viernes, 29 de marzo de 2013

Capítulo 32- Un Musical, Un Barco y Una Visita.

Una cosilla:
 Para entender una parte de este capítulo, deberíais leeros el capítulo 11, se van a hacer referencias a cosas que aparecen allí y mi intención no es que os perdáis.
 http://unfanficdiferente.blogspot.com.es/2013/01/capitulo-11-una-luz-de-cabellos-oscuros.html este es el link.
 De nada.
                                                                                               Daphne.

Zayn se giró una última vez antes de llamar a la puerta. Coche, llaves, entradas. Todo estaba en orden.
 Nada podía salir mal, después de las veces que lo había ensayado.
 Sonrió nervioso y tocó la puerta.
 Un minuto después, Meg salió de la casa, abrochándose el abrigo.
 -¡Ho...!
 -¡Shh! ¡Gírate!- exclamó el chico, cogiéndola por los hombros y dándole la vuelta. La chica soltó un grito.
 -¡Zayn! ¿¡Qué haces?!
 -Nada, nada. Voy a tener que ponerte esto, así que no te resistas ni te asustes.- dijo él, colocándole un pañuelo en los ojos y atándoselo por detrás.
 -Zayn, estoy empezando a ponerme nerviosa. Dime que pasa.
 -No tienes muy claro el concepto de las sorpresas, ¿no es así? Vamos, y cuidado con las escaleras.
 Daba igual lo que dijese, en el primer escalón Meg se tropezó y cayó de culo.
 -¡Meg! ¿Estás bien?- dijo él, agachándose y ayudándola a levantarse.
 -Solo me duele el orgullo.- murmuró ella entre risas.- Por favor, dime que no me vas a obligar a ir así por la vida mucho tiempo.
 -No, espera.- Zayn abrió la puerta del coche y guió a Meg hasta el asiento del copiloto.- no te la quites, llegaremos en dos minutos.


 Niall observó la puerta de la casa de Katherine con mirada interrogante. La chica se había instalado en la casa de campo de Mullingar, que siempre había fascinado al chico. Tenía unas puertas enormes de madera negra, un montón de dormitorios y estancias, y una terraza descomunal, desde donde se veía todo el pueblo.

 Esperaba encontrar a la chica allí, más que nada porque el viajecito había sido largo y no quería que fuese en vano. Había conseguido esquivar a Louis con excusas baratas para nada creíbles, pero sabía que tarde o temprano exigiría una explicación. Tenía bastantes preguntas que Niall no quería responder.
 Pero ese no era el momento de pensar en su amigo. Con cuidado, empujó la puerta de madera, que, como esperaba, estaba abierta.
 Se deslizó con cuidado y dejó la puerta como estaba. No podía dejar signos de su presencia, por lo menos de momento.
 Caminó hasta el vestíbulo y observó. A la derecha se encontraba la sala de estar de la planta baja, en frente a él una gigantesca escalera de caracol conducía a las habitaciones de la planta alta, y a la izquierda estaba la biblioteca, el gimnasio y la sala de música. Niall decidió empezar por la planta de arriba, en busca de Kath.
 No tardó mucho en escuchar la música. Subiendo las escaleras, le llegó un suave murmullo, lo que indicaba que había dado en el clavo.
 La chica estaba allí.
 Niall ocultó un suspiro de alivio y aceleró el paso.
 Sonrió al ver que la puerta de la habitación de Katherine estaba abierta. Habría sido un problema tener que abrirla él mismo, si quería pasar de pasar desapercibido.
 Observó la sala. Decorada en tonos grises y ocres, la luz que entraba por el enorme ventanal inundaba toda la estancia, haciendo que los espejos brillasen. Una cama individual, colocada al lado de la pared, ocupaba la esquina de la habitación. Encima estaba Katherine, leyendo.
 Niall no pudo ahogar una sonrisa. Haberla visto en casa de Louis y Harry le había emocionado, pero encontrarla allí, como siempre se la encontraba cuando el destino les sonreía, le trajo a la mente muchos recuerdos.
 Entró en la habitación y se sentó en la silla del escritorio, sin dejar de observar a la chica.
 ¿Lo hacía?
 No quería asustarla, y nunca sabía que clase de reacción esperar de ella.
 Pero tampoco tenía nada más que perder.
 -Katherine.- susurró.
 La chica no levantó la vista, pero dejó en la cama el libro que tenía entre las manos y frunció el ceño. Apagó la música con el pie y escudriñó la puerta, donde estaba Niall.
 Lo había oído.
 -Katherine.- volvió a susurrar el chico, con los nervios a flor de piel.
 Ella se sentó en la cama, mirando hacia los lados.
 -¿Quién está ahí?
 -Katherine, soy yo. Soy Niall.
 Se levantó y se colocó justo al lado de la chica, que se tapaba la boca con las manos, horrorizada.
 -¿Es una broma? ¡¿Quién está ahí?! ¡No tiene gracia!
 -Katherine, por favor... Ven al baño. Por favor.
 Ella temblaba, las lágrimas recorriendo su cara.
 -¡QUIÉN ERES! ¿QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO?
 Niall se alejó. Se temía que eso ocurriese.
 -Por favor, Katherine, ven al baño un segundo... Por favor.
 La chica se levantó y corrió hacia el baño, sin dejar de llorar y temblar.
 -Mira al espejo.
 Katherine obedeció.
 Soltó un grito.
 Reflejado en el espejo, justo a su lado, estaba Niall.


 -Zayn, ¿falta mucho?
 -No, ya casi estamos. Mira, ya está, listo. ¡No! No te quites el pañuelo.
 La chica bufó, pero bajó las manos.
 -Está bien.
 Él salió del coche y la sacó,dirigiéndola a una pasarela de madera.
 -Zayn, ¿dónde estamos?
 -Que es una sorpresa. Si te lo cuento, ya no sería una sorpresa. Tendría que matarte. Cuidado, escalón. Levanta el pié.
 La chica obedeció, y notó como el nuevo lugar donde estaba subida se movía bajo sus talones.
 -¿Qué...?
 -Ya puedes quitártelo.
 Meg se liberó del pañuelo y observó, confundida. Se encontraban justo encima de un barco, pequeño pero espacioso, pues sólo estaban ellos dos.
 -¿Un barco?- exclamó la chica, mirando a Zayn confundida.
 -Bueno, la primera vez que nos vimos, me comentaste algo sobre...
 -¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!- chilló ella, corriendo hacia él y abrazándolo.- ¡ESTO ES INCREÍBLE!
 Zayn soltó una carcajada y le hizo una señal al conductor, que se pudo en marcha.
 Diez minutos después, y tras haber dado vueltas con el barco, con Meg agarrada al brazo de Zayn continuamente,  los dejaba en frente de otro coche, pero con una pequeña diferencia; la carrocería estaba pintada en forma de barco.
 Meg soltó otro chillido.
 -¡Eres genial, Zayn!
 El chico sonrió de oreja a oreja.
 -Gracias, corazón.
 Se subieron al descapotable, que les dejó en frente del teatro.
 .Te quiero mucho mucho muchísimo, Zayn. Muchas gracias.
 -Vamos, corre. Vamos a llegar tarde.
 La chica sonrió y corrió hasta la entrada, mientras él la observaba emocionado.
 Antes de entrar tras ella, un mensaje al móvil le hizo pararse. Los chicos sabían que estaba con Meg, ¿quién podría ser?
 Tuvo que mirar la pantalla dos veces para creérselo.
 Definitivamente, las cosas sí podían salir mal.
 Se giró y descubrió a una alta chica apoyada en una columna, saludando con la mano y con gesto malicioso.


 Katherine llevaba chillando diez minutos, encogiéndose sobre sí misma. Niall no sabía que hacer.
 -Katherine, por favor...
 -¿Qué está pasando? ¿Qué está ocurriendo? ¿Quién eres?- murmuraba ella.
 -Te lo explicaré, Kath. Te lo explicaré todo, pero por favor, escúchame.
 La chica asintió y se irguió, mirando de nuevo al espejo.
 -Soy todo oídos.

jueves, 28 de marzo de 2013

Capítulo 31- Charlotte al Rescate

Harry miró a Zayn frunciendo el ceño mientras se sentaba al lado suya en la mesa más apartada de la cafetería. Louis se sentó enfrente, tosiendo y mirando el reloj con impaciencia.
 -Llega dos minutos tarde.- dijo, negando con la cabeza mientras se quitaba el gorro de lana.
 -Llevas el reloj cinco minutos adelantado.- replicó Harry, mirándole con una sonrisa de autosuficiencia.- ¿Por qué sólo lo recuerdo yo?
 -Porque para eso vives conmigo. Gorrón. El piso me lo dejó a mí, tú te acoplaste.
 -Zayn...-murmuró Harry mirando al chico con gesto triste.- Dile que pare...
 -¿Estáis seguros de que esta es la cafetería?- dijo él, si hacerles caso, mirando nervioso hacia los lados.
 -Es lo más probable, pero sólo nos quedará esperar para comprobarlo...- dijo Louis, mirándole divertido.- Venga, Zayn, es el nuevo mánager, no una cita a ciegas. Relájate.
 -Ya, pero es que...
 -¿No me dirás que hechas de menos a Modest! ?-preguntó Harry arqueando una ceja.-Hicimos bien en romper el contrato.
 -Pues claro que no, pero... No sé, estoy nervioso.
 -¿Y sólo es por esto? ¿O tiene algo que ver con la sorpresa que le llevas preparando a Meg esta semana?- murmuró Harry, mirándole sonriendo.
 Zayn suspiró.
 -Hoy es nuestro "aniversario", ya hace seis meses que nos conocimos, y quiero que sea especial.
 -Oish, no me lo puedo creer, ¡seis meses!- dijo Louis, haciendo muecas raras mientras miraba hacia el techo.- Osea de verdad, es flipante. ¿Ya le tienes comprado el anillo? Recuerda, una pedida no es una pedida sin mariachis de fondo...
 -Cállate, estúpido.- dijo Zayn, mirándole con rencor fingido.
 Las primeras semanas, intentaba no hablar mucho sobre su relación con Meg delante de ellos dos; acababan de romper, cada uno más aparatosamente, y no quería hacerles daño. Sin embargo, insistieron en conocerla, y la cena que organizaron en su antiguo piso fue espectacular. Los dos se mostraron relajados y simpáticos con Meg, que volvió encantada.
 Ahora se veían todos los fines de semana, tanto en casa de unos como de otros; Louis tenía una obsesión con las gominolas que Meg hacía, decían que se les notaba el "toque de amor".
 -¿Y sabéis algo del nuevo mánager?-preguntó Harry, despreocupado.
 Louis y Zayn le miraron con cara de "más estúpido y no naces".
 -Digo yo que sabemos algo, si vamos a contratarte. Pero claro, como tú pasaste de colaborar...- dijo Zayn, mirándole mientras negaba con la cabeza.
-Tampoco me lo pedísteis... Jolín, sólo era una regunta.
 -Charles Smith, mánager desde hace más de treinta y cinco años, representa a estrellas como Penélope Cruz o Woody Allen.- leyó Louis en el papel que llevaba en el bolsillo.- Mucha experiencia.
 -No tiene mala pinta.
 Los dos chicos asintieron.
 -Perdonad... ¿Zayn Malik, Louis Tomlinson y Harry Styles?
 Subieron la cabeza, sorprendidos. No habían oído a la recién llegada acercarse.
 Era un mujer, no debía de llegar a los treinta. Su cabello, color castaño, casi negro, estaba controlado en un semi recogido que le liberaba la cara, prácticamente sin maquillar. Vestía camisa, chaleco, americana y falda de tubo hasta las rodillas, que marcaba su esbelta figura; unos tacones no muy altos de color negro hacían juego.
 -¿Y usted es...?- preguntó Zayn, levantándose para quedar a la altura de la chica.
 -Charlotte Smith, vuestra nueva mánager.- dijo ella, con una sonrisa de oreja a oreja. Estrechó su mano enguantada con la de Zayn, que la miró confundido.- Un placer conocerle, señor Malik.
 Si ya estaba sorprendido, la reacción del chico al oír el tratamiento de su nueva mánager casi le causa un colapso.
 Mientras tanto Louis reía en su asiento.
 -Siento mucho el retraso.- dijo Charlotte, acomodándose al lado de Louis con un suspiro.- Acabo de aterrizar de Nueva York, un estrés...
 Harry miraba a Louis con cara de: "¿Y esta es Charles?"
 -Esto... Creo que ha habido una pequeña confusión.- le dijo Louis con una sonrisa que la chica devolvió.- Esto, nosotros teníamos entendido que el nuevo mánager sería un tal Charles...
 Charlotte soltó una carcajada.
 -Vaya, lo siento. Charles es mi padre, pero está retirado desde principios de este año. Ahora yo estoy al cargo de la empresa familiar. Espero que no os suponga un problema...
 -¡Para nada, para nada!- exclamó Harry, negando con fuerza.
 La chica sonrió.
 -Bueno, me alegró mucho contar con ustedes como parte de nuestros clientes; no suelen ser tan jóvenes. Sois más o menos de mi edad, así que para mí es un alivio. Bien, he estado revisando vuestros informes y demás papeleo; he visto que dejaron el contrato con Modest! Management por presión de estos hacia un nuevo trabajo...
 -Así es.- asintió Louis, mirando hacia su lado derecho, vacío.
 Niall se había quedado en casa. Había estado muy raro esos últimos días, así que él decidió no discutir.
 Sin embargo, estaba empezando a preocuparse.
 -Bien, quiero dejar claro que en nuestra compañía no se presiona a hacer nada. Yo seré vuestra mánager, os daré consejos sobre lo que debéis hacer, pero la última palabra siempre la tenéis ustedes.- Charlotte miró confundida cuando los tres chicos empezaron a reír por lo bajo.- Oh, lo siento, la costumbre. Preferís que os trate de tú, ¿no?
 Ellos asintieron, y la chica sonrió.
 -Bien, sobre al nuevo CD, no creo que sea adecuado ni procedente. Pero lo que sí, y os advierto, se me conoce por ser extremadamente franca y directa. Vuestro antiguo mánager tenía algo de razón; hasta los cantantes con más renombre no pueden estar mucho tiempo de parón, y vosotros no sois menos. Así que os recomendaría hacer colaboraciones con otros artistas, para los discos de estos, pero canciones que lleven vuestro nombre. Miguillas que darles a las fans para matar el gusanillo, no sé si me explico.- Charlotte miró ahcia los lados, intentando ver si había sido clara. Sacó unos papeles de su maletín.- ¿Os parece bien la idea?
 -A mí la verdad es que sí.- dijo Louis, asintiendo animado.
 -A mi también.- dijo Harry, mirando hacia el suelo.
 Zayn asintió.
 -Entonces, faltaría la opinión de Liam, ¿no es así?- preguntó Charlotte.
 -Sí, pero él no ha podido venir hoy...
 -No os preocupéis por eso. La salud lo primero, pero me gustaría conocerle en persona. Bien, por donde iba... Ah, sí. En cuanto a las colaboraciones, una de las cosas que me enorgullezco de hacer sólo yo es una lista de vetados. Me explico; sé que sois humanos, puede que haya artistas con los que os llevéis mejor o peor, por cosas de vuestra vida privada. Pero esto tampoco es un circo; no voy a poneros con alguien con quien discutís, pongamos, por Twitter.
 Harry la miró asombrado; era la mánager que todo artista soñaba con tener.
 Y encima, era guapísima.
 Louis le miró y sonrió maliciosamente.
 -Así que prefiero hacer con vosotros, no ahora, cuando estéis todos; una lista de cantantes con los que no es posible hacer una colaboración. ¿Qué os parece?
 Los tres asintieron animados.
 -Perfecto. Dios mío, qué poco habláis...- dijo ella, mirándolos divertida.- Bueno, teniendo en cuenta que estoy acostumbrada a las charlas sobre clarinetes de Woody Allen... Quizás esto sea lo normal.
 -Nah, en realidad nos has intimidado con tu belleza.- murmuró Louis. La chica le miró incrédula y soltó una carcajada.
 -No suele ser esa la reacción de la gente. La mayoría se extrañan de que no sea un hombre...


 Diez minutos después, los cuatro jóvenes salieron de la cafetería con una sonrisa.
 -Pues ha sido un placer conoceros en persona. Llevo dos semanas viendo vuestros vídeos, entrevistas y analizando a vuestras fans, pero nunca es lo mismo.- dijo la chica, despidiéndose con una sonrisa.
 -El placer ha sido nuestro.
 -Indudablemente.
 -Ah, una última cosilla. ¿Podríais hablar con Liam sobre algún día que le venga bien? Nada, media hora, sólo necesito hablar un poco con él y ponerle al día en algunas cosillas...
 -Esta noche viene a cenar a nuestra casa.- dijo Zayn sin pensar.- Si quieres unirte...
 Harry miró a Louis con una sonrisa de incredulidad.
 -Pues... Si no os importa... Hoy iba a cenar comida china sola en un hotel. Snif.- bromeó ella.- ¿A las nueve en vuestra casa?
 -Pero, ¿sabes la dirección?
 -Claro.- dijo ella, encogiéndose de hombros. Zayn la miró sorprendido.-¿No te dije que estuve investigando el fandom?
 Sacudió la mano en señal de despedida y se perdió entre la marabunta de gente.

martes, 26 de marzo de 2013

Capítulo 30- Visitas Para Nada Protocolarias

Katherine llamó a la puerta, cambiando el peso de su cuerpo de pierna. La enorme tarta que llevaba en la mano pesaba, aunque no lo pareciese.
 -Esto todo va a ir directo a mi culo.- dijo ella, mirándola con remordimientos.- Pero necesito azúcar para comenzar charlas.
 Necesitaba azúcar, que el viento soplase en dirección oeste y que los astros estuviesen completamente alineados, más bien.
 Y hablaba en serio.
 Recordó el día en el que Zayn salió de detrás de la lápida de Niall. Casi la mató del susto; ella pensaba que estaba sola, y que se estuviese haciendo de noche no ayudaba. La figura del chico, que ya de por sí era moreno, no confería mucha seguridad.
 Y a eso le juntamos el odio de Katherine a los desconocidos, y tenemos la mezcla explosiva que se dio esa tarde.
 No podía evitar seguir riéndose al recordarlo.

 -Eh... ¡Katherine! Vaya, así que la K. era por eso...- dijo Zayn, asintiendo nervioso.
 -Pues si. Muy hábil por tu parte la deducción.
 Un silencio incómodo se apoderó del mausoleo. Zayn carraspeó, mirándose a la punta de los zapatos.
 -Bueno, yo soy Zayn Malik.
 -Ya me había hecho una idea. Pero gracias.
 Él no podía estar más incómodo. 
 Ella no podía ser más borde.
 -Bueno, veo que no tienes ganas de hablar, así que...
 -Muy observador.- le interrumpió la chica, girándose para marcharse.
 -¡Espera! Sólo quiero saber... por qué vienes aquí cada día... Es eso por lo que estaba aquí detrás, no pretendía asaltarte ni...
 -Bueno, aparte de que no se me ocurre otra cosa más interesante que hacer con mi vida, echo de menos a Niall. Creía que era evidente.
 La chica le miró, con cara de circunstancias.
 -Lo sé, lo sé... No me he expresado bien. Quiero decir, qué relación te unía con Niall. Nunca nos habló de ti.
 Katherine suspiró. 
 -Si tengo que hablar sobre esto, preferiría que fuese en otro sitio.

 Y allí estaba.
 Iba a necesitar más que una montaña de edulcorantes para soportar ese interrogatorio.
 -Vamos, Katherine...
 Sólo había una razón que le hiciese enfrentarse a una casa llena de desconocidos.
 Y esa razón era rubia, de ojos azules y estaba muerta.


 Niall llevaba de los nervios desde que Louis le había dicho que venía la famosa K.
 No sabía cómo reaccionar.
 No sabía que hacer.
 ¿Actuaba como si no supiese quien era?
 ¿O como de verdad le gustaría actuar?
 Sabía que si decidía dar a conocer a Louis que de verdad sabía quien era K, tendría que contestarle a muchas cosas que no comprendería.
 Cuando la puerta se abrió, no consiguió ahogar una mueca.

 -Pasa, Katherine, pasa...- dijo Zayn, cogiendo la bandeja de las manos de la chica.- Vaya, tarta. ¡Qué amable! Espera, que te presento...
 Katherine observó el recibidor, pequeño y pintado en color ocre.
 -Katherine, este es Harry. Y este de aquí, es Louis.- señaló Zayn. Ella les dio dos besos a regañadientes. Le estaba costado horrores no salir corriendo, ni comenzar a hiperventilar.- Pasa, por favor, siéntate...

 Niall observó a Katherine con una sonrisita. Qué bien lo estaba haciendo. Aunque se notaba que estaba muy nerviosa. Y tensa.
 Estaba tal cual la recordaba...
 Tal cual.

 -Bueno, Katherine, por fin ha llegado el momento...- dijo Harry, sentándose al lado de la chica.- La verdad es que los tres nos estábamos muriendo de la curiosidad.
 -¿Puedo haceros una pregunta antes de comenzar con... el tema principal?- dijo ella tímidamente. Estaba haciendo un esfuerzo enorme por ser lo más amable posible.- Tenía entendido que erais cuatro. ¿No falta uno?
 -Sí, Liam está... Indispuesto.- contestó Louis.- ¿Alguien quiere tarta?
 Miró a Niall de reojo, que no le quitaba ojo a la chica.
 Suspiró. Normal que no lo hiciese.
 Se suponía que esa chica había sido una parte de su vida en algún momento.
 No recordarla para nada le resultaría...extraño.
 -Bueno, me imagino que tendréis muchas preguntas que hacerme, pero de verdad, me encantaría que primero me dejaseis explicarlo todo de un tirón, y luego ya... Preguntáis.
 La chica suspiró, cogiendo un trozo de tarta y llevándoselo a la boca.
 -Yo soy de Dublín, pero mis padres siempre nos llevaban a mis hermanos y a mí de vacaciones a Mullingar, todos los veranos. Nos conocimos allí, de pequeños. Pero pasó mucho tiempo hasta que volvimos a vernos, los dos cambiamos del todo.
 A los catorce años, mi mejor amiga murió ahogada. Yo no lo vi,  nunca quise conocer los detalles, pero desde ese momento me cerré en banda. No quería hablar con nadie, ni siquiera con mis padres; me pasé una semana entera sin soltar prenda. Me llevaron a todo tipo de psicólogos y especialistas, me dieron mil y un tratamientos, pero nunca pude cambiar. Me aterroriza hablar con extraños, normalmente ni contesto cuando me hablan si no tengo mucha confianza, y soy muy arisca.
 Un año, decidí pasar una semana en la casa de veraneo de Mullingar. Sola. Había sido un año especialmente difícil, los problemas en casa se estaban haciendo cada vez más difíciles de disimular,  y necesitaba pasar un tiempo sola. Estaba sentada en un parquecito, leyendo, cuando se acercó. Él me recordaba a mí, pero yo a él no. Venía todas las tardes, y todas las tardes se colocaba al lado mía, intentando entablar una conversación, hasta que consiguió que le contestase. Y nos hicimos amigos.
 No me dí cuenta de como esa amistad llegó a más hasta que fue demasiado tarde. Siempre le había tenido miedo a los chicos, pero él era diferente, como si supiese todo lo que estaba pasando por mi cabeza en cada preciso instante, como si adivinase cuando necesitaba estar sola y cuando no...
 Pero él era famoso. Muy, muy famoso. Y yo seguía teniendo pánico a las personas. Menos, gracias a él, pero pánico al fin y al cabo. Así que le rogué que no le dijese a nadie lo nuestro, que permaneciese en secreto. Pero se puso pesado, así que accedí a presentarme a vosotros el día de Año Nuevo. Pero...
 La chica bajó la vista hasta el suelo.
 -Fui al entierro, pero me presenté como miembro del grupo de estilistas. Nadie hizo preguntas, así que me quedé callada en una esquina sin que se notase que estaba allí. Y voy todas las tardes, sí. Y pienso seguir haciéndolo.
 Ellos bajaron la mirada.
 -Pero nunca dijo nada... Ni se le veía extraño...
 -Y él no es muy bueno en lo que a secretos se refiere.
 -Confiaba en él.- dijo Katherine encogiéndose de hombros.- Y era. Hablar de él en presente duele incluso más que hacerlo en pasado.
 Los tres chicos se miraron, mientras ella engullía otra porción de pastel.
 -Lo siento.- dijo Katherine, después de unos minutos.- De verdad, debéis de estar odiándome. O volviéndoos locos intentando adivinar qué veía Niall en mí. Lo comprendo, a mi también me pasa.
 -Para nada.- dijo Zayn, sacudiendo la cabeza.- No.
 -Creo que tienes un concepto muy bajo de ti misma.- murmuró Harry, mirando a la chica profundamente.
 Ella se encogió de hombros, bajando la vista.
 -No es que tenga la autoestima baja ni nada de eso. Pero es la pura realidad. Puedo tener muchas cualidades, pero fui borde con él un mes y medio. Y nunca se quejó. Ni una sola vez. Y tampoco fui nunca la típica novia convencional; eso deberíais quitároslo de la cabeza. Ni nos andábamos besando todo el día, ni caminábamos de la mano, ni nada por el estilo.
 -Bueno, él tampoco fue nunca el típico chico convencional.- dijo Louis, mirando de reojo a Niall, que tenía la mirada perdida.- Sinceramente, no me pareces tan borde y mala como tú misma te describes.
 Katherine resopló.
 El ambiente de esa habitación estaba empezando a pesarle.
 -Mirad, no es que vuestra compañía me incomode, pero no puedo encontrarme peor. Lo siento. Me encantaría volver a veros, sois encantadores, pero... Necesito aire. Por favor.
 -Claro.- dijo Zayn, acompañándola hasta la puerta con gesto confundido.- Vuelve cuando quieras. Yo no vivo aquí, pero Louis y Harry sí...
 -Gracias, de verdad.- dijo ella, casi corriendo hasta el ascensor.
 -Katherine.- le llamó él. La chica se giró, ya dentro del ascensor.- De verdad, no lo digo por cortesía. Vuelve. Por favor.
 La chica asintió, y las puertas se cerraron.

 Harry llevó los platos a la cocina.
 -Es bastante... Indescriptible.
 -Pobre.- dijo Louis, recostándose en el sillón.- Me ha partido el corazón. Parece tan vulnerable. Tan frágil.
 -Seguramente Niall pensase lo mismo de ella.- le contestó Zayn volviendo al salón.
 Louis miró hacia el sofá en el que minutos antes Niall miraba a la nada, pero ahora estaba vacío.

 Katherine se secó la mejilla, húmeda por las lágrimas. Respiró profundamente, intentando controlar los sollozos que la hacían convulsionarse.
 Niall no podía dejar de mirarla. Apretujado en una esquina del ascensor, observaba cada pequeño movimiento, cada simple gesto que la chica hacía.
 Se acercó hasta colocarse a su lado.
 -Kath...
 La chica inspiró profundamente.
 Él paseó su mano por la curva de su clavícula, achinando los ojos.
 Ella dio un respingo, pero no se apartó.
 Las puertas del ascensor se abrieron y la chica salió precipitada.
 -¡NO!- gritó el chico, sin poder evitarlo.
 Katherine se giró bruscamente y escudriñó el ascensor, en busca de algo sospechoso.
 Niall le miró, directamente a los ojos.
 Ella suspiró y salió a la calle.


sábado, 23 de marzo de 2013

Capítulo 29- Recapitulemos

Bien, bueno, si estás esperando que me presente, no sigas. No te voy a dar ni mi nombre, ni ninguna pista para que lo averigües por ti mismo. No quiero revelar mi identidad, porque no es importante.
 Soy un narrador. Esa es mi función, por lo menos la que te interesa. No me vas a ver, no voy a estar, pero es necesario que te cuente todo lo que ha pasado en las vidas de Liam, Zayn, Louis y Harry desde que te fuiste.
 Hace tres meses.
 El invierno dijo adiós y dio paso a la primavera, que, aunque no lo parezca, no siempre la sangre altera.
 Sophia, chica lista, se había ido cuando Harry regresó. Y, aunque él mismo se lo había pedido, no pudo evitar sentir alguna especie de decepción masoca entre tanto dolor y despecho. No lo llevó como Zayn y sus Días Oscuros, pero digamos que guardó luto. Y sigue guardándolo a día de hoy.
 Eleanor se fue, por razones más que aclaradas. Louis sufrió; mentiría si no lo dijese. Pero, a la vez, se lo agradeció. Agradeció que, por lo menos una persona, hubiese sido sincera con él. Niall le acompañaba a todas partes, durante sus largos paseos, donde, aunque nunca lo admitiese, buscaba y rebuscaba entre la multitud, esperando encontrar un par de ojos negros.
 Zayn y Meg parecían los únicos afectados de la magia romántica de la primavera. Zayn intentaba despertarse antes por las mañanas, sólo para observar a la chica sonreír soñando. Él también sonreía. No podía evitarlo.
 Pero los recuerdos de Perrie no hacían más que perseguirle entre esas cuatro paredes. Parecían siglos, pero la ruptura con ella no había sucedido hacía mucho. La mayoría de las cosas habían cambiado, pero la herida seguía abierta y sangrante.
 Por eso decidió mudarse con Meg, aunque la excusa oficial era que buscaban un sitio más "adecuado". Pleno Notting Hill, aunque un poco diferente a la antigua casa de ella, los dos chicos comenzaron una vida juntos que no daba señales aparentes de tener un mal futuro. Por lo menos, empezar, empezaron bien.
 Así que Louis decidió, después de una charla de convencimiento con Zayn, mudarse al apartamento vacío en busca de un poco de estabilidad y soledad para lamer sus heridas. Y Harry, con todo su despecho a cuestas, lo siguió. Vida de solteros, aunque no exactamente fiesteros.
 Hablando de Louis, el tratamiento con radioterapia estaba en su fase culmine. Los resultados no eran ni esperanzadores, ni desoladores; el tumor estaba ahí, ni grande ni pequeño, en su mundo. No había dado ningún avance, pero tampoco se había curado. Y operar, con todo el riesgo que conllevaba, parecía, a ojos de los meros observadores, la mejor de las opciones.
 Y Liam, mientras, se llevó otro disgusto. Ni avisado ni sin avisar, simplemente un día, vio una nota pegada en la nevera. Y ya está. Danielle había decidido marcharse. Sin más.
 No se veía capaz de odiarla, pero cariño no era la palabra más acertada para definir sus sentimientos hacia ella en ese mismo momento.
 Y, resignado y con el corazón roto, se dispuso a intentar recuperar y atar, aunque fuese precariamente, los partidos trozos de su corazón. Aunque, quién sabe... Quizás algún Super Glue apareciese por su vida...
 No voy a adelantarte más.
 Pooooor mi parte nada más que añadir, como suele decir una amiga mía. No creo que tengas el placer, o la desgracia, como quieras verlo, de toparte conmigo en muchas más ocasiones. O puede que sí.
 Personalmente, no creo en el destino, pero si lo hubiese y yo estuviese equivocado, es muuuuuy caprichoso.  Y tú que estás leyendo esto, lo sabes más que nadie.
 Espero que estés atento, querido oyente que estás soportando mis chorradas y rimas fáciles. Esta etapa de la vida de nuestros protagonistas se avecina tormentosa. No te digo más.
 Pero con eso te lo digo todo.

 P.D: Que yo sepa, las "simples alucinaciones" no conocen a personas que los que se las imaginan ni siquiera saben que existen. Ni saben sus nombres.
 Katherine...
 Que nombre mas bonito.
 ¿No?

miércoles, 20 de marzo de 2013

Aviso

Yo, en mi enorme sabiduría, he estado investigando, y he descubierto que desde que @atravesdelcielo ( os dejo el link de su novelita, es to cuqui http://cuandoestesconmigo.blogspot.com.es/ ) me hizo publicidad, muchas os pasais por aqui.
 Pues bien, quiero que me hableis en Twitter, almas del señor, si esta mierdecilla que me dedico a escribir os gusta. Para que os pueda mandar amor y estas cosas. Ya veis que amorable que soy.
 Bien, en Twitter soy @DaphneAndIzzy. Enga. Mandadme una mención. Soy muy cariñosa.
 Gracias, corazones.
 Os quiere, aunque menos que a mi Lui.
                                                                                        Daphne

sábado, 16 de marzo de 2013

Epílogo- La Carta y Menciones Especiales


 Querido Niall:
 Quizás debería dejar de hacer esto, pero siento que dejándote cartas en vez de contándote mi vida delante de la lápida no resulto tan patética. En todo caso, da igual, voy a seguir escribiéndote.
 Cuando siento que las cosas están empezando a ir mejor, que de verdad puedo decir que estoy en proceso de superarlo, una imagen, una palabra, a veces hasta una brisa especial me recuerda a ti. Y entonces las pesadillas vuelven, los gritos en mi cabeza se hacen insoportables y los colores se difuminan. Y estoy en el pozo otra vez.
 Siempre supiste lo tímida que soy. Lo mucho que me cuesta abrirme a la gente, incluso contestarles, si no les conozco lo suficiente. Pero eso te dio igual; me soportaste incluso cuando tenías que hablar solo, esperaste pacientemente a que yo confiase en ti. Nunca podré expresar lo que te debo por eso, ni siquiera en cartas.
 Aún me sigo acordando, cada mísero día, cada asco de hora, del día que nos conocimos. La brisa, Dios, era perfecta, traía el olor del mar. El cielo se había despejado después de semanas ocultando el sol, y la hierba estaba húmeda. Ese lugar en el mundo siempre será mi favorito, a pesar de que ya no pueda volver. No sin ti. No sola.
 Te acercaste y te sentaste a mi lado. No dijiste nada. Sólo sonreíste. Nunca me había pasado nada igual, y sé que es imposible que vuelva a pasarme. Tampoco quiero. Quiero que tú siempre seas especial.
 Ese primer día estuve odiosa, y el siguiente, y el siguiente también. No sé cómo me soportaste, y por mucho que te lo pregunté, tampoco me contestaste nunca. Supongo que será algo que me contarás cuando nos reunamos.
 Lo único que sé es que contigo descubrí lo que de verdad era vivir. Lo que era alejarse de las normas, de lo políticamente correcto. De lo esperado. Vivir el día de hoy sin saber si mañana será igual. Sólo vivirlo sin hacer preguntas. Tú me abriste los ojos.
 Nunca me dejaste devolverte el favor. Nunca tuve la oportunidad.
 Ahora te has ido y yo vuelvo a no saber cómo vivir. Paso los días encerrada, buscando una razón de peso que me obligue a levantarme de la cama. Pero no la encuentro.
 Antes eras tú.
 Ahora ya no hay nada.
 Cuando pienso, cuando me atrevo imaginar como hubiese sido nuestro futuro juntos, simplemente me quedo quieta en un sitio, sin recordar como era eso de respirar. La sola posibilidad de poder haber formado parte de tu futuro, ya hace que me sienta afortunada.
 Una persona como tú sólo se encuentra una vez en la vida, y me siento feliz porque sé que estarás ahí, esperándome. Y que yo estaré aquí, esperándote.
 Los campos verdes son una de las cosas que me recuerdan a ti. Y la brisa marina.
 Siempre tuya, no te imaginas cuanto
                                                                                       Katherine.


 Y sí, después de esta sesión de emotividad, vienen mis agradecimientos.

A pesar de que el fanfic, o la fanfic, o como coño se diga, no está terminado, ni mucho menos (aún me quedan muchas cosas que contar), siento que tengo que mencionar, aunque sólo sea de pasada, a esas personitas que me ayudan a salir de mis pozos personales de asfixia y depresión.

 OJO: Si no te he mencionado, no es que no quiera que me sigas leyendo, es que probablemente no te hayas manifestado, o no tengas twitter, o no charlemos lo suficiente como para poder poner una anécdota tuya en condiciones. Pero sigo queriéndote. Si estás leyendo esto, te amo.

 OJO2: El orden de los factores no altera el producto.

 @_onedirecinco Mi trotamundos, fuiste de las primeras y serás de las últimas a las que mate. 
 @destinedtoend Querida, que decirte que ya no sepas. O que ya no te haya dicho en mis acosaciones varias. Te quiero, pero eso ya te lo podías haber imaginado.
 @Nosoytuprima probablemente no estés leyendo esto, pero soy la fundadora de tu club de fans, lo menos que podía hacerte era una mención.
 @atravesdelcielo a ti ya te mencioné, caxo perra, pero con lo adorable que eres, es imposible no hacerlo dos veces. ¡Arriba el poder Viejo Verde!
 @carlacuencap Ay mi niña, que haría yo sin ti y nuestras menciones a los chicos dándoles a entender cosas sucias... Porbablemente estaría más psicológicamente inestable de lo que ya estoy.
 @cristinaAF_ y @lasnalgasdezayn recientes incorporaciones, pero os quiero igual.
 Y, por supuesto, esto no serían menciones en toda regla si me saltase a @ChristieNothing, @Vaniagomez_ @MaskAdorable y compañía, aunque a vosotras os puedo mandar amor en persona.

 Muchísimas gracias, tanto a las antes mencionadas como a las que no. No sabéis, no tenéis ni idea, de lo que significa para mí que leáis esto. Por lo menos a algunas os gustan mis desvaríos raros.
 Con mucho, muchísimo amor, aunque no lo parezca.
                                                                                                  Daphne.

jueves, 14 de marzo de 2013

Capítulo 28- Revelaciones, Gritos, Despedidas y Katherine

-¡Hooola!- exclamó Harry, cerrando la puerta de casa. Había tenido que salir corriendo a por pilas, pues el mando de la tele había dicho adiós y Sophia se lo había rogado con cara de perrito degollado.- Traigo las pilas, la señora intentó confundirme diciéndome que no eran estas, pero yo no me dejé.
 Entró en la cocina, donde encontró a Sophia con un ordenador gris.
 -Muy bien, corazón. Eres muy inteligente.- dijo ella, cogiéndole la bolsa de las manos con una sonrisa.
 -Lo sé.- contestó él, aunque no la estaba mirando.- ¿Y eso?
 -¿El qué?- preguntó ella, con el ceño fruncido.
 -Ese ordenador. No sabía que tenías dos. ¡Y es un Mac! Qué nivel.
 -Pues sí...
 -¿Puedo verlo?- preguntó el chico, sentándose y abriendo el ordenador. Le recibió una foto de fondo de un grupo de chicas; Sophia, en una esquina, agarrada a una chica bajita, de pelo negro con tirabuzones y unos enormes ojos grises, estaban en primer plano.
 -No creo que sea una buen idea.- dijo ella, cerrándole la tapa del ordenador de un golpe. Harry la miró interrogante.
 -¿Por qué no?
 -Bueno, es que... No sé. Dejémoslo.- murmuró la chica, cogiendo el ordenador y saliendo de la cocina.- Vete poniendo las pilas al mando, yo bajo ahora mismo.
 El chico siguió con la mirada los pasos de Sophia hasta que se perdió por las escaleras.

 Louis entró en casa intentando hacer el menor ruido posible. Sabía que, si por casualidad Eleanor seguía allí, no estaría con su mejor humor, y tampoco quería volver a gritarle. Había decidido que, si ella no ponía de su parte, lo haría él. Y estaba dispuesto a pedir perdón si era necesario.
 Por otro lado, Niall ya se olió una mala noticia al entrar en el recibidor. Más adelante, no supo si fue pura intuición o si las alucinaciones tenían algo de videntes, pero hubiese preferido no saber nada de lo que venía a continuación.
 El piso estaba a oscuras; las persianas bajadas y las luces apagadas, como si hubiese algo que sus habitantes intentaban esconder. Tres baúles, de diferentes tamaños y formas, se amontonaban al lado de la entrada, esperando. Louis se tensó.
 -¿Eleanor?- murmuró, con el corazón encogido. Creía hacerse una idea de lo que le esperaba a continuación.
 Se lo había imaginado desde el principio.
 Caminó los metros que le separaban del corredor y entró en el dormitorio de la pareja. Nada.
 Siguió andando por el pasillo hasta llegar al vestidor, que abrió a pesar de tener las manos sudadas. Vacío.
 -Hola, Louis.
 No sabía de donde había salido, pero allí estaba Eleanor, mirándole con cara seria.
 -Dios mío, Eleanor, que susto me has dado...-¿Dónde estabas?
  -Aquí mismo.
 -Pues no te vi, está todo tan oscuro... Hablando de eso, ¿por qué has bajado las persianas?
 La voz del chico temblaba. No lo podía evitar.
 Eleanor giró la cara, suspirando.
 -Ven, Louis. Tenemos que hablar.
 Él la siguió de vuelta hasta el salón, tratando de no mirar los tres baúles, la prueba de lo que estaba a punto de pasar.
 -Louis...
 -No, El, te lo suplico.- suplicó él, mirando hacia abajo.- Sé que lo que diga no te va a hacer cambiar de opinión y que debería conservar mi dignidad, pero...
 -Por favor, Louis, no montes una escena. No sabes lo que voy a decir.
 -¡Los baúles lo dicen todo! ¡Eleanor, por favor, no puedes marcharte!- exclamó el chico, ya sin intentar ocultar la cara, que estaba bañada en lágrimas.
 Eleanor le miró, sin un sólo cambio de expresión.
 Mientras, Niall se encogía en el sillón, intentando no hacer nada imprudente.
 -¡No puedes dejarme aquí solo! ¡Te necesito, Eleanor, no sabes cuanto!
 -Te he dicho que no montes una escenita, Louis.
 -¡Por favor! ¡Sé que últimamente discutimos mucho, pero...!  ¡Por favor! ¡Te prometo que no discutiremos más!
 -¿Acaso crees que me voy simplemente porque llevamos tres días molestos?- preguntó la chica, completamente tranquila. Le miraba con una mezcla de odio y asco.- Estás muy equivocado. Sabes por qué es.
 Louis negó con la cabeza. Eleanor giró la cabeza de nuevo.
 -No puedo quedarme contigo, Louis, porque posiblemente no salgas de esta. No puedo hacerme eso a mi misma. No puedo quedarme y ver como mueres porque eso me mataría a mi también.- murmuró.- Todo este tiempo he intentado que no se notase, he intentado cambiar de pensamientos e ideas, pero todas las veces que he llorado, lo he hecho por mí, no por ti. Por cómo mi futuro se destruiría contigo. Soy una egoísta, y no puedo verte morir. Lo siento, Louis, pero vas a tener que dejarme ir.
 La chica cogió los baúles y se alejó del chico, que tenía la mirada perdida en la completa oscuridad.
 Niall temblaba desde el sofá.
 -No voy a decirte que te quiero, no soy tan egoísta.- dijo Eleanor antes de marcharse.- Adiós, Louis.
 El sonido de su agitada respiración impidió a Louis escuchar la puerta cerrarse.

 
  Zayn dijo adiós a Meg con la mano, mientras ella se alejaba de la verja del cementerio de Mullingar. No le había dicho exactamente a que iba, porque tampoco estaba seguro de que fuese a funcionar; en todo caso, lo último que podía perder era la esperanza. Empujó lentamente la puerta, que se abrió con un quejido.
 Desde la última vez que había ido se había estado arrepintiendo de no haberse acercado a la misteriosa chica. Se había imaginado millones de situaciones que podrían haber ocurrido, miles de preguntas que le habría hecho. Miles de respuestas que habría recibido.
 Así que había decidido volver, pero no las tenía todas consigo. A menos que acampase en el camposanto, no podía estar seguro de qué días iba la chica, o si sólo había sido una visita espontanea, como la de él.
 En todo caso, por probar no perdía nada,
 Caminó con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos, entre las lápidas que llenaban el cementerio. El cielo estaba grisáceo, y amenazaba con llover. Zayn rogó que a la chica le diese por aparecer pronto, si es que lo hacía.
 Llegó a la explanada que marcaba el centro, y cambió de dirección para dirigirse al mausoleo de Niall. A pesar de que intentaba no hacer ruido, no pudo evitar aumentar la velocidad.
 No había nadie cuando llegó. Zayn suspiró; era muy improbable que la chica estuviese allí.
 Se agachó delante de la lápida, con los nombres de su amigo grabados en color oro.
 -¿Quién es K., Niall?
 No recibió respuesta.
 El viento comenzó a soplar más fuerte.
 Y con él, unos pasos se acercaban a su posición.
 Zayn murmuró, ocultándose tras la pared del santuario.
 Entre dos lápidas, observó una figura esbelta, vestida totalmente de negro. La cabellera dorada volaba por la fuerza del viento, y dos ojos azules apuntaban hacia el suelo.
 Zayn sonrió.
 Bingo.


 Harry subió con cuidado las escaleras. Tras el incidente del ordenador, había tratado de comportarse como siempre con Sophia, y parecía que ella se había olvidado del percance. Después de comer, se había quedado dormida en el sofá del salón, tal como él esperaba.
 Entro en la habitación de la chica, totalmente tenso. Si la chica le pillaba, la bronca podría ser monumental. Pero necesitaba saber lo que escondía.
 Giró la cabeza, observando la habitación. Dormía con ella, y sin embargo nunca había visto el ordenador antes, así que tenía que estar escondido. Pero, ¿dónde?
 Abrió las puertas del armario, sin estar muy convencido. Como esperaba, sólo había ropa. Dejó las prendas tal y como estaban, y lo cerró de nuevo. Se agachó y miró debajo de la cama. Nada.
 Pasó al escritorio. Había un montón de papeles, pero la mayoría eran apuntes de la universidad. Nada interesante.
 Dirigió la mirada a la derecha y lo descubrió.
 En una esquina, camuflado bajo varias pilas de ropa, había un baúl enorme de madera marrón. Harry soltó un suspiro de alivio.
 Colocó las prendas en el suelo con mucho cuidado y abrió el baúl. Ahí estaba.
 Sacó el ordenador y se sentó en la cama, con los nervios a flor de piel.
 ¿Qué sería lo que Sophia intentaba ocultarle?
 Abrió el Mac, encontrándose de nuevo con el fondo de pantalla personalizado. Al no ver nada interesante en el escritorio, Harry empezó a buscar en los documentos.
 Las imágenes no eran nada fuera de lo común. Fotos con sus amigas, como la del fondo de pantalla. Alguna que otra sacada de internet, pero no mucho más.
 Pasó a los documentos. Los dos primeros eran trabajos de la universidad, pero estaban datados de tres años atrás. El siguiente ya era más interesante.
 Utilizaban un vocabulario bastante extraño, pero Harry pudo entender que era un diploma de graduación. Y era de la universidad de Cambridge. Del año 2010.
 No tenía mucho sentido, pues Sophia no se había graduado. Y menos tres años atrás.
 Y no había duda de que fuese suyo, pues estaba puesto a su nombre.
 -Tranquilo, Harry.- murmuró para sí mismo.- Quizás es una coña de Internet. Tú mismo tienes tu carta de Hogwarts.
 Siguió mirando, un poco más nervioso. El siguiente, y el último, fue la prueba definitiva.
 Era un documento de Word; por lo poco que pudo leer Harry antes de cerrar el ordenador de golpe, sin terminar.

                                                  Reacciones ante la muerte.
 Un equipo de investigación ha conseguido, después de muchos esfuerzos, filtrarse en el círculo más cercano de los miembros del conocido grupo One Direction, que recientemente ha sufrido la pérdida de uno de sus componentes, Niall Horan. Después de un tiempo, les relatamos las reacciones de cada uno de ellos, cada una diferente, ante la pérdida de su amigo.
 Al parecer, sucesos más difíciles ocurrieron tras la muerte del chico, pero nos son imposibles revelarlos en este reportaje. Lo que si podemos contaros es que entre Harry Styles y Zayn Malik, actuales miembros de la decaída banda, corre una enemistad que no tiene signos de repararse en un futuro próximo. A pesar de que tanto Louis Tomlinson como Liam Payne ponen de su parte para que la reconciliación se lleve a cabo, Harry parece estar muy molesto, y no tiene intención de perdonarle, ni permitirle formar parte de la banda.


 -¿Qué haces, Harry?- preguntó Sophia con un hilo de voz. Miraba al chico desde el marco de la puerta, con el pelo despeinado y cara preocupada.
 Él le devolvió la mirada, frío.
 -¿Qué es esto, Sophia?
 Ella entró en la habitación.
 -Por favor, Harry, te lo puedo explicar...
 -¿¡Qué me tienes que explicar?! ¡Te estoy preguntando qué es esto, joder!- gritó él, levantándose de un salto.
 La chica le miró asustada.
 -Yo...
 Se hizo el silencio, donde sólo se oían los sollozos de Sophia y la respiración agitada de Harry.
 -¿Has escrito tú la noticia?- preguntó él, tras un rato. Había dejado de gritar, pero miraba a la chica con furia.
 -Pero...
 -¡No necesito explicaciones, sólo que me contestes a la puta pregunta! ¿HAS ESCRITO TÚ ESO, SÍ O NO?
 Ella estaba temblando.
 -Sí.
 Él bajo la mirada, asintiendo con la cabeza.
 -Entonces, el diploma que he visto es tuyo. Estás graduada en la universidad. Es decir, me has estado mintiendo desde el principio.- dijo él, mirando a Sophia con tristeza.- Lo tenías todo planeado...
 La chica se apoyó en la pared y se escurrió hasta el suelo.
 -Lo siento, Harry, lo siento mucho, por favor...
 -Y pensar.- le interrumpió él, dirigiéndose a la puerta de la habitación.- Que odiaba a Taylor. La prefiero a ella. Tú me das asco.
 Sophia soltó un gemido.
 -¡Por favor, Harry, déjame explicarme!
 -Quiero que te hayas ido cuando haya vuelto.- le dijo él, sin mirarla.- No quiero tener que volver a verte.
 Abandonó la habitación y bajó las escaleras de dos en dos. Abrió la puerta de entrada y salió, dando un portazo.


 La chica volvió a dejar un sobre, blanco como el marfil, delante de la tumba de Niall. Esta vez, sin embargo, no se sentó. Empezó a dar golpecitos en el suelo con el pie, mientras miraba hacia los lados.
 Zayn no vio mejor oportunidad.
 -Hola.- dijo, saliendo de detrás de su escondite.
 La chica dio un respingo, echándose hacia atrás.
 -¡Lo siento! No quería asustarte.- dijo Zayn, acercándose de nuevo a la chica y tendiéndole la mano.- Soy Zayn Malik.
 Ella le miró la mano con desconfianza, pero le tendió la suya después de unos segundos.
 -¿Y tú eres...?- preguntó el chico.
 -Kaherine.




   FINAL DE LA PRIMERA TEMPORADA.

 ¿O NO?


martes, 12 de marzo de 2013

Capítulo 27- Paseos Reveladores, Ojos Negros

 -Venga, Niall.
 -¿Por qué andas tan rápido? Pensé que sólo íbamos a dar un paseo.
 El chico caminaba detrás de Louis, que avanzaba con prisas por las calles de Londres.
 -Sí, pero preferiblemente por un sitio con poca gente que me vea hablando solo.
 -Ah, es cierto.- dijo Niall, alcanzándole.- A veces me olvido de que sólo tú puedes verme. ¿A dónde vamos? ¿Está muy lejos?
 -No, unas cuantas calles más allá está prácticamente vacío. Son diez minutos.
 Louis se calló bruscamente cuando una marea de turistas pasó por encima de Niall, al que no le dio tiempo a apartarse.
 -Mierda.- murmuró el chico, volviendo al lado de Louis.- Odio que hagan eso. Es muy molesto.
 -Por estas calles, al haber tanta gente, es normal que pase.
 Los dos chicos se callaron y siguieron andando, aunque el silencio entre ellos no duró demasiado.
 -¿Cuánto es para ti poco?
 -Cállate, no se de que te quejas. Sólo llevamos andando cinco minutos.
 -Puede que tú estés en forma, pero yo no.
 -Pues ya es hora de cambiar eso. Mira, es ahí, pesado, que eres un pesado.
 Louis le señaló una estrecha calle entre dos edificios de teja roja.
 -No parece muy buena para pasear.
 -Tu calla y anda.
 El chico obedeció, metiéndose entre las dos casas. Al entrar descubrió que, aunque era bastante estrecha, se ensanchaba a lo largo de la calle, hasta desembocar en un paseo poco transitado.
 -¿No ves? Tengo mis trucos.- murmuró Louis, sonriendo.
 -Vaya. Qué... poética.
 -Vamos. Por ahí hace menos viento.
 Doblaron la esquina, ya a paso más calmado. Niall observaba a su amigo, que intentaba dirigir la mirada hacia el lado contrario. Podía negarlo, pero él sabía que pelearse con Eleanor no hacía otra cosa que hundirle más de lo que ya estaba. Pasaba mucho tiempo con Louis, incluso cuando él no se daba cuenta de que estaba allí, y sabía que, aunque intentase aparentar otra cosa, por dentro estaba destrozado. Y le preocupaba que no fuese capaz de hablar con nadie sobre eso.
 -Mira.- dijo, intentando distraer a Louis; ya tendría tiempo de estar triste.
 Señaló a lo lejos, donde un chica cantaba una canción mientras hacía el ritmo con una guitarra acústica.
 -Es nuestra.- murmuró Louis, sonriendo.
 -I found your lips, so kissable...  Sí, es nuestra. Párate, quiero ver la guitarra.- dijo Niall acercándose a ella hasta colocarse a menos de diez centímetros de su cara. Louis rió; si la chica viese a su amigo, probablemente le daría un infarto.
 La observó; a pesar de que una enorme sudadera le cubría la mayor parte del cuerpo, llevaba las mangas remangadas, y un enorme tatuaje de enredaderas sobresalía, rodeándole el antebrazo y acabando en su muñeca. La larga cabellera de pelo color rojo sangre, que le llegaba hasta la cintura, se enroscaba en pequeños tirabuzones al llegar a las puntas. Sus manos rasgueaban la guitarra mientras ella cantaba, con los ojos cerrados y la cara completamente lavada, sin una gota de maquillaje. Al inclinar la cabeza hacia un lado, Louis entrevió otro tatuaje, aunque no pudo definir bien qué era exactamente. Antes de que se diese cuenta, la canción terminó y los enormes ojos de la chica, de un increíble tono negro, se quedaron mirándolo fijamente.
 -Vamos.- susurró Niall.- Sé que te ha hechizado con su belleza, pero te ha pillado mirándola.
 -No seas idiota.
 -Y límpiate, se te cae la baba.
 -¡Cállate!
 Louis miró a su alrededor, preocupado. Esperaba que nadie le hubiese oído gritar a la nada.
 -Parecía maja, sólo eso.
 -Ya, ya... Maja... Por supuesto.
 -Sí, claro que por supuesto.
 -Eso y que parecía sacada de un Tumblr hipster.
 Louis le miró boquiabierto.
 -¡No es cierto!
 -¡Pues claro! ¿Y ese tono de pelo rojo menstruación?
 -Ves mucho la tele.
 -Y tú eres demasiado moderno e influenciable.
 -Te pegaría si no fueses una alucinación.
 -No existir tiene sus ventajas.
 Ambos rieron, cada uno por sus propias razones; uno lo hacía por no llorar, por el triste hecho de que nunca podría recibir un puñetazo cariñoso de nuevo; otro, de puro nervios, y con el recuerdo de unos ojos negros grabados a fuego en su cerebro.

 -No sabía que odiases tanto el tabaco.
 -No lo odio, pero no me gusta el olor. Huele a incendio. No es agradable oler a incendio.
 -Tu lógica contundente me abruma, Louis.
 -Es puro sentido común.
 Los dos chicos llevaban ya un buen rato caminando, hablando de cualquier chorrada que se les ocurría. Niall sentía como su amigo se relajaba por momentos, y él mismo se sentía mucho mejor; los anteriores días encasa de Louis habían sido difíciles, y la última visita al médico, mucho más.
 La doctora les había dicho que sí, oficialmente, era un tumor. Y que lo primero que harían sería aplicar radioterapia, para ver cómo evolucionaba. Después de ello decidirían si debían operar o si no era lo suficientemente grande para ser inmune a la quimio. Pero la doctora les había sido franca; no era de los más fáciles de curar, y daría mucha guerra.
 Niall sabía que podía ser mucho, mucho peor. Pero aún así, ver a Louis consumirse mientras Eleanor no hacía más que poner las cosas difíciles no daba muchas esperanzas.
 Por otro lado, él comprendía a la chica. La situación era difícil, no sólo para Louis, también para ella. Estar al lado de un enfermo, y no poder hacer nada para ayudarle, aunque sea lo que más deseas, siempre acaba por desgastar.
 -Hey.- dijo Louis, sacando al chico de sus pensamientos.- Mira quién está ahí.
 Niall miró a lo lejos. Sentado en un banco, con las piernas encogidas y la cabeza ladeada, se sentaba Zayn.
 -Cuanto tiempo. Acércate y salúdale.
 -A eso iba. No hace falta que me manejes, idiota.
 -Era por si pensabas huir haciendo la croqueta.
 Los dos chicos se acercaron hasta Zayn, que levantó la vista y esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
 -¡Louis! No esperaba verte por aquí.
 -Yo a tí menos.
 -Estaba haciendo tiempo para ir a verte, es la hora de comer...-dijoél, levantándose y abrazando al chico, todo bajo la atenta mirada de Niall.- ¿Qué tal estás?
 -Bien, intentando que me dé un poco el aire. ¿Y tú?
  -Pues yo también, no me puedo quejar. ¿Quieres helado?- le ofreció el chico.
 -No, gracias, hace un poco de frío.
 -Tú te lo pierdes.- murmuró Zayn agachando la cabeza hacia la enorme tarrina de helado de fresa.
 -¿Qué has estado haciendo estos días?
 -Pues nada interesante. Bueno, miento; he visitado el cementerio de Mullingar.- dijo él, sin levantar la vista del helado.
 Louis no pudo evitar mirar de reojo a Niall, que abrió los ojos desmesuradamente.
 -¿Y eso?
 -Bueno, no estaba allí desde el día del entierro, me apetecía pasarme... Y no sabes lo que me encontré. No te lo vas a creer.
 -Cuenta, cuenta. Tu tono suena a culebrón. ¿Pillaste al cura con una monja?
 -Estás enfermo.
 Louis rió maliciosamente mientras se sentaba al lado de Zayn.
 -El caso es que estaba llegando al mausoleo cuando escuché un ruido, así que me paré para ver que era... Y había una chica delante la tumba de Niall. Toda vestida de negro, dejó un sobre y empezó a llorar delante de la tumba... No tardó mucho en irse. No quise abrir el sobre, tampoco me pareció bien.
 Louis miró al rubio, que se había quedado petrificado.
 -Katherine...- murmuró, alejándose de los dos chicos, primero lentamente, para después echar a correr.
  Los recuerdos no dejaban de venir a su mente, inundándole e impidiéndole pensar.

lunes, 11 de marzo de 2013

Capítulo 26- Malas Maneras, Explicaciones y Perdones

 Louis cogió el abrigo, mirando a Niall con una ceja arqueada.
 -¿No deberías ponerte una cazadora? Fuera hace frío.
 El chico se miró los brazos desnudos, encogiéndose de hombros.
 -Estoy muerto; el frío es una de esas cosas que no echas de menos en el Más Allá.
 -Ni siquiera has estado en el Más Allá, eres una alucinación. Anda, ponte algo, aunque sea para que no me entre frío cada vez que te miro.
 Niall suspiró y se perdió por el corredor, de donde salió Eleanor, con gesto hastiado.
 -¿A dónde se supone que vas?
 Louis la miró sin entender.
 -Pues a la calle.
 -¿Y no se te ocurrió avisarme? ¿Qué vas a hacer?
 Él se encogió de hombros.
 -Caminar. Y no sabía que tenía que avisarte de cada paso que daba.
 Eleanor resopló, poniendo los brazos en jarras.
 -Increíble. Me quedo en casa para estar contigo y tú te vas.
 -En ningún momento te pedí que te quedases conmigo, Eleanor. No necesito una niñera que me cuide las veinticuatro horas del día.
 -¡Eres un desagradecido!
 -¿Por qué debería darte las gracias? ¡No entiendo por qué tienes ganas de discutir!
 Niall apareció con un jersey de pico puesto, y cara de circunstancia.
 -Venga, Louis, no creo que esto sea...
 -¿Que tengo ganas de discutir? ¡No sé de que hablas!
 -¡Pues de que has sido tú la que ha venido aquí a hablarme de malas maneras!
 -¡Es que me parece increíble que ni siquiera me avises de que te vas a ir!
 -¡No me has dado tiempo! ¡De verdad, no sé qué te pasa, pero estos últimos días están siendo un infierno!- exclamó el chico, poniéndose el abrigo y abriendo la puerta. Niall salió del piso cabizbajo.- Mira, de verdad, no me gusta nada discutir, y menos contigo. Pero si sigues así, pensando que te debo la vida por quedarte una tarde conmigo, no pienso dar mi brazo a torcer.
 El chico cerró la puerta y se unió al rubio, que esperaba por el ascensor.
 -Deberías volver y disculparte.- dijo Niall.
 -¿Disculparme? ¿Yo? ¡Ha sido ella la que ha empezado!
 -¿Y qué?- contestó su amigo, entrando en el ascensor.- ¿De verdad quieres discutir con ella?
 -Ya no es la primera bronca. Quizás me disculparía si solo hubiese sido esta vez, pero... Se acabó. No pienso seguir oyendo sus quejas.
 -Lo dices porque estás enfadado.
 -No, lo digo porque esta situación se está volviendo insoportable.
 Niall ladeó la cabeza y salió del ascensor, seguido por Louis.


 Zayn miró a Meg detenidamente mientras ella se sentaba en el sofá, apartando las latas que se habían vuelto a acumular.
 -Esto... Espero que te guste la pizza hawaiana.- dijo él, intentando sacar un tema de conversación.
 -No mucho, la verdad.
 -¿En serio?
 -Pareces sorprendido.
 -No conocía a alguien a quien no le gustase la pizza hawaiana.
 La chica rió, y Zayn notó como se relajaba en su asiento. Estaba nerviosa. Incluso puede que tensa.
 -¿Qué pasó el otro día, Meg?- le preguntó, sin dejar de mirarla.
 La chica suspiró.
 -Pues...
 -Empecemos por una pregunta más sencilla.- la interrumpió el chico.- ¿Por qué me mentiste?
 Meg le miró con el ceño fruncido.
 -¿Mentirte? No.
 -Me dijiste que estabas borracha.
 -Oh.
 -Y no lo estabas. Créeme, he estado viviendo dos años con cuatro chicos con la edad para tomar alcohol recién cumplida. Sé lo que es estar borracho y lo que no. Y tú no lo estabas.
 Ella miró al suelo, retorciéndose las manos.
 -Bueno, puede que exagerase...
 -No entiendo por qué.
 -A ver, déjame explicarme. Por favor.- la chica se revolvió en su asiento.- No te pido que entiendas mis razones, sólo que las escuches. Yo... Me puse nerviosa. Nerviosísima. La última vez que tuve novio... Pues la cosa no salió muy bien. Acabó muy mal. Fatal. Y... No he vuelto a estar con un chico desde entonces, y cuando desperté esa mañana y te vi .. Se me vino todo encima. Por eso te mentí. Y te eché. Pero... No era eso lo que quería. Te echo de menos. No te pido que me perdones, ni que quieras... Quedar conmigo otra vez, pero sólo quería explicarme. Y si decides echarme ahora mismo, lo entenderé.
 Zayn ahogó una risita.
 -¿Has terminado?
 -Sí.
 -Pues espero que te gusten las pizzas de jamón y queso, porque son las que venden en la tienda de abajo.- dijo el chico, levantándose con una sonrisa.- Ven aquí.
 Meg se levantó también y se abrazó al chico.
 -Podrías habérmelo explicado.
 -Estaba muy nerviosa. En ese momento te odiaba.
 -Bueno, por lo menos ahora ya no lo haces.- dijo él, arrastrándola.- Vamos.
 Los dos chicos caminaron hasta el ascensor.
 -Admito que si me hubieses hecho lo que te hice yo, no te hubiese perdonado tan rápido.- dijo ella, con una sonrisa.
 -Perdonar se me da bien. Ser perdonado... Es otra cosa.

domingo, 10 de marzo de 2013

Capítulo 25- Reencuentros Y Presentaciones

Zayn abrió la nevera con gesto crítico. Acababa de volver del viaje a Mullingar, eran las diez de la noche y tenía hambre.
 Observó el frigorífico. Latas de cerveza, un trozo de algo que en su momento debió de ser carne, dos latas de atún en conserva caducadas y una botella de agua. Nada comestible.
 Cerró la puerta de un golpe mientras se rascaba la cabeza. El repartidor de pizzas iba a acabar por tomarse confianzas.
 Cogió el teléfono y, con un suspiro, marcó el número de la pizzería del barrio.
 -Una hawaiana, hoy me siento atrevido.- dijo. La chica que le atendía soltó una carcajada.
 -Por lo menos alguien se lo está pasando bien.
 -¿Cómo ha dicho, señor?
 -Nada, que con doble de queso. Gracias.

 -¿Estás seguro de que a Louis no le importará?-preguntó Sophia, entrando en el ascensor del edificio.- Uy, cuantos espejos, me siento observada...
 -¿Qué le va a importar? Qué chorrada.
 -¿Le has avisado de que venía?
 -Sí, esta mañana. Me ha dicho que tenía ganas de conocerte.
 -¿Les has hablado de mi?- preguntó la chica, mirándole con una sonrisa.
 -Tal vez algún comentario de pasada...
 -Me siento halagada.
  Harry le miró a través del espejo. Sonreía al suelo, pero no dejaba de mover los dedos. Estaba nerviosa.
 -Les vas a caer muy bien a todos, no te preocupes por eso.-dijo él, cogiéndole de la mano.
 La chica suspiró.
 -No soy muy buena haciendo amigos.
 -A mi me conquistaste a la primera.
 La chica rió.
 -Eso es verdad.
 Las puertas del ascensor se abrieron y los dos chicos salieron, caminaron unos cuantos pasos y timbraron en la puerta.
 Les abrió Liam, que es recibió con una sonrisa.
 -¡Hola, Harry! ¿Qué tal has dormido?
 -Bien. Te presento a Sophia; Sophia, este es Liam.
 El chico la miró con gesto de culpabilidad absoluta.
 -¡Lo siento mucho! Como ibas detrás de Harry, no te he visto... ¡Has debido de pensar que te estaba ignorando!
 -¡No, qué va! No te preocupes.
 -Perdona... ¡Un placer conocerte!- dijo el chico, acercándose hasta ella y besándola en las mejillas.- Vaya, tienes la cara fría... Pasa, pasa. Louis está en el salón.
 Sophia entró mientras Liam cerraba la puerta. Observó el recibidor de la casa; pintado de color azul claro, un montón de fotos decoraban las paredes. Fotos de la pareja en infinidad de sitios, de paisajes... Un verdadero mural.
 Entró en el salón. Aunque el recibidor, al ser tan espacioso, daba la sensación de que el piso sería enorme, engañaba; era bonito, pero no extremadamente grande. Al fondo de la sala vio a Harry y a Louis saludándose.
 -Sophia, este es Louis.- dijo él, haciéndole un gesto para que se acercase, pero el chico fue más rápido; rodeando el brazo de Harry, se levantó de un salto y se acercó hasta la chica con una sonrisa.
 -¡Hacía mucho que quería conocerte! Un placer. Harry nos ha hablado mucho de ti... ¡Siéntate, no te quedes ahí! ¿Quieres algo?
 -No, estoy bien, gracias...
 -Vaya, Eleanor se acaba de ir, una pena que no hayáis coincidido... Últimamente está muy ocupada; creo que van a hacer renovación de plantilla dentro de poco, tiene que mostrar interés... ¡Liam! ¿Qué haces?
 -Nada, nada...
 -Dios mío. Mira que le digo que estoy bien, que no necesito que venga todos los días, pero no me hace caso...-el chico se encogió de hombros.- No penséis mal, le agradezco muchísimo todo lo que está haciendo, pero lo veo innecesario. Por ahora me valgo por mi mismo.
 Sophia no sabía hacia donde mirar, y el chico se dio cuenta de que estaba incómoda.
 -¿Qué pasa? ¿Ocurre algo?
 -Eh, no... Pero no estoy segura de que quisieses que yo estuviese...
 -¿Que supieses que estoy enfermo? A ver, eres la novia de nuestro querido Harry... Eso ya te da un voto de confianza.
 Ella miró a Harry, que estaba sentado al lado de Louis, atándose el cordón de la bota.
 Louis no tardó mucho en pillarlo.
 -Mmmm... ¿Me he precipitado? Dejémoslo en que vives con él...
 El chico no se dio cuenta de nada, y Sophia sonrió a Louis con agradecimiento. Él le devolvió la sonrisa.
 -¿Y Zayn?- preguntó Liam, entrando en el salón con una caja de galletas.- No me mires así, Louis. Igual tienen hambre.
 -Yo no he tenido noticias suyas desde la última vez que vine. Pero que no sepamos de él un día tampoco es preocupante. Ni nuevo.
 -Venga, Harry, no seas cruel...
 -¿Quién está siendo cruel? Porque yo no.- El chico sonrió irónicamente.- Pero es la verdad. Aparece y desaparece cuando le da la gana.
 Sophia observó al chico, asombrada. Era completamente diferente al Harry que conocía; lo que veía era un chico mezquino y rencoroso, que decía las cosas de manera que doliese. El Harry que vivía con ella no era así.
 Y eso le preocupaba.
 -Bueno, mejor dejemos el tema.- dijo Louis, ofreciéndole una galleta a Harry, que negó con la cabeza.- Vamos... Sabes que quieres una... Venga... La deseas...
 El chico rió mientras cogía de la caja.
 -Que bien te conozco. ¿Sophia?
 -Las de chocolate están espectaculares.- murmuró Liam con la boca llena.
 -Como tocar el cielo.
 -Me fiaré de vosotros.- contestó ella, cogiendo una.
 -Así que eres griega, ¿eh? Que bien hablas inglés.- dijo Louis dejando la caja en la mesa.
 -Bueno, nos mudamos a Manchester cuando yo tenía seis años, me crié aquí. Pero mis padres decidieron volver hace poco tiempo a Grecia, así que mi hermano y yo nos quedamos, porque los dos estábamos estudiando.
 -¿Y echas de menos Grecia?
 -Bueno, al mudarme tan pequeña, no la recuerdo muy bien, pero me gustaría volver algún día.
 -Yo me acuerdo.- dijo Liam recostándose en el sillón.- Que tenía una compañera en el instituto que venía  de Colombia. Y no paraba de decir que quería volver, porque el clima aquí era asqueroso, no lo soportaba, echaba de menos a sus amigos...
 -Que pesada.
 -Yo la mataba.
 -¡Louis!
 -Perdón.
 -Y hace poco descubrí.- continuó Liam, sin hacer caso a los dos chicos.- que cuando nos graduamos, se había quedado aquí, y ahora está casada y con dos hijos.
 -Qué rapidez...
 -Bueno, yo no tengo pensado procrear tan pronto.- comentó Sophia. Harry abrió los ojos y la miró, asombrado.
 -¡Sophia!
 -Me alegra saber que tomáis precauciones.- dijo Louis riéndose.
 -Eso es sagrado.- le contestó Sophia con una sonrisa.


 -People marching to the drums, everybody's having fun to the soud of loooove, ugly is the world we're on, If I'm right then prove me wrong I'm stunned, to find a place we belooooong...- Cantaba Zayn mientras intentaba poner un poco de orden en su habitación, donde latas de refrescos se amontonaban alrededor de la cama.
 Escuchó algo, así que paró la música para ver si sólo eran imaginaciones suyas. Pero no; el timbre volvió a sonar, insistentemente.
 -La cena me llama.- murmuró, bajando las escaleras de dos en dos.
 Abrió la puerta con los billetes en la mano, pero lo que se encontró no fue el repartidor.
 -Hola.- saludó la chica.- ¿Puedo pasar?
 Zayn dudó; tenía la casa vergonzosa y él no estaba muy presentable.
 -Claro... Pasa.
 Meg sonrió, pasando por debajo de su brazo con una sonrisa.

sábado, 9 de marzo de 2013

Capítulo 24- Visitas y Misterios, Llamadas Bruscas de Teléfono.


Admitidlo, os encantan mis rimas en cuanto a títulos se refiere.

 Otra vez despierto. Primero abrir un ojo. Luego el otro. Estirar los brazos. Mirar hacia la derecha.
 Vacío de nuevo.
 Suspiro. Sentarse en la cama. Sacudirse el pelo. Frotarse los ojos.
 Todavía solo.
 Ahogar una mueca, levantarse.
 ¿A quién le vas a contar tus problemas cuando las mariposas lucen negras en Marzo?

 Harry cogió el teléfono y lo miró con furia. Tenía ganas de matar a alguien.
 -No me lo puedo creer. ¡Será zorra!
 Lanzó el teléfono de nuevo a la cama, y se levantó de un salto. Empezó a dar vueltas alrededor de la habitación, sin poder dejar de mover las manos.
 No sabía que hacer.
 ¿La llamaba?
 ¿Iba hasta su casa?
 ¿Mandaba a un sicario en su lugar?
 -¿Harry?
 Sophia apareció en el marco de la puerta, mirándole con el ceño fruncido. El chico se sobresaltó, no la había oído llegar.
 Le gruñó como saludo.
 -¿Qué ha pasado?
  Él le señaló el ordenador con un gesto de cabeza, sin dejar de moverse.
 -Eso es lo que ha pasado.
 La chica se acercó hasta el aparato y se sentó delante. Mientras le daba al play, Harry volvió a sentarse en la cama, dando golpecitos en el suelo con el pie.
 Necesitaba calmarse para decidir lo que hacer.
 Mientras tanto, Sophia miraba con la boca abierta el vídeo, hasta que este terminó.
 -¿Entonces...? Pero esto fue en Fin de Año...
 Se levantó y se acercó hasta el chico, que miraba al suelo con los puños apretados.
 -Me ha estado engañando, posiblemente más de una vez, y luego me ha hecho sentir culpable por haberme acercado a ti demasiado cuando seguía con ella.
 Dicho en alto, sonaba peor.
 -¡Pero es genial!- exclamó Sophia. Harry la miró con la ceja arqueada.- Bueno, a ver, me he expresado mal. Es genial que lo hayas descubierto.
 -¡Sophia, no sabes lo mal que me sentía por haberle hecho eso! ¡Por haberla engañado! ¡Y ni siquiera te había tocado!
 -Lo sé, tienes derecho a estar enfadado.- Ella se levantó de la cama y se agachó en frente del chico, para que sus caras quedasen a la misma altura.- Pero piénsalo. Si haces esto público, no digo que hables con la prensa ni des entrevistas sobre lo mal que te han sentado los cuernos; sólo con que mandes este vídeo a una revista cualquiera, tu reputación quedará limpia. Ya no serás el mujeriego que le puso los cuernos a Taylor Swift.
 Harry asintió, después de unos minutos.
 -De acuerdo. Pero.- dijo, cogiendo el móvil.- Pienso llamarla. Me lo debe. Se va a enterar.
 La chica no tardó en contestarle más de cuatro tonos.
 -¿Sí?
 -Que sepas, cerda asquerosa.- comenzó Harry obviando los gestos de Sophia.- Que me alegro mucho, no, muchísimo, que me hayas engañado en Fin de Año. No sabes cuanto. Así ya no tendré que sentir pena por ti cuando vea como te ponen verde en las revistas por guarra.
 Y, sin dejar tiempo a que la chica contestase, colgó.
 -Te has pasado.
 -Puede. Pero, ¿y lo a gusto que me he quedado?



Zayn cogió las llaves y salió de casa, dando un portazo. El taxi le esperaba; no había cogido el coche desde el accidente y no le parecía que aquella fuese la ocasión más apropiada.
 Saludó al conductor, que esperaba con cara de malas pulgas.
 -¿Sabe que el viaje le va a salir bastante caro, no?
 El chico se encogió de hombros.
 -El dinero no es el tema que más preocupado me tiene en estos momentos.
  El conductor se giró bruscamente y metió primera.

 Dos horas después, o al menos eso le había parecido a Zayn, el taxista frenó, delante de la gran verja.
 Le tendió dos billetes de cincuenta con una sonrisa.
 -¿Esto será suficiente?
 El hombre asintió, abriendo la caja para darle el cambio.
 -Quédese con lo que sobre.- dijo el chico, bajándose del coche.- Por las molestias.
 Observó como el hombre se marchaba y se giró.
 -Difícil, pero no imposible. Difícil, pero no imposible...- murmuraba, mientras empujaba la verja del cementerio de Mullingar, que se abrió sola.
 No había pisado muchos cementerios a lo largo de su vida, pero nunca le habían gustado. La sensación de estar caminando entre miles de vidas amontonadas, unas encima de otras, siempre le rondaba por la cabeza al entrar en los camposantos. Y ese día no iba a ser menos.
  Caminó unos cuantos metros hasta que dio con la mitad del cementerio, que era una gran explanada desde donde partían varios caminos, que desembocaban en diferentes santuarios y mausoleos. El de la familia Horan estaba ubicado al sur, justo al lado del muro que separaba el cementerio de la iglesia.
 Estaba a poca distancia ya, cuando escuchó ruidos. Se ocultó detrás de una estatua de un ángel y observó, en silencio.
 Como había deducido, una persona estaba delante del mausoleo de la familia de Niall. Era una mujer, vestida completamente de negro. Botas negras, vaqueros negros, jersey negro de cuello vuelto. Llevaba en pelo totalmente oculto en un gorro, también negro. Gafas de sol oscuras ocultaban su mirada del resto del mundo.
 El primer pensamiento de Zayn fue que sería alguna prima lejana de Niall, pero luego recordó que el chico siempre se quejaba de que en su familia eran todos tíos.
 La chica, que por la ropa y los gestos, debía de ser de su edad, se agachó y dejó un pequeño papel delante de la lápida de Niall. Se sentó y agachó la cara, mientras su cuerpo se convulsionaba. Estaba llorando, pero eran lágrimas silenciosas, casi imperceptibles. Parecía que se iba a romper en cualquier momento; que el viento se la llevaría consigo si no tenía cuidado de agarrarse a algo.
 Zayn decidió no acercarse.
 Unos minutos después, la chica se levantó sin decir nada y se alejó, pasando a escasos metros de Zayn, pero sin verle.
 Él la observó alejarse.
 No sabía quién podía ser, pero no era de la familia de su amigo.
 Se acercó hasta el mausoleo y se agachó donde, minutos antes, había estado la misteriosa chica. Encontró el sobre que había dejado, y lo cogió con cuidado. Por delante, con letra fina y negra, se podía leer "De K."
 El chico dudó, pero finalmente decidió dejar la carta donde estaba, sin abrirla.
 Se sentó y miró la lápida.
 Sonrió.
 Una mariposa negra se acercó revoloteando y se posó encima de su mano.









domingo, 3 de marzo de 2013

Capítulo 23- El Principio del Fin, Siempre Son Las Mentiras

Sophia giró la cabeza para asegurarse de que Harry seguía dormido. El chico había pasado una noche horrible; se había despertado gritando tres veces, y estaba inconsolable. Además, no había parado de dar vueltas en toda la noche, y tuvo que salir a la terraza a las tres de la mañana para respirar aire fresco.
 Al ver como respiraba profundamente, Sophia suspiró. No se merecía lo que le estaba pasando, probablemente ninguno de ellos se lo merecía.
 Miró hacia el escritorio donde estaba sentada con culpabilidad. No se lo merecían.
 Sacudió la cabeza y se levantó, sigilosamente, intentando no pensar en nada. Se acercó hasta la esquina de la habitación y, con mucho cuidado de no hacer ruido, sacó las pilas de ropa y abrió lentamente un viejo baúl marrón oscuro. Revolvió un poco en su interior y cogió un pequeño portátil gris, ligero como una pluma. Dejó las cosas como estaban y se dirigió a la salida.
 Se giró una última vez y observo al chico que le había dado todo sin dudar nunca en ella.
 Ahogó un quejido y salió de la habitación.


 Zayn abrió las cortinas del salón y observó la calle. Al fin se había hecho de día; los primeros peatones salían de los portales, y el tráfico ya empezaba a fluir.
 No había dormido nada esa noche. Tampoco lo había intentado. Simplemente se sentó en el sofá del salón de su casa en cuanto llegó e intentó distraerse.
 Observó la sala. Latas de cerveza, bolsas vacías de patatas fritas, envoltorios de caramelos, cajas de películas a las que no había prestado atención...
 Su  noche de insomnio no había dado el resultado esperado. Los problemas a los que se enfrentaba seguían dándole vueltas, lo habían estado haciendo toda la noche.
 -Tendrás que ir acostumbrándote a vivir así.- murmuró para sí mismo.- Y a hablar solo también.
 Caminó hasta la cocina con todos los papeles en las manos, y los tiró a la basura. Al darse la vuelta, no pudo evitar ver un trozo de papel pegado en la nevera, desde hacía ya bastante tiempo, y que le devolvió recuerdos más que vividos, y por lo tanto, más que dolorosos.
 -A quien quieres engañar.- dijo, cogiendo el papel.- Vas a acabar solo. Al fin y al cabo, es lo que te mereces.
 Se dirigió a la papelera, pero se vio incapaz de tirar el papel. Puso los ojos en blanco y lo guardó en un cajón.
  Volvió hasta el salón y abrió las puertas de la terraza de par en par; necesitaba que circulase el aire.  Se sentó de un salto en el sofá y alcanzó su móvil.
 Lo observó y sonrió.
 Vídeo enviado.


 Louis recorrió el pasillo completamente a oscuras, dando pasos pequeños por si Eleanor seguía dormida. No la había encontrado con él cuando se despertó, pero podía haberse dormido en el sofá esa noche. No sería la primera vez.
 Abrió la puerta con cuidado y observó la sala. La chica estaba encogida en el sofá, con una mana por encima y el ordenador en sus rodillas.
 -Buenos días.- saludó el chico, entrando con una sonrisa.
 Ella le miró.
 No era una mirada normal.
 No como las de antes.
 -Buenos días, cielo. ¿Has dormido bien?
 Louis asintió, sentándose junto a ella.
 Sabía que esa clase de cosas podrían pasar, es más, se as esperaba. Pero no tan pronto.
 Le había mirado como si estuviese agonizando.
 Mirándolo desde un punto de vista objetivo, quizás tuviese razón.
 -¿Has desayunado?
 -No, pero Josh me ha mandado un mensaje, tengo que estar a las diez en Harrods para presentar una línea de ropa nueva... Así que voy a tener que pasar toda la mañana allí.
 -No hay problema.
 -Pero no te preocupes.- continuó la chica sin escucharle.- Le estoy mandando un correo para cancelarlo.
 -¿Por qué?
 -No quiero dejarte solo.
 -No te preocupes, Eleanor, estoy bien. No te necesito ahora mismo; vete, de verdad. Me sentaré aquí, quizás salga a dar un paseo...
 -Me siento culpable.
 -¡No! Vete, de verdad. Me sentiré mejor si vas.
  La chica le miró con cara de circunstancia.
 -De acuerdo. Pero no vas a poder mantenerme alejada siempre.- Se levantó y caminó hasta el pasillo.- Ah, por cierto, ¿cuándo tienes la cita para el médico?
 -Mañana a las nueve y media.
 -Pues a esa sí que voy a ir yo. Me da igual lo que digas.
 El chico sonrió.
 -De acuerdo.
 Ella desapareció por la oscuridad del pasillo, mientras él observaba al vacío, pensativo.
 Estaba rara. Muy rara.
 Sólo el tiempo diría el por qué.


 Harry entró en la cocina con los ojos achinados por la claridad. Sophia estaba sentada en la mesa, ojeando una revista; le sonrió cuando le vio aparecer.
 -¡Buenos días, Bella Durmiente!- exclamó.- No te voy a preguntar qué tal has dormido.
 -Siento mucho que hayas tenido que aguantarlo...
 -Nah, no pasa nada. No he sufrido tanto.
 El chico se sentó al lado de ella, cogiendo la cafetera.
 -Me siento como si me hubiese atropellado un camión.
 -Te ves igual de mal.
 Le lanzó una mirada fulminante a la chica, que se rió.
 -Oye.- dijo Sophia, mirando a su taza de café.- Quizás no sea el mejor momento, y quizás pienses que soy idiota, pero me encantaría conocer al resto. Y más ahora... No sé, es que son una parte tan importante de tu vida, me siento un poco excluída...
 -Con una condición.- dijo él serio.
 -Lo que quieras.
 -Que me presentes a tus padres.
 La chica no pudo evitar soltar una carcajada.
 -No sé qué tiene de gracioso.
 -¡Mis padres son griegos, Harry!
 El chico abrió mucho los ojos.
 -Mierda. Se me había olvidado.
 -A mis padres es más difícil, pero puedo presentarte a mi hermano.- dijo ella, todavía riéndose.- Vive en Nottingham, podemos ir un fin de semana.
 Harry asintió.
 -¿Es mayor o menor que tú?
 -Somos mellizos, pero él es el maduro. Está casado.
 -Vaya.
 -Eso fue lo que dije yo. La chica es un amor, pero son muy jóvenes.
 -Pues decidido.- El chico alargó la mano hasta coger el móvil. Ahogó una mueca.- Un momento, Sophia, ahora vuelvo.
 Subió las escaleras de dos en dos y cerró la puerta del baño.

 El vídeo era de una calidad penosa, pero podía adivinarse que estaban en una discoteca. Por la decoración, era la noche de Fin de Año.
 -¡Ey, mira!- dijo el chico que sujetaba la cámara.- ¿Esa no es Taylor Swift?
 Señaló hasta un punto, en lo que parecía un palco. Sí, no había duda; la única luz que había en todo el recinto iluminaba la cara de la chica.
 En ese momento, otro chico se acercó a Taylor. Vestía traje, era bastante alto y llevaba el pelo engominado hacia atrás.
 -¿Y ese?
 -¿Es Harry Styles?
 -¡Que dices, tío! ¿Le has visto el pelo?
 Harry rió. La lógica de los dos chicos que grababan era aplastante.
 Sin embargo, la risa se le cortó a la mitad.
 El chico agarró a Taylor por detrás, girándola. El resto vino solo.
 -¡Pues si no es Harry Styles...!
 -¡Que bien se lo pasa!

 Harry lanzó el móvil hacia una esquina de la cama. Cerró los puños y contó hasta diez.
 -Hija de puta.