martes, 30 de julio de 2013

Fan Art 3

 ¡Buenas!
Pues me dejo caer por aquí después de tanto tiempo con otro fan art. No, no es uno de los cabezones, es uno realista ya que Scarlett y yo teníamos una cuenta pendiente. Personalmente, creo que este es mi favorito hasta ahora. La verdad es que tengo un poco de miedo, porque no sé si podré reproducir todos los personajes inventados exactamente igual en diferentes dibujos, pero veremos qué sale de esto. Os dejo el fan art sin más rollos, situándoos primero, as always:
 -Mira.- dijo, intentando distraer a Louis; ya tendría tiempo de estar triste.
 Señaló a lo lejos, donde un chica cantaba una canción mientras hacía el ritmo con una guitarra acústica.
 -Es nuestra.- murmuró Louis, sonriendo.
 -I found your lips, so kissable...  Sí, es nuestra. Párate, quiero ver la guitarra.- dijo Niall acercándose a ella hasta colocarse a menos de diez centímetros de su cara. Louis rió; si la chica viese a su amigo, probablemente le daría un infarto.
 La observó; a pesar de que una enorme sudadera le cubría la mayor parte del cuerpo, llevaba las mangas remangadas, y un enorme tatuaje de enredaderas sobresalía, rodeándole el antebrazo y acabando en su muñeca. La larga cabellera de pelo color rojo sangre, que le llegaba hasta la cintura, se enroscaba en pequeños tirabuzones al llegar a las puntas. Sus manos rasgueaban la guitarra mientras ella cantaba, con los ojos cerrados y la cara completamente lavada, sin una gota de maquillaje. Al inclinar la cabeza hacia un lado, Louis entrevió otro tatuaje, aunque no pudo definir bien qué era exactamente. Antes de que se diese cuenta, la canción terminó y los enormes ojos de la chica, de un increíble tono negro, se quedaron mirándolo fijamente.


 Pues aquí me despido. El próximo fan art que suba puede que sea el más amorable del mundo, al menos en mi cabeza lo es, pero por motivos personales, por supuesto.
¡HASTA PRONTO, PIPOL!
Como siempre, los comentarios no están de más, las peticiones se aceptan, y cualquier crítica es bienvenida, siempre que se exprese uno con respeto, eh.

viernes, 19 de julio de 2013

Fan Art 2.

 ¡Buenas!
Me paso por aquí para dejaros el segundo fan art, que en mi mente era muy cuqui y amorable y ha quedado en... Eso. Meh. Siento que Scarlett sea más fea que Voldy, pero prometo que cuando vuelva de mi viaje subiré más de ella en los que salga más favorecida.
Este dibujo es del capítulo 54. Os sitúo:
 -Hola.- saludó a la chica, que contaba con la cabeza gacha la recaudación que llevaba ese día.
 -Ah, hola.- contestó, levantando la vista. Sí, no había duda; esos ojos...
 Louis no se dio cuenta de que no paraba de mirarla hasta que esta carraspeó.
 -La lista de helados esta ahí.- dijo, señalando un pequeño cartelito que colgaba precariamente de uno de los lados del mostrador.
 -Oh, lo siento. Quiero el de... ¿vainilla?- murmuró Louis, poniéndose rojo. Ella asintió
 Ahora o nunca.
 -Siento haberme quedado pasmado, pero creo haberte visto por aquí hace ya un tiempo, pero tocando la guitarra...
 La chica asintió con una sonrisa.
 -No era lo suficientemente rentable para subsistir, así que he tenido que buscar una alternativa. Pero...
 -¿Qué te parece si esto me lo cuentas cenando?- preguntó Louis, interrumpiendo bruscamente a la chica. No sabía qué contestaría, pero en el fondo notaba que había algo raro, que algo faltaba...
 Ella soltó una carcajada.
 -Qué directo.
 -Lo sé, cosas de la vida.
 "Si te dijese que posiblemente no me quede mucho tiempo para hacer estas cosas..."
 -¿Y si ahora digo que no?-preguntó ella, tendiéndole el helado con una ceja arqueada.
 -Pues... me iría a casa triste, pero seguramente volvería mañana.
 -Entonces eres persuasivo.
 -Suelen decirme que si.
 -En ese caso, mejor aceptaré la invitación.- contestó, guiñándole un ojo.- Esta noche a las ocho en punto; no tengo mucha paciencia, así que no me hagas esperar. Ah, y me llamo Scarlett, por si te picaba la curiosidad. ¿Tú eres...?
 Louis frunció el ceño. Ahí estaba lo extraño.
 No le había reconocido.
 -Louis, encantado.- contestó, tendiéndole la mano por encima del puesto de cartón.
 Ella se la estrechó, y Louis pudo entrever uno de los tatuajes que decoraban las muñecas de la chica.
 -A las ocho, que no se te olvide.- repitió ella.- ni un minuto más, ni uno menos.
 -No faltaré, lo prometo.- contestó el chico, despidiéndose.



Sí, sé que el puesto de helado estaba hecho con cajas de cartón y sí, sé que hacía demasiado calor como para que Louis llevase dos chaquetas, pero no se puede condicionar mi arte.
Os recuerdo que seguís pudiendo hacerme peticiones a mi Tuitah (@OhChrisNothing) o en los comentarios ahí abajo.
¡HASTA DENTRO DE UNA SEMANA, PIPOL!
Agh, la cara de Scarlett hace sangrar mis ojos.

miércoles, 17 de julio de 2013

Fanart namber guan.

 ¡Buenas!
Ya que la dueña de este blog se ha ido de parranda a Londres para encontrarse con su querido Louis, las que estamos en casa hemos sido esclavizadas y tenemos que resignarnos a tomar el control para subir el fanart. OS TRAIGO EL PRIMERO, GENTE. A ver qué pensáis. Personalmente, lo veo un poco soso, pero no nos pongamos a tirar piedras contra nuestro propio muro, ¿eh? Es del capítulo 49, cuando están en la Alhambra. Es que en todo en lo que haya gatos... DADME UN GATO Y DOMINARÉ EL MUNDO. O no. Bueno, os sitúo:

 -...Bueno, yo mejor dejo de hablar sola.- dijo Cris acercándose a Harry.- Igual se acercan a ti si les das algo de comer...
 -Nah, con esa capacidad se nace.- les llamó Louis desde el otro lado del jardín. Los dos chicos, al llegar hasta él, le vieron rodeado de gatos de todos los colores y tamaños, que les lanzaron miradas de advertencia al oírles llegar.
 Harry le gruñó, traicionado.
 -Eres un perro.
 -No, soy un gato.





Así que si tenéis alguna petición podéis dejarla en los comentarios o bien mandarme un tweet a @OhChrisNothing. También acepto críticas para poder mejorar estos dibujines (que prometo que en persona se ven mejor).
Si alguno vivís en España, también se puede hacer algo y mandaros el original por correo, para que lo enmarquéis y lo colguéis todo hermoso en vuestras paredes, mis amores.
Sé que quizás no era lo que estabáis esperando, pero para gustos colores. Seguiré haciendo estos muñecajos cabezones pero mayoritariamente subiré dibujos realistas. El próximo es uno de ellos.
Yo también me voy de viaje, así que os dejaré por aquí el próximo fanart el viernes y podréis enviarme peticiones durante una semana, de sábado a sábado. De todas formas, tengo ocho ideas más de mi propia cosecha (y de la de la autora) más dos peticiones, así que hay para rato.
POOOOOOOOOR MI PARTE NADA MÁS QUE AÑADno pienso robar las despedidas.
¡HASTA PRONTO, PIPOL!
Chris.

sábado, 6 de julio de 2013

AVISO----------FANART

HOLIIIIIIIIIIIIIIIIIIS
 Que sepáis que echo muchisisisisisisisisisisisisisisisisisimo de menos subir aquí, de verdad. ESO LO PRIMERO.
 Pero oye, todo se acaba, ¿no? Pues eso.
 El caso es que vengo a daros un aviso. Espero que lo leáis todos bc me hace mucha mucha ilusión y es algo en lo que soy nueva.
 La cuestión: tengo una amiga (para mas información su Twitter es @OhChrisNothing) que es toda una artihta, y me ha ofrecido la posibilidad de hacerme fanart de la novela A LO QUE YO HE CONTESTAO QUE A QUE COHONE SE ESTABA ESPERANDO POR DIOH.
 Así que si, me va a hacer fanart Y ESTOY MU EMOSIONÁ.
 Los primeros dibujos que me mande los iré colgando aquí, en este blog, con lo que estad atentos que subiré con frecuencia; pero a medida que vayamos juntando más tenemos pensado abrir un Tumblr para colgarlos. Y si se anima a seguir con el fanart en mi otro fanfic, el Larry, pues mejor que mejor.
 Así que, si queréis algo en especial, algún dibujito que os haga ilusión, alguna escena que os guste especialmente... Ya sabéis, decídmelo que estaré encantada.
 Muchos besis, y os echo de menos un cojón.

miércoles, 3 de julio de 2013

EPÍLOGO 2


45 años después de lo sucedido en el primer epílogo

Zayn se tumbó con cuidado en la cama de su habitación, frotándose los ojos. Los tenía rojos y le picaban; odiaba las lentillas, pero se había negado a usar gafas. No quería parecer un abuelo, ya le llegaba con las arrugas.
 Ese día en especial había sido ajetreado; razón por la cual sus cansadas articulaciones no hacían más que quejarse. Su nieto Ian había representado la obra de Navidad del colegio, en el pabellón de este. Hacía de ángel, y estaba de lo más orgulloso, pues, según sus propias palabras, "no habría Navidad sin el ángel. Lo más probable habría sido que, si el ángel no llega a aparecer, hubiesen matado a Maria a pedradas por quedarse embarazada sin estar casada." Zayn no había podido hacer otra cosa que asentir, y revolver el pelo del chico, intentando aguantar una carcajada. Tenía diez años, pero era evidente que había salido con el ingenio de Niall, su padre.
 El anciano suspiró, recordando a sus hijos, sus solecitos. Sabía que los dos tenían más de cuarenta años, pero no podía evitar llamarlos así de vez en cuando, aunque sólo fuese para fastidiarles.
 Niall era bastante moreno, a pesar de que su piel había clareado un poquito al ir creciendo. Sin embargo, sus ojos azules resaltaban, pues eran grandes y redondos, como los de su madre. Aunque nunca lo hubiese dicho en alto, Zayn creía que el color tenía algo que ver con el chico del que había sacado su nombre.
 Niall siempre había sido muy espabilado. De pequeño, él y Jake, el hijo de Liam y Rachel, se habían convertido en los dos mejores amigos, siempre pidiendo a sus respectivos padres dejarles pasar un día en casa del otro, y haciendo miles de excursiones y aventuras. Con el paso de los años esa amistad no se perdió, aunque sus caminos fueron separándose, ya que Jake se marchó a Estados Unidos a estudiar farmacia, mientras que Niall se quedó en Londres, donde entró en Cambridge y estudio comunicación audiovisual. Zayn se lo veía venir; la pasión del chico, ya de adolescente, era grabar; y a la que más grababa era a su hermana.
 Sophia, de pequeña, era la niña más tímida que nunca había conocido Zayn. La única persona que podía sacarla de su caparazón, además de sus padres y su hermano, era Scarlett; la novia de Louis siempre había tenido predilección por la pequeñaja de ojos grises y cabello castaño, con dos pequeños hoyuelos que se hicieron más visibles cuando creció. Sophia la quería muchísimo, y no tenía reparo en decir que era su tía favorita, con diferencia.
 Así que ni a Zayn ni a Meg les extrañó que, cuando tuvo edad, la niña expresara su deseo de estudiar Bellas Artes, tal y como había hecho Scarlett en su día. Ella le enseñó a dibujar, y convenció a sus padres de lo buena idea que era.  Desde aquel día, los ojos de Sophia miraban a Scarlett con adoración.
 Y ese día, la familia Malik al completo se había reunido para ver a Ian, vestido con la única sábana vieja que su madre había encontrado, y dos alas hechas con cartulina dorada y purpurina, mientras recitaba sus frases con cara de circunstancia, subido encima del portal gracias a una escalera con pinta de inestable.
 Habían ido todos; Niall, su mujer y la hermana de Ian, Holly; Sophia y su novio Joshua, que llevaban juntos más de diez años, y Jake, el padrino de bautizo de Holly, con sus hijas Grace y Ginger, que eran mayores. Todos sabían lo importante que era para Ian esa representación, a pesar de que el niño intentase disimularlo.
 Sin embargo, Zayn había tenido la cabeza en otros asuntos ese día. No lo había hecho a propósito, pero un sueño de la noche anterior le había hecho recordar. Un sueño sobre cuatro chicos, que conocía bien...
 Decidido a desenterrar viejos recuerdos del pasado, se sentó en el suelo de la habitación, y cogió un álbum de fotografías lleno de polvo y abandonado en un rincón. A pesar de que hacía años que no se fabricaban esos álbumes, en su día Zayn había visitado a la mayoría de fotógrafos de Londres, hasta que había localizado a un viejo señor que accedió a hacerle uno a medida, después de mucho insistir.
 Sopló en la caratula, un poco inseguro. Sabía que lo que estaba a punto de hacer reabriría viejas heridas mal curadas, pero sentía que necesitaba hacerlo. Era algo que no podía esperar más tiempo.
 Abrió con cuidado el viejo libro y observó la primera página.
 Nunca le había gustado verse a si mismo en las fotos, ni siquiera de joven. Todavía no habían llegado las arrugas de expresión en los ojos y la frente, el pelo no se veía tan canoso y el cuerpo estaba saludable y fuerte. Los tatuajes de los brazos eran recientes, y podían leerse sin problemas; sus ojos brillaban como sólo lo hacen los de una persona con toda la vida por delante.
 En algunas de esas fotos posaba agarrado a su primera novia, Perrie. En realidad, si lo pensaba bien, no había sido la primera, pero sí la que de verdad significó algo para él. Lo había hecho muy mal con ella, y todavía se arrepentía.
 Después de que se hubiese ido de su vida, y con razón, perdieron todo el contacto, lo cual no extrañó al chico en su momento. No se saludaban si se encontraban en algún sitio, lo cual sucedía a menudo, y los ojos de ella sólo le miraban para dirigirle reproche. Zayn no podía culparla; estaba en su perfecto derecho.
 Pasó a la siguiente página, intentando cambiar de tema. Fotos de sus viajes, de él con sus fans de todo el mundo; puede que su vida no hubiese sido perfecta, pero ese punto había estado cerca. Habían llegado muy, muy lejos.
 Se paró en una foto distinta a las demás. El escenario volvía a ser Londres, la ciudad donde había pasado la mayor parte de su vida. De nuevo una chica, pero ya no una fan, alguien más... Cercano. De nuevo sonrisas, de nuevo ojos brillantes. Meg.
 Zayn sonrió. Meg y él habían llegado a ser uno solo; habían recorrido el mundo, habían tenido a los hijos más perfectos que hubiesen podido desear, y se habían querido muchísimo. No había duda, había sido el amor de su vida, la chica que de verdad estaba destinada a él. A pesar de haberla conocido en el momento más inoportuno, una etapa de su vida de la que Zayn prefería no hablar, ni siquiera recordarla.
 Y, lo mejor de todo, habían podido envejecer juntos. O por lo menos, empezar.
 Meg había sido uno de los casos más extraños de alzheimer, pues la enfermedad se manifestó muy pronto. A los cuarenta y cuatro años, ya no recordaba el nombre de sus hijos, y a Zayn lo confundía con su padre. La enterraron tres años después.
 Zayn suspiró, notando como sus ojos se humedecían. No era para menos.
 A pesar de que sus hijos ya eran lo suficientemente mayores, él se negó a derrumbarse delante de ellos. Ni delante de nadie.
 Meg era la razón de mayor peso por la que los remordimientos no le nublaban el cerebro. Al irse ella, su personalidad cambió; no delante del resto, pero sabía que ya no era el mismo. Como también sabía que se lo merecía.
 Observó las últimas fotos. Fotos con Meg en sus vacaciones, de Niall y Sophia haciendo el tonto, una de las Navidades que habían pasado con Harry, Liam y Rachel en Canadá... Demasiados recuerdos.
 Y llegó a la última, esa que cerraba el álbum y, con él, la vida de Zayn.
 Cinco chicos, sentados en unas escaleras, demasiado jóvenes como para saber todo lo que les esperaba en el futuro, y, por lo tanto, preocuparse por ello; pelo rizado, uno en la parte de atrás rubio, al lado suya un chico con el pelo liso, aunque Zayn sabía que ese corte no duraría mucho así, y, al lado del de pelo rizado, un chaval de ojos azules que miraba a la cámara sonriente. Detrás de todo, consiguió reconocerse a sí mismo.
 Gracias a ellos, y a un montón de suerte, su vida había cambiado; no sabía si exactamente para bien, pero se acercaba. Cuatro chicos que se habían convertido en cuatro hermanos, a pesar de las circunstancias. Zayn respiró profundamente; las cosas, después del momento en el que les tomaron esa foto, habían cambiado de forma radical.
 A pesar del tiempo, el arrepentimiento por el accidente de ese Fin de Año, el haber mentido, a Niall, al resto del mundo, incluso a sí mismo... Cada día que pasaba le pesaba más. Le había seguido en cada momento de su vida, sigilosamente, preparado para atacar en cuanto diese un paso en falso. Pero sabía que era lo justo, que debía ser así.
 El siguiente en dejarlos había sido Louis, veinte años después que Niall. Él solía decir que quien enferma de cáncer nunca se cura del todo, y acabó por tener razón. Podría haber ganado una vez, pero la muerte es una mala perdedora, y se lo llevó recién cumplidos los cuarenta, dejando a un hijo de quince y a una viuda deshecha que nunca se recompuso del todo.
 Zayn entornó los ojos. Lo que Louis y Scarlett habían sentido el uno por el otro era uno de esos amores que una persona es afortunado tan sólo con verlo. Más fuerte que lo que él había sentido por Meg, quizás por todo lo que habían pasado nada más conocerse, Scarlett habría dado lo que fuese por ocupar el lugar de Louis, y, al ver que todo su esfuerzo había sido en vano, se encerró en casa, dejó de ser consciente de lo que ocurría a su alrededor. Sam, su hijo, se fue a vivir con Liam mientras tanto, hasta que ella volvió, el día de su cumpleaños, con una tarta del tamaño de una casa de muñecas y una sonrisa de disculpa. Desde ese momento, no habían vuelto a separarse.
 La verdad es que Zayn comprendía a la chica; Sam era la viva imagen de Louis, solamente había heredado la amplia sonrisa de su madre y su gusto por los tatuajes. El resto era su amigo, a veces parecía que estaba allí de nuevo.
 El siguiente había sido Harry, siete años después, pero el mismo día. Había sido mientras dormía, aunque, según la chica que estaba con él esa noche: "mejor así, dicen que mientras duermes es la muerte más dulce". Los demás no habían podido hacer otra cosa que darle la razón, a pesar de que ni siquiera sabían su nombre. Cuando fueron a su apartamento para recoger sus cosas, pues el piso era alquilado, se encontraron con un viejo baúl marrón lleno de las cosas de Sophia. Liam, Rachel y Zayn se miraron, cerrándolo de un golpe, sin necesidad de decir nada más.
 Y, por último, Liam también se había marchado, dos años atrás. Leucemia, algo contra lo que él no había podido hacer nada. Zayn iba a visitarlo cada día, al igual que Rachel, que prácticamente dormía allí, dejando a Tammy, su hija, al cargo de Jake, que más que su hermano parecía su tío. Una noche, ella le confesó al chico que de verdad confiaba en que saldría de esta, lo daba por hecho. Había estado toda su vida con él, lo conocía mejor que a ella misma, y sabía que era una de esas personas que están exentas de sufrir demasiado, era demasiado buena persona para eso. Y lo que de verdad había roto el corazón de Zayn definitivamente, fue ver las lágrimas de incredulidad de la chica.
 Pero no todo habían sido momentos malos en sus vidas. El día del bautizo de Sam, por ejemplo. Había sido en una iglesia perdida de la mano de Dios, nunca mejor dicho; la única en la que el cura había aceptado bautizar al niño, ya que Louis y Scarlett no estaban casados, ni tenían planes de hacerlo en un futuro próximo. Todos los invitados, que no eran más que Zayn y Meg con los dos terremotos, Liam y Rachel y un Jake vestido de corbata a regañadientes, Harry y Katherine, y la familia de Louis, además de la hermana de Scarlett, andaban apretujados los unos contra los otros, intentando guardar la compostura.
 Después de aquello, Louis renegó de la iglesia definitivamente y se negó a llevar a Sam a misa nunca más.
 O, por ejemplo, el día de la boda de Liam y Rachel, con Jake encargado de llevar los anillos. A la chica se le había roto un tacón en medio de la iglesia, con la consiguiente caída; Scarlett, que era una de las damas de honor, no pudo aguantar el ataque de risa, mientras Meg corría a ayudarla. Katherine, la dama de honor que cerraba el trío, se quedó quieta mirando horrorizada la escena, sin poder reaccionar. Zayn, desde su posición privilegiada, pudo entrever como Harry grababa la escena, con una sonrisa malvada.
 Pero esos no eran más que recuerdos. De todos ellos, el único que quedaba era él. Y Zayn sabía por qué; justo el que menos merecía vivir acababa el último. Ver morir a las personas que quería era un castigo más que justo por parte del destino.
 Pero Zayn ya estaba listo para marcharse.
 Miró a la mesilla de noche, donde, minutos antes, el bote de pastillas que su médico le había recetado, días atrás, estaba lleno hasta el borde. Ahora yacía en la cama, vacío.
 Se tumbó, cerrando los ojos; poco a poco, fue abandonando el estado de consciencia, hasta quedarse dormido.



No había pasado más de un segundo cuando despertó; al menos, eso le pareció a él. No sabía donde estaba, pero tenía claro que no era ningún lugar que conociese. Era un espacio enorme, no se veía el final; el suelo estaba hecho de mármol blanco pulido, pero no había nada más. Sólo vacío.
 Zayn observó sus manos, primero de refilón, para luego colocarlas delante de sus ojos, incrédulo; tersas y jóvenes. Se tocó la cara, pero no encontró ninguna arruga.
 Miró al frente; de pronto, unas escaleras, también de mármol blanco, habían aparecido delante de él. Comenzó a subir, sin otra cosa que poder hacer; comenzaba a hacerse una vaga idea de dónde podía estar. Parecían infinitas, pero pronto vio como unas puertas de metal se acercaban poco a poco a él.
 No paró de caminar hasta que pasó el último peldaño, con recobradas energías. Los dos portones eran enormes, alzándose imponentes , tanto, que tenía que subir la cabeza para ver su final. Sin moverse, observó como una de las entradas se abrió, despacio, sin emitir ni un ruido.
 No había nada que distinguiese la zona a la que acababa de acceder de la que había dejado abajo. Y, lo peor de todo, seguía estando completamente solo.
 De pronto, una figura con traje apareció de entre una nubecilla de niebla, que se había mimetizado con el ambiente. Zayn no tardó en distinguir los rizos castaños y los ojos verdes de Harry, que se acercaba a él con una sonrisa. Corrió hasta el recién llegado y lo abrazó, confirmando sus sospechas sobre el lugar en el que estaban.
 -Ya era hora, guapetón.- dijo el chico.- Te estábamos esperando.
 Otras dos sombras con traje salieron del lugar en el que Harry acababa de aparecer, seguidas por un grupo de personas.
 -Como siempre, impuntual.- exclamó Louis, saludando a Zayn con una sonrisa. Liam fue el siguiente en acercarse.
 -¿Qué tal Tammy? ¿Y Jake?- preguntó este con nerviosismo.
 -Están todos muy bien.- contestó él, viendo como Louis bajaba la cabeza.- Sobre todo Scarlett. Se ha comprado un yate hace poco, y ahora se tuesta al sol en la Costa Azul...
 Comprobó con satisfacción como Louis reía.
 Distinguió en el grupo a Sophia, que caminó hasta ellos de la mano de Rachel y Katherine, y acomodó el brazo de Harry a sus hombros.
 -Hay alguien que quiere decirte hola.
 El grupo se abrió de pronto y una chica salió corriendo, el pelo negro ondeando como una capa.
 -Zayn.- murmuró Meg, abrazándose a él en menos de lo que dura un suspiro.
 -Hola.- susurró este, sin aliento pero aliviado. Pensaba que no la vería nunca.
 Además, la chica estaba tal cual la había conocido. Igual que el resto, que de pronto habían vuelto a sus cuerpos jóvenes, libres de arrugas y articulaciones quejicas.
 De pronto, Meg se separó de él, sonriente, y miró hacia atrás, como el resto de sus amigos. Una última figura vestida de traje, con cabellos rubios y ojos azules, salió de entre la gente, que se retiró, murmurando cosas sin sentido.
 Zayn se quedó petrificado al verlo acercarse. Había soñado con ese momento millones de veces, había imaginado mil reacciones diferentes, mil disculpas que formularle, pero nada de eso le había preparado lo suficiente.
 El recién llegado se quedó parado delante de él, con gesto serio, observándole.
 Zayn no sabía que hacer. El pánico se apoderó de él, empezó a temblar.
 -Niall.- murmuró.- Yo...
 -Lo sé.- dijo este, negando con la cabeza con una sonrisa dibujada en los labios, mientras le abrazaba.- Ahora lo sé.
 Los otros tres chicos restantes se unieron al abrazo, mientras las lágrimas de Zayn empapaban el hombro de Niall.
 Y así, más de seis décadas después, cinco chicos que no tenían nada que ver el uno con el otro, que se habían engañado, renegado de su amistad; se habían apoyado, animado en los momentos buenos y en los malos, se habían comportado como idiotas, matrimonios mal avenidos, mejores amigos, se habían dado consejos, algunos mejores que otros, y se habían ido diciendo adiós, de forma silenciosa, se volvieron a reunir, no solo ellos, si no con todas esas personas a las que habían querido alguna vez, con la eternidad como tiempo máximo.





 Bueno, ya está, ¿no?
 No voy a alargar mucho más esta entrada porque ya está lo suficientemente enorme, demasiado para mi gusto... Pero había muchas cosas que decir.
 Tampoco tengo nada que contaros, la verdad. Pero hay algo que me gustaría dejar escrito, que me gustaría que leyeseis, para poder decir que este fanfic está terminado con una sonrisa.
 No voy a hacer unos agradecimientos como los otros que hice, de persona por persona. Porque todos a los que os tengo que dar las gracias, o ya lo sabéis, o lo sabréis. 
 Pero hay muchos que me leéis, y no es por hacerme la guay en plan mírame-tengo-muchos-seguidores-que-me-leen-que-guay-soy pero no os aviso a todos por twitter. O quizás es que entráis en el blog cada uno cuarenta veces, porque hay algo que se llama contador de visitas en blogger, y es imposible que, avisando a veinte como máximo, las visitas sean más. Así que, si, lectores silenciosos, sé que estáis ahí.
 Sé que me explico de culo y que seguramente estaréis como "que coño acaba de decir no me he enterado de una mierda" pero bueno, que más da.
 El caso.
 Es a vosotros a los que quiero daros las gracias, en parte. No se ni quien sois, ni por qué me leéis  a pesar de que me gustaría saberlo. Pero gracias a todos vosotros he conseguido hacer ESTO, ESTA COSA de aquí arriba, la cual llevo escribiendo SEIS MESES MADRE MÍA muero.
 No me voy a poner sentimental EN REALIDAD YA LO HE HECHO PERO QUIERO DECIR QUE NO MÁS, pero que sepáis que, gracias a esto, me he llevado muchas, muchas alegrías. Muchísimas. He conocido a gente que hoy en día adoro, he recibido cumplidos que ay mai en mi vida, y le he cogido cariño a esto de escribir regularmente. Y NO VOY A MENTIR, le he cogido cariño a mis personajes.
 Así que, de verdad, muchísimas gracias a to' Dios. Too much para seguir escribiendo, porque me dan los feelings y luego no, NO, pero os quiero mogollón Y SUFRO pensando que se ha terminado, pero oye, las mejores esencias... Bueno, eso.
 GRACIASGRACIASGRACIAS las que estáis leyendo esto, porque os habéis leído la friolera de 61 ENTRADAS (56 capítulos más epílogos and all this stuff) sin decir "ala, paso de esta petarda que le den" Eso tiene mérito.
 Y que sepáis que no voy a dejar de escribir así de pronto porque sí, que va; como me imagino que sabréis, tengo el otro blog, donde estoy con un fanfic MAS CORTO QUE ESTE Larry, además de hacer imaginas y one shots Y TO ESO VALE YA PARO DE HACER SPAM.
 Os quiero.
 PERO MUCHO, EH.






                                                     FIN















Ahora sí que va en serio.

martes, 2 de julio de 2013

EPÍLOGO 1

  
 Tres años después

 -Papá, Papá, tienes un mensaje en el móvil.- escuchó Liam, abriendo los ojos despacio. Eran las ocho de la mañana de un domingo, pero Jake ya estaba despierto.- Venga, Papá, levántate. No seas vago.
 Él sonrió, frotándose la cara y sentándose en la cama. Miró hacia el otro lado, donde Rachel le devolvía la mirada, con los ojos entrecerrados y una sonrisa malvada.
 -¿El mensaje te ha despertado, Jake?- susurró, levantando al niño y sentándolo a su lado.
 -No, pero lo he oído vibrar en la cocina y he ido a por él para traértelo.- Contestó a trompicones; estaba recién despertado y le costaba hilar frases. Hablaba muy bien para su edad, había empezado a hacerlo muy pronto. Y a andar; a los diez meses ya era una bola imparable que correteaba por los pasillos de su piso. Había heredado los ojos color avellana de él, pero esos rizos espesos de color canela debían de pertenecer a algún pariente lejano.
 -Bueno, pues vuelve a la cama, todavía es muy pronto.- dijo Liam, levantándose con el niño en brazos.
 -No, no, no tengo sueño...
 Él suspiró.
 -Está bien, vamos al salón a ver la tele, Mamá esta dormida.
 Jake sonrió, recorriendo a saltitos la distancia que le separaba de la sala de estar.
 -¡Espérame para bajar las escaleras!- el chico miró a Rachel de nuevo, que se había sentado en la cama con una sonrisa.-Buenos días, Mami.
 -No me llames así, que tengo veinte años.- gruñó esta, abrazándose a la almohada.- Estoy en la flor de la vida.
 -Veintiuno dentro de poco...
 -Shhhh. ¿De quién es el mensaje, a estas horas de la mañana?
 Liam se encogió de hombros, mirando su móvil. Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro.
 -De Zayn. Voy a buscar a Jake, vete entrando en la ducha.



 El sonido de su teléfono arrancó a Harry de la pesadilla en la que estaba encerrado. Siempre la misma, cada noche a las seis de la mañana, una cara familiar le lanzaba reproches llenos de rencor a los que él no podía contestar.
 Se mordió el labio, como todas las mañanas, con un deje de arrepentimiento. Miró hacia la derecha; ¿cómo se llamaba ella esta vez...?
 No importaba.
 Nunca importaba.
 Cogió su Iphone, deseando que no fuese ningún anuncio de propaganda.
 No fue así.
 -Que oportuno.- murmuró, aunque no pudo ocultar una sonrisa.
 Se levantó de un salto, mirando hacia la cama de nuevo. ¿Cómo lo hacía esta vez?
 La chica rubia dormía boca abajo, con la cabeza hundida en la almohada y trozos de sábana cubriendo partes estratégicas de su cuerpo. Posiblemente sería una modelo, aunque el chico no estaba completamente seguro.
 Siempre le pasaba lo mismo. Por la noche, todas eran listas, guapas, perfectas. Pero por el día, con la luz de la mañana inundando los recuerdos de Sophia, todas eran repugnantes. O al menos eso pensaba Harry.
 En el fondo sabía que el repugnante era él.
 -Denise.- susurró.
 Sí, es Denise. Y si no, más rápido captará la indirecta.
 -Denise...- volvió a llamar a la chica. Esta se giró, sonriendo. Sí, se llamaba así.
 -¿Sí...?- murmuró, estirándose. Harry odiaba cuando hacían eso, cuando intentaban parecer sexys e impresionarle de nuevo.
 -Debo irme. Tienes la puerta abierta, y te he dejado dinero para el taxi en la mesilla de noche.- contestó, alejándose de la chica.- Adiós.
 -Ya nos veremos...
 Él asintió cortesmente y se marchó.


 -Louis...- murmuró Scarlett en la oreja del chico, con un cojín preparado, justo detrás de su espalda.
 -¿Mmm?
 -Loooooouiiiis...
 -¿QuAH! ¡AH! ¡SAL!-exclamó él, al recibir el primer impacto en la cara.
 -¡Y PIMIENTA! ¡MUAHAHAHAHAHAHAHAHA!
 El chico tardó unos cuantos segundos en encontrar otra almohada con la que defenderse, así que lo que empezó como una manera un tanto brusca de despertar a una persona, acabó en una batalla campal en toda regla.
 -Eres un bruto.- se quejó la chica minutos después, mirándole con rencor.
 -Empezaste tú, ahora no me eches las culpas.
 Ella le sacó la lengua, mientras caminaba hacia la cocina, donde el desayuno ya estaba listo.
 -Para que veas que soy una buena esposa.- dijo, haciéndole una mueca.- He preparado el desayuno.
 -Que yo sepa no estamos casados.
 -Es una indirecta.
 Louis soltó una carcajada, apoyándose en el borde de la encimera con la taza de café en la mano.
 -Bueno... Supongo que tendremos que ir pensando en eso.
 Scarlett le miró, con una ceja arqueada.
 -Hey, era broma. Ni de coña me pienso vestir de blanco. No combina con mis ojos.
 Louis le miró, con cara de cachorrito abandonado.
 -¿Ni siquiera por mi?
 -No.
 -Gilimema.
 -Puedes decir lo que quieras, pero no me vas a convencer. Bodas NO. Sólo acepto una en alguna isla Hawaiiana, en la playa, con damas de honor vestidas de hula hula y los chicos con coronas de flores... Nada más.
 Louis resopló.
 -¿Entonces quieres que nuestros hijos nazcan del pecado?
 Ella se acercó hasta él, poniéndole una mano en el pecho.
 -Que haga el paripé de vestirme de repollo y montemos una fiesta no quita que los dos vayamos a ir derechitos al infierno, querido. Y cómete eso.- señaló al plato que había en la mesa.- O entrará por otras partes menos agradables de tu cuerpo.
 -Todas las chicas sueñan con su boda a tu edad.- dijo él, sentándose en frente de ella.
 -Ehem, discrepo. Evidentemente, Harry fantasea con la boda de sus sueños, pero recuerda que Harry es más afeminado que yo.
 - Se lo voy a decir en cuanto lo veamos.
 -Que creo que va a ser pronto. Te llegó un mensaje al móvil esta mañana, espero que no te importe que te lo haya cotilleado...
 -Tranquila, hablo con mis amantes desde el antiguo.
 -Aha, si, te corto los huevos y luego te los comes.- dijo ella, mirándole divertida.- Lo mandó Zayn. ya están aquí.
 -Pues tendremos que ir a verlos, ¿no?
 -Voy a ducharme.
 -Espérame dentro.


 -Vale, lo tengo todo. Sí, y... Sí, está aquí. Todo dentro. Vale.
 Katherine miró la habitación, revisando cada esquina por miedo a dejarse algo importante. No, todo estaba listo.
 -Bien, pues venga.
 Hacía dos meses que no cogía el coche. Había estado muy ocupada, entre papeleo, mas escribir... No había sentido la necesidad de ir a ningún sitio, era feliz allí.
 Tres años habían pasado, pero ella seguía sintiendo que Niall estaba todavía con ella. Que la vigilaba desde las esquinas, que sonreía cada vez que algo le salía bien, y que le animaba cuando le salía mal.
 En el fondo sabía que sólo era un método para no hundirse, algo para ir pasando los años sin sentirse mal, pero por ahora funcionaba.
 Metió las bolsas en el coche y arrancó, dirigiéndose a Londres.



-Hola, Katherine.- saludó Liam, abrazando a la chica, que acababa de aparcar el coche.
 La relación de Kath con el resto de los chicos se había estrechado mucho, gracias a que Louis intentaba animarla a pasar más tiempo con ellos. Se había convertido en una de sus mejores amigas, y pronto descubrieron las razones por las que Niall la adoraba tanto, razones que se escondían tras un caparazón de miedo.
 Todos se sorprendieron mucho cuando descubrieron el talento de la chica en la composición. Había sido Harry quien había encontrado una de sus canciones, que se le había caído del bolsillo del abrigo un día que pasaron en su casa. Ella les enseñó el resto, a desgana al principio, aunque luego cogió más confianza... Eran preciosas.
 Así que decidieron contratarla como compositora jefa para su nuevo disco. Ella se lo agradeció, ya que no contaba con un trabajo fijo, y pronto las tan típicas críticas de la poca profundidad en sus canciones desaparecieron.
 Eso no había hecho otra cosa que unirlos más; tanto, que Jake ya la llamaba "tía Kath"
 -Hola, Liam. ¿Qué tal?
-Bueno, un poco estresados, Jake lleva todo el viaje en coche soltando nombres para los bebés...
 -¡Hola, pequeñajo! A ver, cuéntale a Tía Kath cómo quieres que se llamen tus primos.
 El niño recibió a la chica con una sonrisa, y los dos se fueron de la mano, camino al ascensor, mientras él le ponía al día de sus preferencias en cuanto a nombres.
 Rachel se abrazó a Liam, mirándole contenta.
 -Se la ve muy animada.
 -Pues sí. Zayn y yo estamos tratando de convencerla de que se venga a vivir a Londres, pero no hay manera.
 -No la presionéis. Con que esté así... Ya llega.
 Siguieron a Katherine y Jake hasta el ascensor; los cuatro vieron como, por la puerta contraria, Louis, Scarlett y Harry entraban, saludándolos con una sonrisa.
 -Buenos días, gente. ¡Kath! Pensé que llegarías más tarde, al vivir lejos...- dijo Harry, abrazándolos a todos.- No le hables a Scarlett, me ha llamado afeminado.
 -¡Pero eso no tiene por qué ser malo!-dijo ella.- Louis, eres un chivato.
 -Te dije que se lo diría. ¿Qué tal estáis, chicos? ¿Emocionados? Yo sí.
 -Yo espero que hayan salido guapos.
 -Bueno, Meg contrarrestará la cara de estreñido de Zayn, eso seguro.
 El grupo entero rió, dividiéndose en dos ascensores para subir a la segunda planta, la de maternidad.
 -Habitación 69, es aquí.- dijo Rachel, señalando a una puerta.
 -69... pffff.- murmuró Harry, guiñándole un ojo a Louis, que le miraba divertido.
 Jake y Kath asomaron las cabezas por la puerta. Dentro, Meg y Zayn les saludaron, cada uno con un bulto en brazos.
 -Pensamos que habíais pasado de nosotros.- susurró el chico, dejando uno de los bultos recubiertos de mantas en la cuna y acercándose a los recién llegados.- Entrad, están dormidos. ¡Hola, Jake! ¿Quieres saludar a tus primos?
 Liam y Louis se miraron, los dos pensando en el día en el que Zayn les había llamado, totalmente fuera de control, porque la ecografía había revelado que esperaban mellizos.
 Harry, Louis, Scarlett y Rachel caminaron hasta la cama para saludar a Meg, y a uno de los bebés.
 -¿Este es el niño o la niña?
 -Es la niña. Mirad, creo que ha heredado mis ojos...
 Contemplaron la pequeña carita color rosa chicle, que observaba todo con los ojos abiertos, de un tono gris oscuro, con reflejos negros.
 -Es preciosa.
 Mientras tanto, Liam, Zayn, Jake y Kath habían ido hasta la cuna, donde el niño dormía, con las dos manos entrelazadas y la cara mirando a la ventana.
 -Dios, este es muy moreno.- exclamó Liam.- Como tú, Zayn.
 -Sí, bueno, también ha sacado los rizos de su madre. Aunque como se les suele caer el primer pelo que tienen, nunca se sabe...- susurró él, mirando al niño con una sonrisa.- Pero mirad, tiene los ojos azules.
 -Ninguno de los dos tiene los...
 -Lo sé, pero la madre de Meg sí. Puede ser que los haya sacado de ella.
 -¿Y cómo se llaman?- preguntó Jake, todavía con su obsesión.
 -Pues... Meg y yo hemos estado pensando.- contestó Zayn, mirando a la chica, que asintió.- Y hemos decidido llamarlos Niall y Sophia.
 A pesar de que intentaron disimularlo, todos los ojos se posaron en Hary, que se quedó boquiabierto. Se acercó hasta Meg.
 -¿Puedo...?
 Ella asintió, pasándole a la niña con cuidado. El chico la cogió, mirándola con incredulidad.
 -Hola, pequeña Sophia. Qué poco pesas...- murmuró, sonriendo como un tonto.- Gracias.







 Un poquito de spam.
 Como me imagino que sabréis, he abierto otro blog y todo eso. Bueno, pues ya están subidos los dos primeros imaginas+ los dos primeros capítulos de la novela Larry. Y ya estoy manos a la obra con el one shot, so... Este es el link http://losbesosnoarreglanloroto.blogspot.com.es/
 Os agradecería que os pasaseis, por ahora tiene poquitas visitas. Y, si os gusta, podéis hacer como con esta y decidme que os avise por Twittah, ya sabéis, mi ser @DizzyLovesCake
 Muchas gracias a todos.
 QUE ILU, SOLO QUEDA UN EPÍLOGO


lunes, 1 de julio de 2013

Capítulo 56- Love is kind

Louis miró con nerviosismo el reloj de su muñeca, mientras esperaba. Eran las ocho en punto, el sol empezaba a bajar y los paseantes, a volver a sus casas. Era la hora, pero ella todavía no se había presentado.
 El chico resopló, mirando hacia los lados. Había comenzado a prepararse dos horas antes; entre qué ponerse, como llevar el pelo... ¿Qué le gustaría? ¿Flequillo o cresta? ¿Polo o camisa? Estaba demasiado nervioso.
 Y Harry no había ayudado.

 -Muy elegante.- dijo Harry, sentado en el pequeño sillón del vestidor.- Demasiado. ¿Y si ella va más casual y te ve a ti así?
 Louis asintió, guardando la camisa en su sitio.
 -¿Y esto, qué tal?
 -Demasiado chillón. Algo en tonos más pastel.
 Sí, tenía razón.
 -Mira.- señaló Harry, recostándose en el asiento.- esa chaqueta vaquera y esa camiseta negra te quedarían genial. Y esos pantalones, no, los de la derecha. Perfecto.
 -¿Seguro?
 -Claro que sí. La vas a dejar... Muerta.
 -Espero que no, en la prime...
 -¡Espera! Deja la camiseta, creo que...

  Louis sonrió al recordarlo. Puede que le hubiese atrasado, pero había sido muy divertido.
 Mierda, las ocho y cinco. ¿Y si le había tomado el pelo?
 Sería lo más lógico. Sí, debía de haber pensado que era uno de esos enfermos que salen en la tele. Lo más probable era que estuviese escondida, grabándolo para luego reírse de él en casa.
 Mejor se iba y dejaba de hacer el ridículo.
 -Holi.- susurró una voz a su espalda. Louis dio un respingo, girándose de un salto.
 Detrás de él, Scarlett le saludaba con la mano, enfundada en un vestido negro que dejaba ver el tatuaje del brazo, así como un poco el de la clavícula. Se había recogido el pelo rojo en una trenza, que le caía por un lado, llamativa por su color rojo sangre.
 -Has llegado tarde.- consiguió murmurar Louis, mirándole directamente a esos profundos ojos negros.
 -En realidad estaba allí detrás.- contestó, señalando hacia la esquina contraria de la calle.- Esperando, a ver qué hacías.
 -¿Y si me iba?
 -Entonces serías un cobarde. Pero no lo has hecho, así que...- dijo ella, cogiéndole del brazo.- ¿A dónde me vas a llevar?
 -Mmmm... ¿Alguna preferencia?
 -Mexicano.


 -Me encanta el ambiente...- dijo Louis con una ceja arqueada.
 En una de las mesas del restaurante, un grupo de mariachis tocaba mientras cantaban, a todo volumen, en español.
 -Bueno, yo siempre he sido de las que opinan que una pedida de mano, sin mariachis, no es una pedida de mano.- dijo la chica, encogiéndose de hombros.
 -¿En serio?
 -Claro. Las que no los tienen no pueden ser tomadas en consideración.
 El chico soltó una carcajada, mientras Scarlett sonreía.
 -La verdad es.- dijo él.- que pensé que no ibas a venir.
 -¿Y por qué?
 -No sé, yo si hubiera sido tú no hubiese aceptado.
 Ella resopló, negando con la cabeza.
 -Eres un desconfiado. Además, me caíste bien. Y eres muy guapo, así que...
 Louis abrió la boca, pero las palabras decidieron negarse a salir de su garganta por un tiempo.
 Le. Había. Llamado. Guapo.
 Como diría Harry en este momento: FANGIRLING TIME.
 -Vaya, gracias.
 -No las des, es un hecho.
 El chico miró a la mesa, sonrojado. Ya no sabía qué más decir.
 -Tu también eres muy guapa.
 Scarlett sonrió divertida; Louis parecía un niño pequeño, todo avergonzado, susurrando un cumplido mientras miraba al suelo.
 Pasaron unos minutos, en los que los dos chicos se dedicaron a evaluarse el uno al otro.
 -¿Tu tatuajes... tienen alguna historia?- preguntó el chico, intentando sacar otro tema de conversación, uno que no fuese tan incómodo.
 -Pues, bueno...- ella dudó, mirándose el brazo con la cabeza ladeada.- Fueron más un acto de rebeldía. Quiero decir, yo vengo... De una familia muy estricta, sobre todo con el tema del dinero; tienes que ser esto, dedicarte a tal cosa, ganar mucho dinero, hacernos sentir orgullosos y todo eso. Y con el aspecto exterior igual. Tatuajes, pearcings, colores de pelo fuera de los típicos... Era como citar al demonio.- sonrió.- Me escapé de casa a los dieciséis y me fui a vivir con mi hermana a Candem Street; ella tenía dieciocho. Compartíamos habitación, pero fue una liberación increíble. Cuando volví a ver a mis padres, con este pelo y los tatuajes, sabía que no querrían tenerme por allí de nuevo. Y menos cuando les dije que pensaba estudiar Bellas Artes. Así que, significado en plan poético, no, pero me recuerdan a mi liberación, lo que tuve que hacer para ser quien quería ser, y que al final logre hacerlo.
 -Vaya.- dijo Louis, asintiendo impresionado.- Que valiente.
 -Por eso te dije que no quería cobardes.


 -No es normal que haga tanto calor.- dijo Scarlett, mirando hacia el cielo.- Sólo puede ser obra de Satán.
 Louis rió, mientras caminaba al lado de la chica, acompañándola hasta la casa de esta.
 -Es aquí.- dijo, señalando un pequeño portal, no muy lejos de donde se habían encontrado.
 Louis asintió, mirándose a los zapatos. ¿Qué hacía?
 -Te invitaría a pasar.- dijo ella.- Pero no es un rollo de una noche lo que busco. Si es eso lo que buscas tú, dímelo y sube, pero...
 -No.- le cortó él.- No.
 -Bien.- la chica sonrió, abrazándole.- Gracias.
 -¿Nos vemos...?
 -Mañana.





Dos meses después.

 -¡OH, LOUIS, PERO CUÁNTO TIEMPO!- gritó una mujer, vestida con bata . Dejó las jeringuillas que llevaba y abrazó al chico.
 -Dios mío, Maggie, estás guapísima.- contestó él, cogiéndole de la mano y dándole una vuelta.- ¡Qué cambiada!
 -Lo sé, fue para celebrar que ¡he dejado de ser becaria! ¡Aprobé el examen, estoy fija!- exclamó ella, volviendo a abrazar al chico. Había cambiado el pelo marrón desarreglado por una larga melena rubia rojiza, y lucía mucho más curvilínea y sana.- ¿Y está chica tan guapa que te acompaña?
 -Es Scarlett; Scarlett, esta es Maggie, la enfermera que me atendió desde el principio.
 -Me destinaron al hospital en el que hacía el examen, y llevo tres meses sin verlo, por eso el cariño.- las dos chicas se saludaron con dos besos.-¿Cuanto lleváis juntos? A mi no me engañáis, no a tía Maggie...
 -Tres meses.- contestó ella, pasándole un brazo por los hombros a Louis.
 -¿Y qué tal la recuperación? Para una pareja reciente...
 -Bueno, tuvimos una pequeña crisis cuando se me cayó el pelo de las cejas, pero conseguimos superarla.- murmuró Louis, mirando a la chica con adoración. Ella había estado allí, le había consolado; y eso que lo suyo se había vuelto serio justo en el peor momento del chico. Es más, ella decidió formalizarlo sólo por eso; se había ido a vivir con él y con Harry para no dejarle solo, y Louis nunca le había visto perder los nervios, incluso en los días deprimentes.- Me ha ayudado muchísimo, no se lo voy a poder agradecer en la vida.
 -Pues traigo buenas noticias.- anunció ella, tendiéndole un sobre a la pareja.- Espero que me dejes darte mi número, querido, ya que no te veré más por aquí.
 Louis abrió los ojos desmesuradamente, mientras Scarlett soltó un grito de emoción.
 -¿Ya... está?
 -La doctora me lo dio a mi porque sabe que te quiero un montonazo y estamos muy unidos, pero sí; es oficial. Estas curado.
 Louis ocultó la cara entre las manos, mientras Scarlett abrazó a Maggie entre lágrimas.
 -Marchaos y celebradlo, volved después. Os lo merecéis.



                                                     FIN


 Espera.
 ¿Qué?
 ¿Cómo?
 No me entero.
 ¿Fin? ¿Ya está?
 Ah, hola. Bueno, bah, ya sabéis quien soy. Wait.
 ¿¡Qué coño?!
 Ah, vale. Ya lo pillo.
 No os preocupeis, noooooooo. Keep Calm.
 Ya sé que significa esto.
 Esto no es el final, que va, ni mucho menos.
 Tendréis dos epílogos, DOS, en los que vislumbraréis el futuro de nuestros queridos protagonistas. DOS. Ni uno más, ni uno menos. 
 Puede que haya cosas que queden poco claras, pero TODO ESTÁ CALCULADO AL MILÍMETRO y el final aclarará todo lo importante que haya que aclarar. Al menos eso espera la autora.
 By the way, dice que os quiere. Un cojón de camello.
 Así que CALMAOS, y disfrutad.