Zayn abrió un ojo lentamente. La luz que entraba por la ventana le daba directamente en la cara, y había acabado despertándole. Veía borroso, así que se frotó los ojos mientras se estiraba, todavía debajo de las sábanas. Eran las once de la mañana según su reloj, pero él se sentía como si fuesen las cinco.
Se sentó en la cama y miró a su alrededor. Las cosas de Perrie llenaban la mayoría de la habitación, y habían tenido que construir un tabique para hacerle un vestidor, porque les era imposible compartir armario.
A pesar de que se sentía feliz, había algo en su interior que le hacía sentir culpable. Sabía que hoy debía decirle la verdad a Perrie. Debía dejar que eligiera lo que haría, sin decidir él por ella. No era justo. Debía contarle la verdad.
Además, ya había demasiados secretos en su vida que eran imposibles de desvelar. Se sinceraría con Perrie, ella se lo merecía.
Se abrazó a la almohada y volvió a tumbarse. No tenía ganas de levantarse todavía.
La puerta se abrió y una cabecita rubia y sonriente se asomó por el hueco.
-¡Buenos días, dormilón!- exclamó Perrie.- Venga, es hora de levantarse; se te va a enfriar el desayuno...
Zayn la miró a traves de la sábana, sin hacer intención de obedecerla. Perrie se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.
-¿Tan mayor y tan pequeño? Levántate ya.
El chico negó con la cabeza.
-¡Zayn! ¡Que te levantes!
-No quiero.
-Ainssss... Vamos...- Perrie se acercó hasta la cama y le sacudió levemente.
Todo fue tan rápido que la chica no lo vio venir. Zayn sacó el brazo de la sábana y la agarró por la espalda, tirándola cuan larga era encima de la cama. La chica gritó del susto, mientras Zayn reía, todavía con voz de dormido.
-Quien tiene cosquillas...
-¡Zayn! ¡No! ¡Tengo muchas cosas que hacer!- exclamó ella, entre risas.- Para, ¡para! ¡EN EL CUELLO NO, EN EL CUELLO NO!
-¡AHA! !SUFRE!
Así estuvieron unos minutos, hasta que Perrie consiguió escapar de debajo del brazo de Zayn, y salió corriendo de la habitación. Éste la miró marchar. Todavía no podía decírselo.
Se vistió sin mucha atención y bajó hasta la cocina. Perrie leía el periódico con una taza de té en la mano. Intentó fingir una mirada de odio y rencor, pero se le escapó una sonrisa.
Zayn se sentó a su lado y cogió un pastelito. Vio cómo Perrie se llevaba el periódico al salón al segundo; seguramente tendría alguna noticia sobre el entierro de Niall. Una punzada de remordimiento en el corazón hizo que se le dibujase una mueca en la cara.
-Bueno, es sábado.- dijo ella sentándose de nuevo al lado del chico.- ¿Tienes algo que hacer, o te tengo todo para mí?
-Mmmm... Nah. Nada importante.
-Entonces, ¿podemos ir a dar un paseo? ¡Por favor, hace mucho que no vamos! Salir a que nos dé un poco el aire, comer fuera...
-¿Por qué no?- dijo Zayn, encogiéndose de hombros.- Vayamos a que nos de un poco el aire.
-¡Bieeeen!- chilló Perrie, saltando del asiento.
-¿O me estás arrastrando a ir de compras en contra de mi voluntad?
La danza de la victoria que la chica estaba bailando paró repentinamente. Ella se giró y le miró desconcertada.
-¿Por qué siempre me pillas? Es injusto...- se dejó caer en la silla por tercera vez esa mañana.- Si no quieres, no vamos...
-¿Y perderme la fiesta en los probadores de las tiendas? Ni de broma.
Perrie le miró boquiabierta, y reanudó su danza de la victoria.
Zayn sonrió.
Las calles de Londres estaban completamente abarrotadas de turistas, en su mayoría asiáticos, fotografiando cada insignificante mota de polvo que se cruzaba en su camino. Para camuflarse, Perrie llevaba un gorro que le tapaba el pelo, y unas enormes gafas de sol. Zayn se había pintado bigote y había decidido no afeitarse.
Los dos iban cogidos de la mano, intentando esquivar a la marabunta de turistas sin caerse. Perrie, además, llevaba en la mano bolsas de las cosas que se había comprado esa tarde. Zayn ya no sabía dónde metía toda su ropa; sospechaba que su vestidor llevaba a Narnia, pero no lo había comprobado.
Pasaron al lado de una pareja de más o menos su edad. La chica se giró para tirar un papel, y sus ojos y los de Zayn se cruzaron una milésima de segundo.
-¡OH DIOS MÍO, ES ZAYN MALIK!- chilló esta. El chico soltó la mano de Perrie y se acercó hasta ella, haciéndole gestos para que dejase de gritar. La fan le hizo caso, aunque no dejó de hacer ruiditos y saltar alrededor del chico.
-Por favor, no grites, intentamos pasar desapercibidos...
-¡Te has pintado un bigote!- exclamó la chica intentando no gritar.
Zayn se sonrojó, mientras ella le pedía un autógrafo a Perrie.
-Espera...- el chico que acompañaba a la fan miró a Zayn frunciendo el ceño.- Yo a ti te vi. En Fin de Año. ¡Si, en la discoteca esa del centro!
Zayn abrió mucho los ojos. Se giró, rezando por que sólo lo hubiese oído él, pero no había sido así; Perrie le miraba extrañada. Ella pensaba que estaba pasando Fin de Año con Niall en casa de este.
-¡Estabas con una chica, muy guapa ella! Sí, con Samantha... Es amiga de mi hermano. ¡No parecía muy contenta cuando te fuiste!
Ahora la expresión de Perrie era un cuadro. Zayn intentó aparentar que no había pasado nada, pero sabía que a Perrie no podría mentirle.
-Bueno, aquí está vuestro autógrafo...- Dijo, tendiéndoles un papel a cada uno.- Encantado.
Se alejó de los chicos, mientras Perrie le seguía. No se atrevía mirar hacia atrás, aunque sabía que con su actitud actual sólo hacía que afirmar las suposiciones de su novia.
-¿Zayn?- preguntó Perrie a sus espaldas. Su voz era chillona. Estaba a punto de llorar.- ¿Qué acaba de pasar?
-Por favor, Perrie, hablemos de esto en casa...
-¿Zayn?- repitió ella, ya secándose la primera lágrima.- ¿A qué se refería el chico? ¿Zayn?
Él se giró, mirándola suplicante. Ella se quedó parada en medio de la calle, sollozando.
-Yo... Tengo que irme.
Y echó a correr.
sábado, 19 de enero de 2013
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Oh, creo que Perrie pilló a Zayn. Era evidente que alguien más debió de haberles visto.
ResponderEliminarContinúa pronto, cielo.