Se frotó los ojos, ya menos hinchados que esa tarde. Le habría gustado quedarse la ceremonia entera, pero sabía que, si lo hubiera hecho, habría acabado montando una escena. Ya se lo estaba imaginando: Él subido a una lápida, gritando que el chico moreno que fingía llorar de pena era un mentiroso, que les había hecho creer a todos que era un buen amigo, amable y cariñoso, cuando en realidad era frívolo y asquerosamente falso.
Harry se dio un pequeño cabezazo en el cristal. Después de tanto tiempo junto a él, compartiendo risas, bromas... Y en realidad, no lo conocía. No sabía lo que era capaz de hacer. Y eso le jodía.
Él mismo se jactaba de elegir muy cuidadosamente a sus amigos. De sólo confiar en las personas indicadas. Y había confiado en él. Puede que más que en ningún otro.
Ni siquiera acababa de creérselo. No sabía por dónde cogerlo; ¿es que siempre había sido así, sin importarle una mierda los demás? ¿O es que la situación límite le había llevado a actuar de esa forma? ¿Era el miedo a las consecuencias lo que le había hecho traicionar a su amigo después de muerto? En cualquiera de los casos, era despreciable. Pero no era igual.
A Harry le costaría mucho perdonar a su amigo si la correcta era la segunda opción.
Pero, ¿y si era la primera?
-Uy, lo siento.- escuchó una voz a su derecha. Una chica morena acababa de entrar en el vagón, pisando el pie de la madre, que la miraba enfadada.- Discúlpeme, no quería pisarla...
-¿No ves que no hay sitio?- le espetó la mujer, ignorándola.
La chica cambió la expresión, dando paso a la ira.
-Mire, señora.- comenzó, pasando el peso del cuerpo a la pierna. Harry la miró, confundido.- Me importa más bien poco el mal día que haya tenido, que su hija sea una insoportable llorona o que su marido pase de usted olímpicamente Me acaban de echar de la universidad y no tengo ni idea de dónde voy a pasar la noche. Así que, si no le importa, me encantaría que se apartase para que me pueda sentar delante de ese chico tan guapo y pueda llorar en paz de una vez, por favor.
Y, sin esperar a que la mujer apartase el pie, pasó hasta el sitio libre, en frente de Harry, pisándole el pie de nuevo.
Que Harry se había quedado de piedra se quedaba corto. No podía dejar de mirar a la chica. Piel morena a pesar de ser invierno, pelo corto y muy rizo, ojos grandes y verdes, labios carnosos. Un gorro con forma de mono le cubría la cabeza. Vestía sudadera y pantalones vaqueros, y unas Vans que estaban algo mojadas.
La mujer se levantó, cogió a su hija de la mano y la arrastró fuera del compartimento del tren. La chica apoyó la cabeza en el cristal, como había estado haciendo él minutos antes. Una lágrima le corrió por la mejilla, hasta gotear al suelo.
Más adelante, Harry no podría recordar por qué había empezado a reírse. Quizás por todas las cosas que habían pasado, en un márgen tan corto de tiempo. Quizás porque su vida había dado un vuelco. Quizás porque ya no se reconocía. Quizás porque estaba harto de llorar.
La chica se giró, otra vez con esa expresión de ira.
-¿Y tú de que te ríes?
Harry, que había ocultado la cabeza entre las manos, la miró, sin dejar de reírse. Ella abrió mucho los ojos, sorprendida.
-Espera, ¿tu no eres...? Nah, no puede ser.
-Si, soy Harry Styles.- cortó él, sin parar de reir.- Encantado...
La chica frunció el ceño.
-En serio, me encantaría saber de qué te ries.
Por mucho que le gustase la idea, no podía soltarle todos sus problemas a una desconocida, así que decidió inventarse algo.
-Esa señora lleva todo el viaje mirándome mal, y has llegado tú y ha huído. Simplemente, me hizo gracia su cara de miedo.
No era del todo mentira.
La chica se secó la lágrima con la manga de la sudadera, y sonrió un poco.
-Yo... ¿he dado mucho miedo?
-Un poquito...
Harry sonrió.
-Ahora que sabes quién soy, me encantaría estar en igualdad de condiciones.
-No veo la razón por la que debería decirte mi nombre. Eres un famoso, pero no te conozco.
Harry se sacó un paquete de chocolate del bolsillo.
-Podría... Darte esto.
La boca de la chica dibujó una O mientras se tensaba en el asiento.
-Me llamo Sophia. ¿Me lo das?
-Sophia... Mejor lo compartimos, Sophia.
La chica gruñó, pero aceptó la mitad de la tableta.
-Y, bueno, Sophia... ¿Es cierto que te han echado de la universidad?
Ella bajó la mirada hasta la tableta de chocolate, o lo que quedaba de ella.
-Sí.
-¿Y eso?
-Defendí a un compañero en una pelea, él huyo y los profesores sólo me encontraron a mi con los demás chicos. Ellos dijeron que les había atacado primero, y como el otro se marchó, no tenia nadie que probara mi historia.- suspiró, rascándose la cabeza.- Y aquí estoy.
Harry sonrió. Eso debía de ser una verdadera putada.
-¿Y qué vas a hacer?
-Pues... No lo sé. No soy de aquí, soy griega. Así que no tengo adónde ir...
Harry se recostó de nuevo en la ventana, pensativo. ¿Y si...?
¿Cómo se iba a quedar solo en una casa tan enorme?
Los recuerdos le matarían.
-Siempre puedes quedarte en mi casa.- dijo, sin pensarlo.- Es grande de sobra.
Sophia sonrió de oreja a oreja.
-¿De verdad no te importa?
-Claro que no. Para nada.
Sophia dio un suspiro.
-Qué susto.- dijo, comiéndose lo que quedaba de la tableta de chocolate.- Pensé que no lo dirías nunca.
BIEN, VALE, EN ESTA ENTRADA TENÍA QUE COMENTAR. HA SIDO SUPERIOR A MÍ.
ResponderEliminarSPIDNHCÑOASDNLSASDSALKDSJ *ruidos raros*
ME AMA, ME AAAAAAAMA. Bueno, LE AAAAAAAAMMAAAMAMAMAMAMAAAAA, ¿QUIÉN NO?
Mucho me he reído yo con esto, siseñóh, Y SIIIIIGOOOO. Veo que el concepto que tienes de "Sophia" es que es una loca bipolar con problemas emocionales. Qué bien. *aplaudo lentamente*
Quiero chocolate.
¿Y eso de ser irlandesa? Supongo que para recordarselo, ahí, hirientemente. YO QUIERO OJOS VERDES Y CARLI JERRRR DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD: ME INDIGNO. MAL, PAPÁS, MAL.
Ya lo estoy viendo. Que se pasea por la casa desnudo. Ahí más polnoso, no hay... Será como el libro guarrillo... NoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooBUTWAIT! SIGUE CON LA SUIF. DDDDDDDDDDDDDDDDDDD: NADA DE POLNOSIDADES. NO PUEDE SERLE INFIEL. QUE SE LA CARGUE.
Y no mates a Sophia, plisi.
SE DESPIDE,
LA CHRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIISSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
P.D.: Y ahora todo lo seria que puedo ser yo te digo que O SIGUES ESCRIBIENDO ASÍ DE BIEN O TE CORTO LOS OVARIOS, ¿ESTÁ CLARO? Naaaaaaah, no puedo ser seria.