sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 11- Una luz de cabellos oscuros

Now I'm in town, break it down, thinking of making a new sound

Zayn abrió los ojos de golpe. La oscuridad todavía le rodeaba, pero los primeros acordes de una canción le habían arrancado de su sueño.

 Playing a different show every night in front of a new crowd

 Zayn recordó que la noche anterior había puesto el despertador, decidido a empezar ese día la recuperación. No podía pasarse toda la vida encerrado. Pero ahora, tumbado encima de la cama, no sentía las fuerzas necesarias como para salir de su cautiverio.

 That's you now, ciao, seems that life is great now, see me lose focus, as I sing to you loud.

  Se giró, todavía sin desenredarse las sábanas de alrededor del cuerpo. Sentía que no podía, cada una de sus extremidades se volvía el doble de pesada y Perrie y su despedida no dejaban de venir a su encuentro.

 And I can't, no, I won't hush, I'll say the words that make you blush, I'm gonna sing this now

 -Vamos, Zayn.- dijo para sí mismo. No había hablado desde que Perrie se había ido; su voz sonaba ronca y áspera.- Inténtalo. Alguna vez tendrás que hacerlo.

 See, I'm true, my songs are where my heart is, I'm like glue, I'm stick of other artist,
 I'm not you, now that would be disastrous, let me sing and do my thing and move to greener pastures

 Al fin, después de un rato, se sentó en la cama y, con cuidado, sacó las piernas de debajo de las sábanas, Sacudió la cabeza, intentando alejar pensamientos desastrosos de su mente.
 La canción seguía sonando...

 See, I'm real, I do it all, it's all me, I'm not fake, don't ever call me lazy,
 I won't stay put, give me the chance to be free,
 Suffolk sadly seems to sort of suffocate me

 Al fin, con movimientos cansados y lentos, se levantó. Recorrió la habitación de punta a punta, sintiendo como la energía acumulada recorría todo su cuerpo, desde las puntas de los pies hasta la frente, llenándolo.
 Avanzó hasta las ventanas y subió las persianas. La luz le cegó, ya que llevaba prácticamente una semana en las tinieblas, pero siguió subiéndolas. Sus ojos se acostumbrarían.

 'Cause you need me, man, I don't need you,
 You need me, man, I don't need you

 -A quién quiero engañar, claro que la necesito.- susurró Zayn, saliendo de la habitación.- Soy imbécil. Menuda canción elijo.
 El aire del resto de la casa era fresco y limpio; inspiró con fuerza, cerrando los ojos.
 Siempre podía intentar que no se notase.


 Ya en la cocina, Zayn abrió las ventanas. Necesitaba que el aire corriese, que hiciera desaparecer todos esos olores que le recordaban a Perrie.
 No podía; no sería capaz de soportarlo...
 -CALLATE. DEJA DE PENSAR EN NEGATIVO. ES QUE PARECES ESTÚPIDO.
 Y loco. Estúpido y loco. Se estaba regañando a si mismo en voz alta. De lo más normal.
 Dejó la taza de café que se estaba tomando y se dirigió al baño
 O salía de esa casa, o acabaría realmente desquiciado.

 Con lo que no había contado Zayn era con los paparazzis que le esperaban en la puerta de su casa. Los vio por la mirilla; eran cuatro, pero las cámaras eran tan enormes que le sería imposible salir corriendo. Además, no pensaba coger el coche, así que le seguirían a pie.
 En esos casos, era bueno tener una ventana trasera a ras de suelo.

 Zayn saltó hasta la hierba del jardín y se pegó a la pared que limitaba con la casa del vecino para que no le viese ninguno de los paparazzis de la puerta. Corrió hasta la pequeña puerta, escondida entre los árboles, y salió sigilosamente, sin que nadie lo notase.

El cielo que cubría Londres parecía haberse puesto de acuerdo para reflejar el estado de ánimo de Zayn. Mientras que el día que Perrie y él habían salido, el sol brillaba lo máximo que podía estando en Enero, ese día estaba encapotado y amenazaba con llover. Sin embargo, los turistas asiáticos seguían allí, solo que, en vez de viseras, llevaban paraguas, preparados para cualquier percance. Y, por encima, al ser todos iguales, Zayn no podía saber si eran los mismos de la última vez.
 Atravesó la ciudad entera. Desde el Big Ben, pasó por Candem Street, Harrods, el London Eye de nuevo... Pasó de un lado del Támesis al otro y recorrió las calles de Notting Hill. Y fue allí donde, cansado y agotado, se sentó en un soportal, ocultando la cara entre las manos.
 ¿Qué era lo que había hecho?
 Había perdido todo lo que en algún momento le había importado. Sus amigos, su novia... Toda su vida se había roto. No se reconocía en el chico que recordaba de la fiesta de Fin de Año.
 ¿Cómo iba a salir de esa situación?
 Perrie se había ido, y él no podía culparla. ¿Si hubiese sido al revés? El también se hubiera marchado. Sobretodo, si Perrie hubiera intentado ocultárselo.
  Pero que estúpido había sido al no haber tenido el valor de decirle la verdad. Ahora ya no había oportunidad de arreglar su error...
 Un redoplido triste se coló entre sus labios, mientras su mente se llenaba de pesimismo. Zayn respiró y sacudió la cabeza. No podía dejar que ningún fotógrafo despistado le retratase así, en plena crisis existencial.
 -Uy, lo siento.- dijo una voz a sus espaldas.
 Zayn se giró de un salto. No se había dado cuenta, pero la puerta que tenía a sus espaldas se había abierto, y una chica le miraba con cara de culpabilidad.
 -Oh, no importa, ha sido culpa mía.
 -Tú... ¿Eres quien creo que eres?- la chica frunció el ceño, con cara de concentración.
 Zayn resopló.
  -Te agradecería que no gritases.
 -No tenía pensado hacerlo, Mister Zayn Malik.- contestó ella, y, en vez de continuar su camino, se sentó al lado de Zayn.
 Este le miró interrogante, y la chica se encogió de hombros.
 -No puedes echarme, es mi portal.
 Él rió, y la chica se rodeó las piernas con los brazos. Llevaba un grueso jersey de color canela, y unos leggins con estampado navideño. Por encima, se cubría con un abrigo de color blanco, y una bufanda de lana le tapaba el cuello. A su lado, Zayn parecía recién llegado del Caribe.
 -Sé lo que estás pensando, pero cojo catarro con facilidad, y lo paso muy, pero que muy mal cuando tengo mocos.- dijo ella.- Se me tapona la nariz y hablo raro, y me lloran los ojos... Así que prefiero pasar calor. Aunque hoy no creo que pase mucho calor. ¿No tienes frío?
 Zayn sacudió la cabeza, sin dejar de observarla.
 Tenía el pelo negro y largo, y le caía por la espalda formando suaves tirabuzones. Sus ojos eran grises y redondos, y sus labios, finos.
 -¿Nunca te han dicho que tienes los ojos muy grandes?- siguió hablando la chica.- Y cuando miras a alguien puedes dar miedo. Dios mío, ¡ponte bizco! ¡Sería graciosísimo!
 Zayn negó con la cabeza.
 -Es cierto, eres malo maloso. Tu vas a tu bola. A mi me gustan más los chicos así, que los buenazos. Esos son aburridos, ¿no crees?
 -Lo único que sé es que es más divertido ser malo.
 La chica asintió.
 -Tan cierto como la vida misma.
 Los dos rieron.
 -¿Eres fan nuestra?- preguntó Zayn.
 -Podría decirse. Antes, cuando era más pequeña, tenía un póster vuestro. Y muchos dibujos. Es que tenía una amiga artista. Pero me mudé aquí, y decidí no ponerlo. Yo soy de Dover, pero estudio aquí. Bueno, estudio en Oxford, pero mi película favorita es Notting Hill y siempre había querido vivir aquí... Así que cuando encontré la buhardilla cochambrosa donde vivo, fue como un sueño hecho realidad.
-Pero de aquí a Oxford hay un buen trecho.
 -Que yo recuerde, de tu casa hasta aquí hay un recorrido más amplio, corazón.
 Zayn levantó las manos.
 -Me has desarmado.
 -Se me da bien. Oye, no sé tú, pero yo había salido para dar un paseo. ¿Me condecería el honor de su compañía?
 El chico se levantó.
 -Me gustaría saber antes tu nombre.
 La chica sonrió, enseñando una hilera de rectos dientes.
 -Meg Dylan, a su servicio, Mister Malik.
 Zayn le estrechó la mano con una sonrisa de oreja a oreja, y antes de que ella la apartase, la cogió e, inclinándose, la besó.
 -Un placer, señorita Dylan.
 Meg apartó la mano, sonrojada.


Caminaron un rato, pero la lluvia les pilló a mitad del paseo y tuvieron que refugiarse en una cafetería.  Charlaron sobre todo un poco, y Zayn se enteró de la mitad de la vida de su acompañante.
 -Pues sí, en mi familia somos bastantes.- dijo Meg dejando el abrigo mojado en la silla de al lado. Zayn se sentó en la de enfrente.- Cinco hermanos. Dos chicas y tres chicos, pero mi hermana Alice tiene treinta y dos años. Yo fui la penúltima, y mis hermanos se hartaron a hacerme rabiar durante toda mi infancia.
 -Creo que puedo hacerme una idea.
 -Recuerdo que la típica coña era sobre mi necesidad de ir desde nuestra casa de Dover a Londres en barco para ver el musical de Mamma Mía.- Meg rió, negando con la cabeza.- Para mi era imposible pensar en un lugar que no tuviese mar; no me podía hacer una idea. Y estaba empeñada en que me llevasen en barco...
 -¿En serio?
 -Lo juro. Las rabietas que cogía con mis padres... Pobres.
 Zayn rió. No había reído tanto en muchísimo tiempo, pero esa chica le hacía sentir muy, pero que muy bien. Se sentía ligero. Libre de remordimiento.
 Quizás ella pudiera ayudarle.

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