martes, 26 de marzo de 2013

Capítulo 30- Visitas Para Nada Protocolarias

Katherine llamó a la puerta, cambiando el peso de su cuerpo de pierna. La enorme tarta que llevaba en la mano pesaba, aunque no lo pareciese.
 -Esto todo va a ir directo a mi culo.- dijo ella, mirándola con remordimientos.- Pero necesito azúcar para comenzar charlas.
 Necesitaba azúcar, que el viento soplase en dirección oeste y que los astros estuviesen completamente alineados, más bien.
 Y hablaba en serio.
 Recordó el día en el que Zayn salió de detrás de la lápida de Niall. Casi la mató del susto; ella pensaba que estaba sola, y que se estuviese haciendo de noche no ayudaba. La figura del chico, que ya de por sí era moreno, no confería mucha seguridad.
 Y a eso le juntamos el odio de Katherine a los desconocidos, y tenemos la mezcla explosiva que se dio esa tarde.
 No podía evitar seguir riéndose al recordarlo.

 -Eh... ¡Katherine! Vaya, así que la K. era por eso...- dijo Zayn, asintiendo nervioso.
 -Pues si. Muy hábil por tu parte la deducción.
 Un silencio incómodo se apoderó del mausoleo. Zayn carraspeó, mirándose a la punta de los zapatos.
 -Bueno, yo soy Zayn Malik.
 -Ya me había hecho una idea. Pero gracias.
 Él no podía estar más incómodo. 
 Ella no podía ser más borde.
 -Bueno, veo que no tienes ganas de hablar, así que...
 -Muy observador.- le interrumpió la chica, girándose para marcharse.
 -¡Espera! Sólo quiero saber... por qué vienes aquí cada día... Es eso por lo que estaba aquí detrás, no pretendía asaltarte ni...
 -Bueno, aparte de que no se me ocurre otra cosa más interesante que hacer con mi vida, echo de menos a Niall. Creía que era evidente.
 La chica le miró, con cara de circunstancias.
 -Lo sé, lo sé... No me he expresado bien. Quiero decir, qué relación te unía con Niall. Nunca nos habló de ti.
 Katherine suspiró. 
 -Si tengo que hablar sobre esto, preferiría que fuese en otro sitio.

 Y allí estaba.
 Iba a necesitar más que una montaña de edulcorantes para soportar ese interrogatorio.
 -Vamos, Katherine...
 Sólo había una razón que le hiciese enfrentarse a una casa llena de desconocidos.
 Y esa razón era rubia, de ojos azules y estaba muerta.


 Niall llevaba de los nervios desde que Louis le había dicho que venía la famosa K.
 No sabía cómo reaccionar.
 No sabía que hacer.
 ¿Actuaba como si no supiese quien era?
 ¿O como de verdad le gustaría actuar?
 Sabía que si decidía dar a conocer a Louis que de verdad sabía quien era K, tendría que contestarle a muchas cosas que no comprendería.
 Cuando la puerta se abrió, no consiguió ahogar una mueca.

 -Pasa, Katherine, pasa...- dijo Zayn, cogiendo la bandeja de las manos de la chica.- Vaya, tarta. ¡Qué amable! Espera, que te presento...
 Katherine observó el recibidor, pequeño y pintado en color ocre.
 -Katherine, este es Harry. Y este de aquí, es Louis.- señaló Zayn. Ella les dio dos besos a regañadientes. Le estaba costado horrores no salir corriendo, ni comenzar a hiperventilar.- Pasa, por favor, siéntate...

 Niall observó a Katherine con una sonrisita. Qué bien lo estaba haciendo. Aunque se notaba que estaba muy nerviosa. Y tensa.
 Estaba tal cual la recordaba...
 Tal cual.

 -Bueno, Katherine, por fin ha llegado el momento...- dijo Harry, sentándose al lado de la chica.- La verdad es que los tres nos estábamos muriendo de la curiosidad.
 -¿Puedo haceros una pregunta antes de comenzar con... el tema principal?- dijo ella tímidamente. Estaba haciendo un esfuerzo enorme por ser lo más amable posible.- Tenía entendido que erais cuatro. ¿No falta uno?
 -Sí, Liam está... Indispuesto.- contestó Louis.- ¿Alguien quiere tarta?
 Miró a Niall de reojo, que no le quitaba ojo a la chica.
 Suspiró. Normal que no lo hiciese.
 Se suponía que esa chica había sido una parte de su vida en algún momento.
 No recordarla para nada le resultaría...extraño.
 -Bueno, me imagino que tendréis muchas preguntas que hacerme, pero de verdad, me encantaría que primero me dejaseis explicarlo todo de un tirón, y luego ya... Preguntáis.
 La chica suspiró, cogiendo un trozo de tarta y llevándoselo a la boca.
 -Yo soy de Dublín, pero mis padres siempre nos llevaban a mis hermanos y a mí de vacaciones a Mullingar, todos los veranos. Nos conocimos allí, de pequeños. Pero pasó mucho tiempo hasta que volvimos a vernos, los dos cambiamos del todo.
 A los catorce años, mi mejor amiga murió ahogada. Yo no lo vi,  nunca quise conocer los detalles, pero desde ese momento me cerré en banda. No quería hablar con nadie, ni siquiera con mis padres; me pasé una semana entera sin soltar prenda. Me llevaron a todo tipo de psicólogos y especialistas, me dieron mil y un tratamientos, pero nunca pude cambiar. Me aterroriza hablar con extraños, normalmente ni contesto cuando me hablan si no tengo mucha confianza, y soy muy arisca.
 Un año, decidí pasar una semana en la casa de veraneo de Mullingar. Sola. Había sido un año especialmente difícil, los problemas en casa se estaban haciendo cada vez más difíciles de disimular,  y necesitaba pasar un tiempo sola. Estaba sentada en un parquecito, leyendo, cuando se acercó. Él me recordaba a mí, pero yo a él no. Venía todas las tardes, y todas las tardes se colocaba al lado mía, intentando entablar una conversación, hasta que consiguió que le contestase. Y nos hicimos amigos.
 No me dí cuenta de como esa amistad llegó a más hasta que fue demasiado tarde. Siempre le había tenido miedo a los chicos, pero él era diferente, como si supiese todo lo que estaba pasando por mi cabeza en cada preciso instante, como si adivinase cuando necesitaba estar sola y cuando no...
 Pero él era famoso. Muy, muy famoso. Y yo seguía teniendo pánico a las personas. Menos, gracias a él, pero pánico al fin y al cabo. Así que le rogué que no le dijese a nadie lo nuestro, que permaneciese en secreto. Pero se puso pesado, así que accedí a presentarme a vosotros el día de Año Nuevo. Pero...
 La chica bajó la vista hasta el suelo.
 -Fui al entierro, pero me presenté como miembro del grupo de estilistas. Nadie hizo preguntas, así que me quedé callada en una esquina sin que se notase que estaba allí. Y voy todas las tardes, sí. Y pienso seguir haciéndolo.
 Ellos bajaron la mirada.
 -Pero nunca dijo nada... Ni se le veía extraño...
 -Y él no es muy bueno en lo que a secretos se refiere.
 -Confiaba en él.- dijo Katherine encogiéndose de hombros.- Y era. Hablar de él en presente duele incluso más que hacerlo en pasado.
 Los tres chicos se miraron, mientras ella engullía otra porción de pastel.
 -Lo siento.- dijo Katherine, después de unos minutos.- De verdad, debéis de estar odiándome. O volviéndoos locos intentando adivinar qué veía Niall en mí. Lo comprendo, a mi también me pasa.
 -Para nada.- dijo Zayn, sacudiendo la cabeza.- No.
 -Creo que tienes un concepto muy bajo de ti misma.- murmuró Harry, mirando a la chica profundamente.
 Ella se encogió de hombros, bajando la vista.
 -No es que tenga la autoestima baja ni nada de eso. Pero es la pura realidad. Puedo tener muchas cualidades, pero fui borde con él un mes y medio. Y nunca se quejó. Ni una sola vez. Y tampoco fui nunca la típica novia convencional; eso deberíais quitároslo de la cabeza. Ni nos andábamos besando todo el día, ni caminábamos de la mano, ni nada por el estilo.
 -Bueno, él tampoco fue nunca el típico chico convencional.- dijo Louis, mirando de reojo a Niall, que tenía la mirada perdida.- Sinceramente, no me pareces tan borde y mala como tú misma te describes.
 Katherine resopló.
 El ambiente de esa habitación estaba empezando a pesarle.
 -Mirad, no es que vuestra compañía me incomode, pero no puedo encontrarme peor. Lo siento. Me encantaría volver a veros, sois encantadores, pero... Necesito aire. Por favor.
 -Claro.- dijo Zayn, acompañándola hasta la puerta con gesto confundido.- Vuelve cuando quieras. Yo no vivo aquí, pero Louis y Harry sí...
 -Gracias, de verdad.- dijo ella, casi corriendo hasta el ascensor.
 -Katherine.- le llamó él. La chica se giró, ya dentro del ascensor.- De verdad, no lo digo por cortesía. Vuelve. Por favor.
 La chica asintió, y las puertas se cerraron.

 Harry llevó los platos a la cocina.
 -Es bastante... Indescriptible.
 -Pobre.- dijo Louis, recostándose en el sillón.- Me ha partido el corazón. Parece tan vulnerable. Tan frágil.
 -Seguramente Niall pensase lo mismo de ella.- le contestó Zayn volviendo al salón.
 Louis miró hacia el sofá en el que minutos antes Niall miraba a la nada, pero ahora estaba vacío.

 Katherine se secó la mejilla, húmeda por las lágrimas. Respiró profundamente, intentando controlar los sollozos que la hacían convulsionarse.
 Niall no podía dejar de mirarla. Apretujado en una esquina del ascensor, observaba cada pequeño movimiento, cada simple gesto que la chica hacía.
 Se acercó hasta colocarse a su lado.
 -Kath...
 La chica inspiró profundamente.
 Él paseó su mano por la curva de su clavícula, achinando los ojos.
 Ella dio un respingo, pero no se apartó.
 Las puertas del ascensor se abrieron y la chica salió precipitada.
 -¡NO!- gritó el chico, sin poder evitarlo.
 Katherine se giró bruscamente y escudriñó el ascensor, en busca de algo sospechoso.
 Niall le miró, directamente a los ojos.
 Ella suspiró y salió a la calle.


1 comentario :

  1. ¡OH MI DIOS! ¡OH MI DIOS! LLORO. ESTO ES PERFECCIÓN. No, es más que perfecto, oh Dios, simplemente, no tengo palabras, ¡he quedado en shock! Pobre Kath, pobre Niall.¡AAAAAH, QUIERO MÁS CAPÍTULOS, URGENTEMENTE! Y... ¿qué le ha pasado a Liam? ¿Es por lo de Danielle? ¡AAAH, INTRIGA AL CIEN POR CIENTO! Espero que la sigas pronto linda, por cierto, te sigo en Twitter, estoy como @Diana_madeleine. Sé que no es mi nombre, larga historia xD. En fin, sígueme para hablar por DM, muchísimos besos :* y... ¡AMO TU NOVELA, QUE NO SE TE OLVIDE NUNCA!

    ResponderEliminar