Niall entró en la habitación de Kath, cogiendo aire y preparándose para lo que le esperaba. Se encontró a la chica leyendo tumbada boca abajo en la cama. Ella no levantó la vista, a pesar de que él sabía perfectamente que podía verle si miraba en su dirección. Pero también sabía que tenía razones para no hacerlo.
-Te fuiste.- dijo la chica, a modo de saludo.- Te marchaste de nuevo si dar explicaciones, cuando te pedí que no lo hicieses.
-Lo siento, Kath.
-¿Crees que me importa que lo sientas?- preguntó la chica, sin levantar la voz ni separar la vista del libro.- Si es así, estás muy equivocado. Pensé que lo entendías, Niall.
-Y lo entiendo, pero...
-¡No, no lo entiendes!- exclamó ella, mirándole con rencor.- ¡No tienes ni idea! ¡Después de pensar que no te vería más, apareces, para luego marcharte cada vez que te plazca! ¿¡Cómo sé que no te has ido definitivamente!? ¿¡Cómo sé que te volveré a ver, si no me lo dices!?
El chico aguantó el chaparrón, mirando hacia el suelo.
-¡Tres días, Niall! ¡He estado esperando noticias tuyas tres putos días! ¡¿Cómo crees que he estado?! ¿¡Acaso te has acordado de mí, de lo que podría estar sintiendo por tu culpa?!
Él negó, dirigiéndole una mirada suplicante.
-No quiero que vuelva a pasar.- avisó ella, sentándose en la cama con gesto cansado.- Si vuelve a suceder, no te molestes en venir de nuevo. ¿De acuerdo?
-No pasará más, lo prometo.
-Eso espero. Dios, Niall, he estado muy preocupada...-murmuró la chica, apoyándose en la pared.
-Lo siento muchísimo, Kath, pero necesitaba averiguar los detalles...
-Sí, lo sé.- asintió ella.- ¿Qué has descubierto?
-Dijo la verdad.- contestó él, sentándose al lado de ella en la cama.- Me metí en su mente mientras dormía y lo vi todo. Es... exactamente como lo contó.
-Oh, Niall, lo siento mucho.- murmuró Katherine, ya más tranquila que hacía unos minutos
-Y yo. Confiaba en él, yo... No puedo creerlo. Me ha...- el chico sacudió la cabeza. No era eso de lo que quería hablar.- Escucha, Kath, tengo algo que anunciarte.
Ella le miró, interrogante, mientras Niall miraba por la ventana, sin saber por donde empezar a hablar.
-¿Recuerdas que te dije que... que no sabía cuánto tiempo podría quedarme contigo?
Katherine abrió mucho los ojos, y empezó a negar con la cabeza.
-No. No, no, no.
-Kath, por favor. No puedo quedarme más...
-¡No puedes marcharte! ¡Ni se te ocurra dejarme sola otra vez! ¡Acabo de recuperarte!- chilló ella, sin hacerle ningún caso al chico, que la miraba impotente.
-Escucha, por favor...
-¡NO PIENSO ESCUCHAR UNA PALABRA MÁS! ¡NO PUEDES IRTE, NO AHORA!-seguía gritando, las lágrimas recorriendo sus mejillas mientras sacudía la cabeza. Estaba incontrolable.
-¡KATHERINE!- levantó la voz Niall. La chica levantó la cabeza, todavía murmurando por lo bajo.- No hagas esto más difícil. No puedo...
-Pero, ¿por qué? ¡Dime por qué no puedes quedarte!
-¡Este no es mi sitio! Yo no debería estar aquí, lo sabes tan bien como yo. Tienes... tienes que dejarme marchar, o me quedaré anclado aquí para siempre.
Kath resopló, hundiendo la cabeza entre sus rodillas, intentando calmarse.
-No puedes hablar en serio.
- ¿Crees que bromearía sobre esto?
-Esto no puede estar pasando, no ahora, no... Por Dios, no, por favor...
-Te lo digo en serio, no... Esto no es una despedida para siempre. Sabes que...- el chico tomó aire; tenía ganas de llorar, pero no podía verla en ese estado.- Sabes que, adonde quiera que vaya, tú vendrás conmigo. De un modo u otro, yo estaré esperando por ti, como siempre. Si vamos al infierno, iremos juntos.
-No quiero quedarme sola otra vez.- murmuró ella.- No voy a poder soportarlo.
-Claro que podrás. Y no estarás sola.
-¿Cómo que no? Sólo te tenía a ti, eres...
-Hazme caso, no seas cabezota. No estarás sola.
Niall sonrió, revolviéndole el pelo cariñosamente. O se marchaba ya, o no podría hacerlo.
-Entonces, ¿va en serio? ¿Es un adiós?
-No, no lo es. Es un... chao.
El chico le guiñó un ojo y desapareció.
Katherine hundió la cara en la almohada, donde se pasó el resto de la noche.
-Louis.- susurró Niall, sentándose en el sofá que había al lado de la cama del chico, donde este tecleaba rápidamente en el ordenador, con cara de extrema concentración.
-¡Niall!- Louis quería gritar de felicidad, pero Harry estaba arriba y no podía dejar que le oyese. Se levantó como un resorte y abrazó al chico, que le miraba alegre.
-Te veo muy bien, la verdad...
-Sí, bueno, eso intento. Hace... demasiado tiempo, ¿qué tal Katherine? Espero que bien, yo...
-Louis, siento interrumpirte, pero no he venido para quedarme. Tengo algo que decirte.
Su amigo le miró, expectante.
-No voy a quedarme más tiempo. Me marcho.
-A... ¿A donde?- murmuró el chico, sin entender.
-Me voy... Mi sitio no está aquí. Yo...
-Tu sitio está con Katherine, Niall. Y conmigo, pero eso es secundario. No es una buena idea.
-Me quedaría atado para siempre, no... No es algo fácil de explicar. Pero debo irme.
-Dios... No, madre mía...- Louis se sentó en el borde de la cama, sacudiéndose el pelo mientras resoplaba.
-Sé que tú estarás bien.- continuó Niall. Necesitaba marcharse lo antes posible, o acabaría volviendo junto a Kath.- Tienes a los chicos, un montón de amigos, familia... Pero me preocupa ella. No tiene a nadie, sabes como es. ¿Cuidarás de ella?
-Claro.- murmuró Louis, mirando al suelo.
-Gracias.
Los dos chicos se abrazaron, agradeciéndose el uno al otro todo lo que habían hecho para ayudarse entre sí.
-Adiós, Niall.- dijo Louis, sonriendo. Pero era una sonrisa triste, de esas que congelan el corazón como un día de invierno, esas que los pintores tratan de representar en sus cuadros, sin conseguir del todo.
El chico le devolvió la sonrisa y se marchó.
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