miércoles, 24 de abril de 2013

Capítulo 40- Lluvia de Sentimientos

-Deberíamos llamarle.
 -Meg, no creo que este sea el momento más indicado para eso.
 La chica le miró sacándole la lengua, mientras daba golpecitos al suelo con el tacón de sus botas. Estaban sentados en la cafetería donde, días antes, Zayn había hablado con Samantha. Uno en frente del otro, los nervios podía palparse en el ambiente.
 -Pero, ¿y si le ha pasado algo?
 -Por décima vez, lo vi salir con una chica. Déjale que se divierta, le hacía falta... Estará bien.
 Zayn le sonrió, cogiéndole de la mano encima de la mesa.
 -Ahora deberíamos preocuparnos más por Sam y el bebé.- dijo, mientras ella negaba con la cabeza.
 -Lo siento, pero no puedo evitarlo, es sólo que me parece raro que no nos hubiera avisado de que se iba.
 -Relájate. Esta tarde, si quieres, nos pasamos por su casa y vemos que tal está, ¿De acuerdo?
 Los dos chicos se callaron al ver entrar a Sam en la cafetería. Sus caras no podían reflejar más sorpresa.
 No habían pensado sobre ello, pero la chica ya estaba de cuatro meses. Vestida con una camiseta que pretendía ser floja, y unos pantalones de talle bajo, la barriga se marcaba mucho más de lo que lo había hecho las anteriores veces que Zayn la había visto. Era impresionante.
 Ella les saludó brevemente antes de tomar asiento, justo en el medio de la pareja. La situación no podía ser más incómoda, y nadie sabía qué decir.
 -Esto... Sam, te presento a Meg.- soltó Zayn, intentando romper un poco el hielo.
 -Un placer.- saludó esta última.
 -Lo mismo digo.
 Silencio frío de nuevo.
 -Vaya... No nos habíamos dado cuenta de que ya estabas de cuatro meses... Increíble.- comentó Zayn, con una sonrisa forzada, mientras Meg revolvía su café.
 -Voy a pasar por alto el hecho de que me acabas de llamar gorda a la cara, voy a asentir y sonreír y portarme como una buena persona.- murmuró Sam, mirándole con una ceja arqueada.
 Mientras Zayn dudaba qué contestar, Meg estalló en carcajadas.
 -¡Dios mío, eso ha sido buenísimo!- soltó, entre risa y risa.- ¡Tiene razón!
 Sam sonrió, observando a la chica con curiosidad.
 -Mm, me cae bien.- dijo.- Es extraño si te paras a pensarlo, pero me cae bien.
 El chico soltó un suspiro, más aliviado. Por lo menos, las tensiones eran menos evidentes.
 -Bueno, qué, ¿estáis nerviosos?- preguntó Sam, acercándose a la mesa.- Esta es la ecografía en la que se sabe el sexo del bebé.
 -¿En serio?- murmuró Zayn, asustado. No estaba preparado para eso.
 -¡Es genial!- exclamó Meg, mirando a la chica ilusionada.- ¡Qué ganas! Yo quiero una niña, la verdad, pero si es niño será igual de fantástico...
 Sam asintió, sin quitarle el ojo de encima a Meg.
 -Ay madre, esto no me lo esperaba. Es muy pronto.- seguía susurrando Zayn para sí mismo.- Tengo miedo.  No me lo veía venir.
 -Vamos, no te preocupes. Es algo rutinario, aun os queda algo de tiempo de solteros...- dijo Sam, mirándole divertida.- Por cierto, deberíamos irnos ya si queremos llegar a tiempo.



 -Hola, Maggie.- saludó Louis, sentándose en la camilla del hospital, que estaba sorprendentemente vacío.
 -¡Buenos días, cielo! ¿Y Harry, no ha venido hoy?- Contestó ella, con una sonrisa.
 El chico negó con la cabeza.
 -No, le he dejado durmiendo. No quería despertarle.
 Maggie asintió, sentándose al lado del chico.
 -¿Alguna novedad digna de mención?- murmuró, colocando la jeringuilla.
 -Nah, todo como siempre.
 La chica subió la cabeza con una expresión extraña. Dejó las cosas a un lado y se giró, mirándole directamente a los ojos.
 -¿Estás bien, Louis?
 -Claro. Genial.- contestó él, mirando a la chica interrogante.
 -Vamos. A mí puedes decirme qué ocurre.
 -No pasa nada.
 La chica miró hacia la ventana, balanceando las piernas, que no le llegaban al suelo.
 -A veces las personas enfermas necesitan hablar. Y no siempre pueden con sus más allegados. Vamos, dime qué te preocupa.
 Louis suspiró, retorciéndose los dedos de la mano.
 -No es nada nuevo. Es sólo que me siento mal. Pero no por nada en especial, ni porque esté enfermo, ni por lo mala que es mi situación actualmente. Ni porque todos los demás estén empezando a ser felices. Cada uno está rehaciendo su vida de la forma que puede. Sonríen, porque tienen razones para hacerlo. Porque de verdad lo pasan bien, porque se divierten. No fingen risas, no actúan ante sus amigos. Es simplemente... Que siento que todo se me viene grande. Que es demasiado, que no lo voy a soportar mucho tiempo más. No solo, y eso que no estoy solo. Tengo gente genial, que se preocupa por mí, pero...
 Se calló de pronto, sin saber si debería continuar.
 -Sigue, no te cortes.
 -¿Nunca has echado de menos a una persona que te dejó claro que no te quería? ¿Y luego te has sentido mal porque sabes que no deberías, que tienes que olvidarla, pero simplemente no puedes evitarlo? ¿Y acabas enfadado contigo mismo, enfadado con el mundo, porque no puedes controlar a quien querer? Eso es lo que me está matando. Me está destruyendo, lo veo y no puedo pararlo. La quiero, pero ella a mí no. Ella se fue y yo no puedo evitar sentir que no soy nada, no, que soy menos que nada.
 Encogió las piernas, rodeándolas con los brazos, mientras intentaba no montar una escena.
 Maggie sonrió, pasándole un brazo por los hombros.
 -A todos nos pasa a veces. La vida está llena de altibajos, algunos momentos son simplemente perfectos, y otros tan horribles que piensas que no vas a poder soportarlo; y quien diga que eso a él no le pasa, miente. Pero lo soportas, siempre acabas saliendo adelante. Las personas que no te quieren abundan, pero a las que tú quieres y eso no es correspondido son como una espina clavada muy profundo dentro de nosotros. Y tienes que aprender a ser fuerte, aprender a cogerla y arrancarla, y tirarla lejos, muy, pero que muy lejos, aunque duela y no lo soportes. Tienes que pensar que, si no lo haces, esos momentos tan perfectos que no puedes evitar recordar con lágrimas en los ojos nunca volverán, se quedarán en eso; recuerdos. Y el ser capaz, el acabar dando el paso y alejándolas de nosotros, nos hace crecer y madurar. Es ley de vida; todos tenemos que pasarlo a veces.- Murmuró, acercando al chico a ella.- No te preocupes por eso. Las cosas pasan por alguna razón, y eres lo suficientemente fuerte. Yo confío en ti, Harry lo hace, todos lo hacemos. Sabemos que serás lo suficientemente capaz, no solo de olvidar a esa persona, sino de superar todo esto. Estoy segura de que no te tendré mucho más por aquí, Louis, lo digo en serio. Pero si tú no confías en ti mismo, no lo conseguirás.
 Se quedaron así por unos minutos, Louis apoyado en el hombro de Maggie, con los ojos cerrados y meditando sobre lo que acababa de oír.
 -Tienes razón.- murmuró, al final, sin moverse.
 -Pues claro.- dijo ella, saltando al suelo y poniéndose en frente de él.- Prométeme que cada vez que te encuentres mal, me lo dirás. O se lo dirás a alguien. Estas cosas no puedes guardártelas, corazón. Tienes que liberarte de vez en cuando.
 El chico asintió, inspirando fuertemente. Abrazó a Maggie, intentando aguantar las lágrimas.
 -Gracias. De verdad.
 -No se merecen, cielo.- dijo esta, sonriendo.- Es mi trabajo. Estoy aquí para ayudar, ¿no? Igual que tu trabajo es detonar ovarios adolescentes.
 -Y no tan adolescentes...- murmuró él, riendo.
 -Venga, quítate la camiseta, bombón. Espero que eso no haya sido una indirecta llamándome vieja, por cierto.


 -La virgen.- soltó Meg, mirando a la pantalla de la sala.
 En la televisión se podía distinguir una masa amorfa azul, que parecía dibujar el contorno de un bebé descompensado.
 -Que cosa más extraña.- murmuró Zayn, frunciendo el ceño.
 Sam, mientras tanto, reía por lo bajo, acostada en la camilla.
 -Deberíais veros las caras.
 La doctora, una mujer ya con canas y sonrisa cariñosa, asintió.
 -La reacción normal es de emoción, pero decididamente, me gusta más la vuestra.
 -¿Eso es la cabeza o el culo?- preguntó Meg, señalando a un punto del televisor.
 -Eso será una rodilla. A ver...- murmuró la doctora, fijando la mirada a la pantalla.- Bien,esto ya está. Puede ir a cambiarse.
 Sam asintió, mientras una enfermera le ayudaba a levantarse.
 -Entonces, ¿quieren saber el sexo del bebé?- preguntó la mujer, mientras Meg y Zayn se miraban, nerviosos.
 -Ya que estamos...
 -Sí, por Dios, sí.
 -Bueno, no puedo aseguraros cien por cien que sea acertado, pero en principio...
 -¡Por favoooor!
 -Es niña.





1 comentario :

  1. PRECIOSO.... ahhh es nena!!!!! que ilucion!!!! siguela.... estoy re enganchada... me encanta como escribes.... besososososososos ♥

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