sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 8- Limando Asperezas

Quizás este capítulo sea un poco diferente a lo que estaba acostumbrada a escribir, pero sentía que necesitaba hacerlo. Será algo así como una recapitulación de lo que llevo hecho. Y puede que se desvele algo de lo que queda por descubrir...
                                                                                                                         

 La casa de las afueras de Manchester estaba completamente vacía cuando Louis llegó. Se notaba por la frialdad de sus paredes, lo colocado que estaba todo... Los demás no habían llegado.
 Había sido Liam quien, el día anterior, había convocado esa "reunión de grupo". Solían hacerlas en los momentos importantes, el día antes del estreno de un vídeo y cosas por el estilo. Pero, últimamente, ninguno estaba de humor como para llamar a sus compañeros.
 Lo predecible era que hubiese sido Liam el cabecilla de la idea. Era el más sensato; a pesar de estar enfadado, molesto o no apetecerle ver a los demás, era consciente que, si la situación se alargaba, el grupo estaría roto oficialmente. Y, en el fondo, ninguno de ellos quería que eso sucediese.
 No habían avisado a Zayn. Creían que, si hablaban ellos tres sobre el tema, podrían ponerse de acuerdo sobre qué camino tomar, qué hacer.
 Louis abrió la puerta asomando primero la cabeza. Desde la última vez que había visto a sus amigos habían pasado ya un tiempo. Había estado refugiándose en casa, hablando con Eleanor y demorando la vuelta al trabajo. Pero cuando recibió el mensaje de Liam, se sintió contento. Realmente sabía que era lo correcto.
 Entró en el salón de la casa. La habían comprado entre todos cuando formaron el grupo; era algo así como su casa franca, un lugar donde reunirse, sin novias ni amigos. Sólo ellos. A donde poder acudir en caso de problemas.
 Encendió la chimenea para calentar la estancia. Los muebles eran antiguos, heredados de los anteriores inquilinos. Ninguno de ellos había sentido la necesidad de renovar la decoración; era una de las cosas donde se echaba en falta el toque femenino en la banda.
 Habrían pasado dos horas cuando llegó Harry. Se encontró a Louis sentado en el sofá, con las gafas puestas y leyendo.
 -Se me hace rarísimo verte con gafas.- dijo a modo de saludo. Louis levantó la vista y esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
 -Soy el mayor, mi vista ya no es lo que era... Cuanto tiempo, Harry. Te he echado de menos.- Los dos chicos se fundieron en un abrazo. Antes, recién sacado el primer disco, en sus comienzos, las muestras de cariño entre ellos dos eran constantes. Ahora... Ya no tanto. Por lo menos delante de las cámaras.
 -¿Qué lees?- preguntó Harry, sentándose al lado de él.
 -Ems...- titubeó Louis.- 50 Sombras de Grey.
 Harry le miró boquiabierto.
 -¡Luego yo soy el guarro!
 -Y lo seguirás siendo. Sólo es un libro...
 -Para amas de casa insatisfechas.
 -Es muy instructivo.
 Harry le miró con la ceja arqueada.
 -¿Eleanor ya ha disfrutado de tus recién adquiridos conocimientos?
 Louis le dio un golpe con el libro.
 -¡Cállate! ¿No ves como eres el guarro?
 -Ya, ya, y tu estás insatisfecho... ¿Qué te consideras, Dominante o Sumiso?

 Liam entró, unos minutos después, y lo primero que vio fue un cojín volando directo hacia su cara.
 -¡VEN AQUÍ, QUE TE ENTERAS!
 -¡EN EL PELO NO, EN EL PELO NO!
 -¡Chicos!- exclamó Liam, riendo. Los dos se giraron, sonrientes.
 -¡Liam! ¡Cuánto tiempo!- Harry se lanzó por encima del sofá hasta el recién llegado, que tuvo que apartarse para no acabar aplastado.- ¿Qué tal?
 -Bien... ¿Y vosotros? ¿Habéis visto cómo está el salón? Ni se os ocurra pensar que voy a ser yo quien lo recoja...
 -Por supuesto que no, mamá.- contestó Louis, devolviendo los cojines al sillón.
 -Te recuerdo, Louis, que eres mayor que yo.
 -En edad sí, pero no en espíritu.
 -Claro que sí...-comentó Harry, dándole palmaditas en la espalda a su amigo mientras pasaba por detrás suya.
 -¡Mis gafas! ¿Dónde están?
 -Aquí... Es que buscas con el ojo del culo. Claro, al ser tan grande, tiene mayor capacidad de visión...
 -Cállate, imbécil. ¿Cuanto dinero te da el estado al mes por tu retraso?
 -¿Alguno quiere un café?- preguntó Liam dirigiéndose a la cocina.

 Cinco minutos después, los tres chicos estaban sentados en la mesa de la cocina, cada uno con una taza humeante delante. Harry se había hecho un chocolate caliente; Liam un café, y Louis un té negro.
 -¿Té negro, Louis?- había comentado Harry al verlo.- ¿No era ese el que le gustaba a la prota del libro que te estás leyendo?
 -¡ENTONCES TÚ TAMBIÉN LO HAS LEÍDO!
 Harry se sonrojó.
 -Quizás le haya echado un vistazo...
 Louis rió, intentando no derramar el contenido de su taza.
 -¿Café, Liam?- preguntó Louis, una vez sentado.- Odias el café.
 -Lo sé.- contestó él, frotándose un ojo.- pero sigo sin dormir nada. Ni un poco. Y cuando lo hago, sólo tengo pesadillas...
 -¿Con Niall? ¿Él está en tus pesadillas?-preguntó Harry, recostándose en el asiento.
 Liam asintió.
 -Los veo a él y a Zayn caer por el barranco... Le veo, me pide ayuda... Y yo intento ayudarle, pero estoy paralizado y no soy capaz de moverme...- Liam agachó la cabeza, resoplando.
 -No te preocupes. Yo también tengo pesadillas. ¿Si te la cuento te sentirás mejor?- dijo Louis, y sin esperar contestación alguna, siguió hablando.- Yo sueño que caigo, y a mi alrededor está toda la gente que quiero: Eleanor, vosotros, mis padres, mis hermanas... Todos. Y no hacen nada. Y yo sigo cayendo, y me araño los brazos, y sangran... Ay. Ahora duele.
 -Es normal que no duermas. A mi también me cuesta; ahora duermo por el día.- comentó Harry.- Por la noche no soy capaz. Pero tenemos que superarlo. A nuestro ritmo.
 -Lo sé... Pero mientras tanto, me chuto el café en vena.
 -Llegará un momento en el que el dolor será menos evidente. Estará ahí, siempre lo está. Cuando pierdes a alguien querido, nunca se supera. Él era nuestro hermano, ahora es como si la familia estuviese rota.- Harry bajó la vista hasta su taza.- De verdad, cada noche intento pensar en esto. En perdonar a Zayn. O intentarlo. Pero es que no puedo... Yo no era amigo de este Zayn. Era amigo del otro Zayn, el antiguo; no del que mueve el cadáver de su mejor amigo para quitarse las culpas.
 -¿Y te crees que nosotros no sentimos lo mismo?- interrumpió Liam.- Personalmente, sigo sin poder creer que fuese capaz de hacerlo. Pero intento no ser muy duro con él por el antiguo Zayn. Por mi amigo. No quiero perderle a él también.
 -¡Pero es que ya le hemos perdido!- exclamo Harry.- desde el momento que hizo lo que hizo, ¡ahí le perdimos! ¡Él nos perdió a nosotros!
 -Está arrepentido, Harry.- interrumpió Louis.- De verdad lo siente. Te fuiste antes de ver su cara de desesperación. Actuó bajo presión. Eso no le justifica, pero es lo que pasó. Nuestro amigo Zayn sigue ahí. No te estoy diciendo que debas perdonarle; eso es decisión tuya. Pero yo lo voy a hacer. Por Niall. Él no querría que el grupo se rompiese.- Se secó una lágrima que corría por su mejilla, y sonrió.
 Harry resopló, sacudiéndose el pelo. No sabía que hacer. De verdad pensaba que Louis tenía razón. Pero...
 -Bueno, creo que ya es suficiente de hablar sobre esto.- Dijo Liam.- Harry, ¿qué tal? ¿Qué has estado haciendo?
 -Pues he conocido a una chica.
 -¿Una chica o una señora?- preguntó Louis, maliciosamente.
 -Una chica. Va a la universidad. O iba.
 -¿Iba? ¿Qué ha pasado?
 -¿Pero tú no estabas con Taylor?
 -La echaron. La conocí en el tren de vuelta a Londres. Y sí, estoy con ella, es sólo una amiga...
 -Si sólo fuese una amiga no nos lo habrías dicho...
 -Bueno.- Harry entornó los ojos.- La verdad es que es adorable. Es muy maja, siente una adoración inexplicable por Batman, y...
 -BATMAN; YO SOY BATMAN.- exclamó Liam con voz gutural.
 Los tres chicos rieron; Harry no pudo evitar que su risa fuese nerviosa.
 -Bueno, en definitiva; es genial, pero es sólo una amiga. Todavía estoy con Taylor.
 -Taylor, Taylor... Las segundas partes nunca fueron buenas.- Louis negaba con la cabeza.
 -Tan cierto como la vida misma.
 -Callaos ya; esta vez saldrá bien.
 -¿De verdad quieres que salga bien, Harry?
 Harry miró al suelo, confuso.
 -Claro que sí.- susurró.
 -En ese caso... ¿¡QUIÉN SE ATREVE A RETARME AL BLACK OPS?!- chilló Louis, con mirada asesina.
 Y así pasaron la tarde. Entre risas, Cheetos y Play Station 3, los chicos limaron asperezas y volvieron a sentirse tan unidos como cuando el rubito estaba allí.
 Y, en alguna parte, ese rubito sonreía, orgulloso.

1 comentario :