domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo 37- Negociaciones, "Hola, Autumn"

 -Sigues aquí.
 Esa fue la frase que arrancó a Niall de su sueño, recién llegadas las diez de la mañana. En otras condiciones le hubiese molestado, pero siendo quien era, no pudo evitar sonreír.
 -Claro.
 -No sabía que los fantasmas podían dormir.
  El chico rió, desperezándose.
 -Bueno, era a lo que me dedicaba mientras Louis no estaba en casa. Comer si que no puedo, así que...
 Katherine sonrió, cogiéndole de la mano y arrastrándolo fuera de la cama. La luz de la mañana se colaba por las rendijas de la persiana, iluminando de forma parcial la habitación.
 -Sigo sin asimilar del todo que estés aquí.- murmuró ella, mirándole con adoración. El chico sacudió la cabeza, sacándole la lengua. Tampoco sabía que contestar.
 -Vas a tener que acostumbrarte.
 -Esperaba tener que hacerlo, no es ninguna mala noticia.
 Bajaron de la mano por las escaleras de caracol, hasta llegar a la cocina.
 Katherine se acercó a la encimera y sacó una taza del armario, mientras Niall se sentaba en la mesa, observándola desde su posición privilegiada.
 -¿Vives sola aquí? ¿Y tu familia?- preguntó el chico. Cuando él estaba allí, ella vivía en la ciudad la mayor parte del año, justo en el edificio de al lado de sus padres.
 Katherine asintió, cogiendo de la nevera un cartón de leche. No se le veía muy cómoda hablando de ese tema.
 -Cuando te fuiste, volví aquí. Les dije a mis padres que necesitaba tiempo, no me preguntaron mucho más. Llevo desde entonces sin saber de ellos.- se encogió de hombros, dándole la espalda al chico.- Supongo que sería un alivio. La hija loca, la mancha familiar, relegada de forma voluntaria al campo. Perfecto, ¿no crees?
 -No hagas como si a ti esto no te gustase. Nunca os llevasteis bien.
 -En eso tienes razón.
 La chica sonrió, llevando su taza de café hasta la mesa y sentándose en frente de Niall.
 -Pero, como se suele decir, la familia no se elige, ¿no es cierto?
 -Cuentas con la ventaja del dinero.
 Ella asintió, llevándose la taza a los labios.
 -Kath, debo irme.- soltó él de pronto. La sonrisa relajada de la chica se convirtió en una mueca de tensión. Agarro el asa de su taza con fuerza y bajó lentamente la mano hasta llegar a la mesa.
 -¿Por qué?
 -Tranquila, volveré en un día como mucho.- siguió explicando el chico, sujetándole la mano y dejándola lejos de la taza.- Pero tengo que hablar con Louis. Tengo que contarle la verdad, lo que soy, tiene que entenderlo. Y tiene que darse cuenta de que tendré que dividirme entre vosotros dos de ahora en adelante.
 Ella asintió, mirando hacia sus manos entrelazadas.
 -Una semana con cada uno es lo suficientemente justo, ¿no crees?- dijo él, intentando sacarle una sonrisa.- Me iré esta noche, casi no notarás mi ausencia. Lo prometo.
 Tal como intentaba conseguir, Katherine sonrió de oreja a oreja.
 -Me parece un buen trato. Yo también tengo que ir a verlos dentro de poco; se lo prometí.
 Niall asintió, pellizcándole en la mano.
 -Me parece perfecto.
 No podía creer como la suerte podía sonreirle sólo después de muerto.



 -Eres un hijo de perra.
 Zayn asintió, sin bajar la mirada.
 -Lo sé.
 -Pero de los grandes, eh. Eres un gran hijo de perra. De lo peorcito.
 -Bueno, tampoco te cebes.
 -No me digas que no es verdad. Engañaste a tu novia y ni siquiera tuviste la valentía de decírselo, que se tuvo que enterar por un chaval. ¡Un chaval! ¡En medio de la calle! Que horrible.
 Un silencio incómodo se apoderó de la sala.
 Zayn no sabía hacia donde mirar. Todo lo que Meg estaba diciendo era cierto, lo había pensado millones de veces; pero oírlo con su voz, saliendo de su boca, le hacía sentir el doble de culpable.
 Tampoco sabía cómo interpretar su tono. Ni sus gestos. No tenía ni idea de si estaba enfadada, dolida, sorprendida o simplemente indiferente.
 -La verdad, no me esperaba esto de ti. Posiblemente, si me lo hubiese dicho otro le hubiese llamado mentiroso. No tenía esa imagen de ti.
 -Antes era así. No ahora.
 -Me parece realmente bien que hayas cambiado, pero avisado quedas; si me haces una cosa de ese estilo, ya puedes correr. No soy de las que llevan bien las infidelidades, yo te hubiese partido la cara.- contestó ella, mirándole seria.- Ahora vamos a dejar este tema e ir con el importante. ¿Por qué te has sincerado conmigo después de este tiempo?
 Él tragó saliva, intentando no parecer nervioso.
 -A ver, la chica con la que me acosté habló conmigo el otro día y... Está embarazada.
 Bombazo.
 La cara de Meg era un poema. Se le desencajó la mandíbula, los ojos se le desorbitaron y un ruido entre el desconcierto y las ganas de matar se coló entre sus labios.
 -¿Embaraqué?
 -Embarazada.
 -Creo que voy a matarte.
 La chica enterró la cara entre las manos.
 -La virgen... Hijo mío, se utiliza condón en estos casos. Siempre. Es la regla de oro. Pensé que era de sentido común. Es que pareces tonto...
-Meg, no te estoy pidiendo que te hagas cargo del niño. Para nada. Pero es mi hijo. Ella no quiere tener nada que ver con él, y yo... No puedo dejar que se lo quede. No puedo. Es mi niño.
 Ella le miro con una expresión extraña entre las rendijas de sus dedos.
 -Eso que has dicho ha sido muy bonito.
 Zayn sonrió.
 -Sin embargo, eso no quita que te hayas metido en el lío de tu vida. ¿No quiere saber nada? ¿En serio?
 Él negó.
 -No me dio otra opción a quedármelo. Y es un bebé, no una caja de caramelos. No sabes como es; es una desalmada. Y lo suficientemente capaz de hacerle la vida imposible al niño.
 Ella asintió, mirando hacia el suelo.
 -No voy a cargarte con nada. Si me dices que no quieres saber nada del niño, no me voy a molestar, no es tu problema. Sólo dímelo y ya está.
 Meg negó con la cabeza, todavía con esa expresión extraña en la cara.
 ¿Incredulidad, tal vez?
 -Eso es lo más estúpido que he oído en toda mi vida.- sentenció, cambiando el sofá por las rodillas de Zayn.- Ese niño no es tuyo. Es nuestro. Va a ser el bebé más malcriado de todo el universo. Y tienes que dejar de fumar, porque no quiero que mi pequeño huela a tabaco. Y vamos a tener que vaciar la biblioteca y ponerle una habitación. ¡Una cuna con dosel! Esas son preciosas. Y además, hay que conseguir esas cosas para proteger las esquinas, porque como se caiga cuando empiece a andar se abre la cabeza...
 El chico la miraba asombrado.
 -¿En serio no te importa que no sea tu hijo?
 Meg le devolvió la mirada, sonriendo ampliamente.
 -Si es tu hijo, es mi hijo. Me da igual que tipo de sangre lleve o que genes comparta.
 Él la abrazó, sintiendo como el peso de la preocupación desaparecía con cada respiración que daba.
 -Gracias, Meg. No sé lo que haría sin ti.
 -Yo tampoco, si te sirve de consuelo.
 Se quedaron unos minutos así, sin necesidad de decir nada.
 -Zayn.
 -Dime, corazón.
 -No me gusta Hayley si es niña.
 Él la miró, expectante.
 -¿Propones alguna otra idea, ya que esta no es de tu agrado?
 -Autumn.
 -Autumn será, entonces.

1 comentario :

  1. Asdfghj <3 ¡WAAAA, PEDAZO DE TERNURA! Aish, yo que pensé que Meg lo abandonaría, aunque no creo que hagas eso, Zayn ya ha pasado por mucho, ¿no? AMÉ EL CAPÍTULO EN SERIO, me levantó los ánimos ;).

    ResponderEliminar