informado nunca del concepto de propiedad?
 No hubo necesidad de que la doctora, que había salido del quirófano en ese momento, ensangrentada y con paso inseguro, hablase con él. Ya sabía lo que tenía que decirle.


lunes, 10 de junio de 2013

ESPECIALISIMO Y ESPERADÍSIMO Capítulo 50- Descontrol

-No puede ser...
 -Esto tiene que ser una broma.
 Liam y Zayn fueron los primeros en ver a Sophia salir a los jardines, con gesto serio y paso decidido. Se miraron entre ellos, sin atreverse a dar un paso. Cuando quisieron hacer algo, ya era demasiado tarde.
 -Louis, pásame un gato.
 -Que no son salchichas, te van a arañar. Y... ¿¡Que coño haces aquí?!
 El chico se levantó de un salto, mientas los gatos que reposaban en su barriga salían disparados hacia todos  lados. No se podía creer lo que veía, pero tampoco iba a dejar que su amigo lo pasase mal.
 -Relájate, Louis. Sólo...
 -No me interesa lo que tengas que decir, Sophia.
 -No es a ti a quien tengo que darte explicaciones.
 Harry, mientras tanto, observaba la escena en shock.
 Descubrió a una Sophia pálida, ojerosa y débil, con la cara demacrada y expresión cansada. A pesar de que intentaba dar imagen de fuerza, él la conocía bien; estaba a punto de derrumbarse.
 Un momento, ¿la conocía bien? Ya no podía decirlo.
 ¿Y si todo el paripé era mentira?
 -Harry... ¿Puedo hablar contigo un segundo?- murmuró ella, mirándole con gesto suplicante.
 Louis, mientras tanto, le observaba, intentando advertirle.
 El chico soltó un resoplido. ¿A quién hacía caso?
 Se sentía como si fuese un dibujo animado y se le hubiesen colocado un ángel y un demonio a decirle lo que tenía que hacer. ¿En qué clase del colegio se enseñaba a manejar estas situaciones? Se la había perdido. O quizás sus profesores tenían razón y había escogido la optativa incorrecta.
 -Harry, por favor...
 -Cállate, imbécil. Eres una falsa y no sé ni siquiera qué haces aquí, deberías irte por donde quiera que hayas entrado.
 -Louis.- dijo Harry, sacudiéndose el pelo.- Cinco minutos.
 -¿¡Qué?!
 -Ahora vuelvo.
 Miró a su amigo, que tenía los ojos abiertos de par en par.


 -¿Qué ha pasado? ¿Qué hace...?- preguntó Liam, cuando él y Zayn se acercaron hasta donde, segundos antes, Louis y Harry jugaban con los gatos.
 -Ni zorra, pero no es bueno. No me fío de ella, joder, ¿por qué él sí?
 -Pues... supongo que la quiere.


 -Harry...
 -No; cállate. Que haya accedido a venir contigo no significa que sea para escucharte.- le cortó el chico, sin ni siquiera mirarla.- Me engañaste, me mentiste y me dejaste tirado. Lo tuviste todo planeado desde el principio para acercarte a mi, fingiste quererme para conseguir una exclusiva. Hubo una época en la que te odiaba, ahora simplemente me das verdadera pena. ¿Sabes qué? Nunca...
 El chico no pudo continuar, pues unos labios se estrellaron contra su boca, haciéndole trastabillar y perder el hilo de la conversación.
 Añoranza.
 Deseo.
 Amor.
 Odio.
 Asco.
 Que le había roto el corazón era un hecho, pero no podía ignorar cuánto la había echado de menos en todo ese tiempo.
 Aún así, no estaba bien.
 -No, Sophia.- dijo, apartándola.- No puedes volver y hacer eso. No...
 -No pretendo que me perdones; pero que sepas que nunca fingí mis sentimientos. No me hizo falta. Puede que no te lo quieras creer, posiblemente me pidas que me vaya y tendré que alejarme para siempre, pero... Siempre te quise, Harry. Y lo siento, siento muchísimo que te tuvieses que enterar así; que lo nuestro tuviese que terminar así. Sólo he venido a explicártelo, yo...
 -Pues ya está. Tengo que irme, tengo... Tengo que pensar.


 -Joder, Cris.- dijo Meg, dándole un golpecito a una de las numerosas piedras del suelo.- Me siento culpable. Harry no se merece esto, no. Coño.
 -Pero somos amigas de Sophia, deberíamos... No sé.
 -Por muy amigas que seamos, fue ella la que hizo... Arg. Odio esta situación.
 Louis, Liam y Zayn se acercaron hasta ellas, con la mirada baja.
 -¿Les habéis visto?
 -Sí, están rodeando la parte exterior.
 -En cuanto vuelva Harry nos vamos a casa; esto debe de ser una coña...
 -¿Como nos ha encontrado?- preguntó Louis.
 Meg y Cris se miraron. No valía la pena ocultarlo más.
 -Sophia es la tercera amiga con la que compramos la casa; somos como hermanas desde la universidad, y... Nos pidió que la ayudásemos. No podíamos decirle que no.
 Un silencio tenso se apoderó del grupo.
 -Pues qué maravilloso todo. ¿Algo más que se os haya olvidado decirnos?- espetó Louis, apretando los puños.
 -Nosotras no...
 -No te pases Louis, no tienen la culpa.
 -¿Que no me pase? Claro, eso es muy fácil decirlo. Pero no fuisteis vosotros los que vivíais con él cuando le dejó. Los que le consolabais las noches en las que se acordaba de ella. Los que intentaban animarle cuando le veían triste; los que le ayudaron a deshacerse de su recuerdo. ¡No erais vosotros! No... No lo veo bien.
 -Tienes razón, pero...
 -¡RACHEL!
 Los chicos saltaron del sobresalto, mientras Liam corría hasta un bulto inerte del suelo. Al acercarse más,  descubrieron a Rachel, vomitando en una de las esquinas.
 -Liam... Ay...
 -Ey, ey.. ¿qué pasa? Tranquila...
 -Liam, yo... joder...
 -Voy a por el coche; Cris, vete a por Harry. No podemos esperar más tiempo.
 Ella asintió, mientras el resto intentaban agarrar a Rachel para llevarla al coche.

 Menuda mierda.
 Sophia, Sophia había vuelto. Ni en sus mejores sueños se hubiese imaginado algo así.
 Pero tampoco podía negar lo que sentía por Cris. No podía compararse, pero...
 No sabía si podría fiarse de la chica nunca más. No sabía que hacer, estaba demasiado confuso y todo le daba vueltas.
 Necesitaba papel y lápiz. En esos momentos siempre era buena idea hacer una lista de pros y contras.
 -Harry.-escuchó una voz a su espalda. Se giró, para descubrir a Cris con gesto alarmado.- Ven, Harry, tenemos que irnos. Rachel está enferma, hay que llevarla al hospital...
 Entre los matorrales, vislumbró la mirada suplicante de Sophia.
 Mierda. No había tiempo para la lista.
 -Vamos.- murmuró, bajando la cabeza.
 Esa no era su decisión definitiva, pero era un comienzo.


 -Joder... Joderjoderjoderjoderjoderjo...
 -Tranquilízate, Liam. Sólo está en observación. No es grave.
 El chico miró a Louis, que le había cogido de los hombros.
 -No sé que le pasa. Tengo miedo, joder.
 -Está bien. No pueden pasarnos tantas cosas malas... Pasa, te llama la enfermera.
 Meg se acercó hasta el grupo de chicos con cuatro cafés sujetados precariamente.
 -Gracias, cielo.- susurró Zayn.- Ya hemos sacado los billetes; mañana por la tarde estaremos en casa.
 -¿Quienes nos vamos?-preguntó la chica, mirando a Cris con una mirada de disculpa.
 -Tu, yo, Louis, Liam y Rachel... No me he atrevido a preguntarle a Harry.
 -Voy yo.- dijo Cris, levantándose de un salto.
 El chico estaba sentado en el lado contrario a los demás, con la cabeza entre las piernas y los puños crispados.
 -Harry...
 -Lo sé. No... Quiero decirte algo, Cris.- susurró, sacando la cabeza de su escondite. Tenía los ojos rojos e hinchados.- Sophia fue para mi como un respiro, un alivio. Lo que siempre había buscado en una chica... Todo era ella. No podía pedir nada más. Y quiero volver a esa sensación, la de haber encontrado lo que quería. Pero tampoco puedo negar lo que siento por ti... Nunca he podido. Me gustas, Cris, pero no puedo. Entiéndelo. Y no te lo digo por mal, sólo... Si alguna vez necesitas algo, lo que sea... No lo dudes.
 La chica asintió, viendo como él se levantaba y se marchaba.
 Sin necesidad de preguntarlo, ya sabía que no volvería a verle.

domingo, 9 de junio de 2013

Capítulo 49- Llegada esperada pero temida

-Buenos días, preciosidades.- saludó Harry al entrar en la cocina.
 -¡ERES EL ÚLTIMO! ¡TARDÓN!- Gritó Louis lanzándole un trozo de pan a la cara.
 Harry le miró amenazadoramente, mientas se sacaba las miguitas del pelo y se sentaba al lado de Rachel.
 -Esto no quedará así.
 -¡Harry, hoy vamos a ir a la Alhambra!-exclamó Liam mirándole con una sonrisa.- ¿No estás ilusionado?
 -¡Ay, que chupiguachi! ¡Osea, vamos a ser superfelices!
 -Eso, tú gánate enemigos.- le susurró Louis negando con la cabeza, mientras Liam le miraba con gesto calculador.
 -Uy, no sabemos pillar bromas...
 Rachel y Meg soltaron un silbido.
 -Terminad de desayunar rápido, porque he sacado las entradas para las once y tenemos que ir en coche hasta allí.- dijo Cris, entrando en la cocina ya vestida.
 -Vale, mamá.- contestó Meg, cogiendo a Zayn de la mano y llevándoselo escaleras arriba, mientras Cris resoplaba.
 -Estaremos preparados, no te preocupes.


 -¡LIAM Y RACHEL, NO OS LO DIGO MÁS, BAJAD YA!- chilló Cris desde el comienzo de las escaleras.- ¡LOUIS, POR QUINTA VEZ, EL POLO ROJO TE QUEDA ESTUPENDAMENTE!
 Liam, Zayn, Meg y Harry se miraban con gesto asustado detrás de la chica, que estaba rosa de tanto gritar.
 -Eso era lo que esperaba oír.- dijo Louis, bajando tranquilamente por las escaleras, con una sonrisa divertida.
 -Eres imbécil.
 -Ante todo sin faltar, señorita.
 -Ya estamos aquí... Lo sentimos.
 -Ya, ya, lo sentís. Todos al coche.
 Los chicos obedecieron, temiendo despertar de nuevo la furia de Cris.


 -Oh, dios mío, esto es increíble.- murmuró Rachel al llegar delante del recinto.
 -Hijos míos.- exclamó Harry, cogiendo un palo de uno de los lados de la calle, y agarrándolo a modo de bastón. Levantó la mano y señaló a su alrededor, con gesto serio.- Antes, todo esto era monte.
 -Cállate, anda. Cállate.
 -¡Zayn, esto es un monumento musulmán! ¡Qué...!
 -Lo sé, estoy muy orgulloso de mis antepasados. Y pensar que nos echasteis...- susurró, mirando a Cris.
 -Anda, sin rencores.
 -Vengaré a mis...
 -¡Vamos, hombre, moved el culo!- chilló Meg.- ¡Tengo ganas de entrar!
 El grupo fue moviéndose entre los numerosos turistas que se amontonaban en las entradas.
 -Mirad.- dijo Cris en voz baja, mientras señalaba a los grupos de personas.- Esos de allí son gallegos. Muy majos, ellos, pero son bastante sarcásticos. Además están un poco marginadillos, tan lejos... Pero son geniales. Esos de allí son catalanes; tienen fama de tacaños, pero depende de quien te toque. La verdad es que en el resto de España se les tiene un poco de manía, pero a mi me caen muy bien. Además, me encanta su acento, aunque para acento, el gallego... Es genial. Y esos de allí son madrileños, de la capital. Aunque la mayoría de los que veis son andaluces...
 -Me estoy culturizando. Noto como mis neuronas mueren poco a poco ante tamaña información...
 -A mi me han gustado los gallegos.- le dijo Louis a Harry.- tienen pinta de majos.
 -Ya tendrás que ligarte a alguna.


 -Vale chicos, estamos en los jardines. ¿No os parecen impresionantes? Los cuidan un montón, mi tío trabajaba de jardinero aquí y siempre estaba ocupado, pero son preciosos...
 -Ay que flores más bonitas.
 -¡MIRA LOUIS, CUANTOS GATOS!- chilló Harry señalando a todas partes. Los gatos se escondían en cada esquina del lugar, observando a los visitantes desde sitios privilegiados.-¡ESE DE OJOS AZULES ME SIGUE. LOUIS, QUIERO UN GATO!
 -Siento como el aura de mi gente recorre esta estancia.- iba susurrando Zayn, paseando entre los chicos mientras hacía gestos extraños con las manos.- Sentidla... Abrid vuestra mente...
 -Estoy empezando a tener algo de miedo.- murmuró Meg, mientras iba detrás de él para apartarlo del resto de los turistas, que le sacaban fotos entre risas.
 -Liam, para mi cumple quiero un arquitecto musulmán que me redecore el jardín.
 -Rachel, querida, no tenemos jardín. Y ya estoy moviendo mis contactos para hacerme con el unicornio retrasado que me pediste.
 -En realidad no me quieres.
 -...Bueno, yo mejor dejo de hablar sola.- dijo Cris acercándose a Harry.- Igual se acercan a ti si les das algo de comer...
 -Nah, con esa capacidad se nace.- les llamó Louis desde el otro lado del jardín. Los dos chicos, al llegar hasta él, le vieron rodeado de gatos de todos los colores y tamaños, que les lanzaron miradas de advertencia al oírles llegar.
 Harry le gruñó, traicionado.
 -Eres un perro.
 -No, soy un gato.


 -Zayn, te lo pido por favor, deja de hacer el idiota. Estás asustando al resto de turistas.- le llamó Meg. Siguiendo el rastro del chico, se habían colado dentro de uno de los edificios del monumento, pero había perdido la pista del chico.- Zayyyyyn...
 -Estoy conectándome con mi pueblo.- escuchó una voz en la habitación contigua. Al entrar, descubrió a Zayn pegado a una de las paredes, mientras tarareaba "No Woman No Cry"
 -¿Bob Marley? ¿En serio? Dios mío, que te han dado.- exclamó Meg entre carcajadas.- ¿Eres un porrero musulmán, entonces?
 -Shhhhh.- contestó el chico, guiñándole un ojo.- ¿Y el resto?
 -Los dejé en los jardines, me preocupabas más tú.
 -Oh, que bonito.
 -Anda, vete, me están llamando.- dijo ella, sacando el móvil. El chico le lanzó un beso y salió.
 Meg miró el teléfono alarmada. Número privado.
 -Dime.
 -Hola.
 Levantó la cabeza, al descubrir que la contestación no sólo venía del teléfono.
 Cerró el teléfono de un golpe, mientras se giraba con una sonrisa forzada.
 -Cuánto tiempo.
 -Lo mismo te digo, cariño.
 Las dos chicas se fundieron en un abrazo.
 -Sabes que lo que vas a hacer no está bien, ¿no?
 -No voy a obligarle a nada.
 -Vas a ponerle en una situación comprometida.
 -Sólo quiero hablar con él.
 -¿Y si ya ha pasado página? No fue él quien hizo mal, Sophia.
 -Pensé que estarías de mi parte, pero... Ya se verá qué es lo que ocurre.- dijo la recién llegada, saliendo hasta los jardines con paso decidido.
 Meg apretó los puños, soltando un bufido.



sábado, 1 de junio de 2013

Capítulo 48- Mucha confusión, y un barman a media noche.

-Louis, ¿qué pasa?- dijo Harry, siguiéndole por las escaleras que llevaban a las habitaciones.
 -Nada. Que estoy reventado y tengo sueño; ya lo he dicho, corazón.
 -Nonono, te pasa algo. Dímelo.
 -Pero, ¡que no me pasa nada! ¡Déjame!- soltó Louis desde la puerta de su habitación.
 Harry le empujó suavemente y se coló en la sala, sentándose en la cama.
 -¿Es por Cris? Es por Cris. 
 Ninguno de los dos dijo nada, pero Harry no dejó de mirar al chico, que soltó un bufido.
 -¿He acertado?
 Él asintió con la mirada baja, mientras se sentaba al lado de Harry y apoyaba la cabeza en su hombro.
 -Le gustas tú. Escuché a Meg y a ella hablar esta mañana.
 El chico suspiró mientras ocultaba una mueca.
 -Lo raro sería que no le gustases.
 -Oh, venga, no empieces. Pareces una niña pequeña cuando te pones así.
 -¡Pero es que es cierto!
 -¿Por qué sería raro? Escucha, tienes a millones de chicas que pierden el culo por que les digas hola. Y otras tantas que desean con todas sus fuerzas quedar inseminadas de ti. Así que ahora no me vengas con que tienes la autoestima baja.
 -Pero a Cris le gustas tú. Y no me importa, bueno, no puedo obligarla a otra cosa...
 -Por poder...
 Louis rió.
 -Escucha, Cris no te conoce. Le gusta lo que ha visto, y ha sido un Louis decaído y amuermao. ¿Donde está ese Louis fiestero?
 Louis y Harry se miraron, y el chico asintió, más animado.
 -Tienes razón. Voy a conquistarla con mi atribulto.- contestó él, señalándose al culo.
 -¡Ese es el espíritu!- exclamó Harry, levantándose. 
 Salió de la habitación con una sonrisa, que borró en cuanto cerró la puerta tras él.
 Menudo marrón.
 ¿Y ahora cómo hacía para ocultar que a él también le gustaba Cris?


 -Zayn.- llamó Meg, entrando en la habitación. El chico estaba tumbado en la cama, boca abajo y con la cabeza hundida en la almohada.
 -Déjame. Estoy dormido.
 -Zayn, mírame, es serio.- continuó ella, dándole golpecitos en la espalda. Él se giró a regañadientes.
 -Qué pasa.
 -Sam no contesta a mis llamadas. Ni a mis mensajes. No sé, es muy raro, estoy preocupada...
 Zayn se sentó en la cama, mirándola alarmado.
 -¿A ninguna? Espera, voy a coger mi móvil y la llamamos desde allí.
 -Sí, a ninguna, y es raro... La he estado llamando desde que llegamos, igual le ha pasado algo...
 Él volvió junto a la chica con su móvil en la mano, rodeándole los hombros con su brazo.
 -No te preocupes, a ver...
 Puso el teléfono con altavoces y marcó el número de la chica. Sonó cuatro veces antes de que saltara el contestador, pero no recibieron respuesta.
 -Es muy raro, ¿no crees?
 El chico asintió, mirando al teléfono pensativo.
 -¿Crees que... Deberíamos volver?
 Meg se encogió de hombros.
 -¿Y si esperamos algo de tiempo? Igual ha perdido el móvil... Le damos una semana.
 -Hecho. Ahora ven aquí, no te preocupes más por eso.


 Harry se tumbó en la cama, mirando hacia el oscuro techo. Tenía un problema.
 Ya hacía un tiempo que se había dado cuenta de que Cris para él era especial. Era todo amor, muy cariñosa, y... Tampoco la conocía desde hacía demasiado, pero la impresión que le había causado hasta ese momento era genial.
 Sentía que se merecía pasar página. Sophia se había ido en invierno, pero él seguía... Sentía que seguía con él. La recordaba como mínimo una vez al día, y eso que no habían pasado tanto tiempo juntos. Pero siempre  había algún detalle que la hacía volver. Y no era demasiado justo.
 Por otra parte, no podía hacerle eso a Louis. Por mucho que se mereciese poder tener algo con Cristina, Louis era su amigo. Y lo estaba pasando fatal; peor que fatal.
 No, no podía hacerle eso.
 Así que esperaba poder ser fuerte, conocer a alguna guapa rubia en alguna fiesta y no tener que rechazar a Cris, por el bien de sus nervios.
 Cerró los ojos, recordando el brinco que había dado su corazón al oír a Louis decir que le gustaba.
 Parecía una quinceañera estúpida.



 -¿En serio vamos a hablar de fantasías sexuales? No quiero. Me niego.- murmuró Liam, poniendo una mueca de disgusto.
 -Vamos.- le animó Meg, que había dejado a Zayn durmiendo en la habitación. Rachel, Cris, Liam y ella estaban reunidos en la terraza, cada uno con una copa en la mano.- No me seas retrógrado. Aquí hay libertad.
 -Eso. Aburrido.
 -Bueno, vale. Pero... no os paséis.
 -Ay, yo siempre, pero SIEMPRE he tenido una fijación con los los fontaneros.- dijo Meg, dando un sorbo a su vasito de vodka.- No sé por qué.
 -Eso es sacado de una película porno de un sábado por la noche.
 -¿Y si te toca un gordo con pelos en la espalda?
 -Bueno, me refiero a... Imaginaos a Liam con traje de fontanero. Pues así.
 La cara de Liam no podía estar más blanca.
 -OYE, ESTÁ COGIDO.
 -Bueno, era para haceros una idea...
 -Os dije que no os pasaseis, hijas de Satán.
 -Pues si os soy sincera.- dijo Rachel, después de unos minutos de risas entre ellos.- A mi siempre me han puesto un montón los barman de los clubs de copas. Quiero decir, ahí, con la coctelera, de pajarita... No sé.
 Las dos chicas restantes se miraron con malicia, levantándose a la vez y cogiendo a Liam, una de cada brazo.
 -Si nos disculpas un momento, Rachel...


 -Chiscas, no quiero hacer esto.
 -Vamos, Liam, es por el bien de tu relación.
 -Harías muy feliz a Rachel. Hazlo por ella.
 -Esto es denigrante. Tengo dignidad.
 -Pues no sirve para nada. ¡Vamos!
 Meg le empujó hasta la terraza, haciéndole tropezar.
 Rachel le miró, boquiabierta.
 -¡Hasta luegoooo!- chillaron las dos chicas, mientras cerraban la puerta tras ellas.
 Habían puesto al chico una camisa blanca, atado un lazo al cuello a modo de pajarita, y habían pintado un pene en la coctelera con permanente. Liam no podía estar más avergonzado.
 -Pobrecito.- murmuró la chica.- ¿Te han obligado?
 Él asintió, mirando la coctelera con melancolía.
 -Me superaban en número.