Y, de nuevo, Harry salió del coche, dando un portazo al cerrar la puerta. No le gustaba la situación en la que se encontraba, como tampoco le gustaba lo que le esperaba dentro de casa.
Ese día Sophia no estaba fuera; Harry entró dando un rodeo, sin poder evitar mirar hacia la acera, esperando encontrarla, riéndose de él por no haberse dado cuenta de su presencia. Pero no fue así.
-¿Hola?- gritó, al entrar en casa.- ¿Hay alguien?
Nadie contestó. No sabía a dónde podían haberse ido tanto Taylor como Sophia, pero no se preocupó. Visto lo visto, quizás Taylor hubiese llevado a la chica a hacer turismo. Hacía tiempo que Harry había aprendido que, con las mujeres, no puedes esperar nada.
Al entrar en el vestíbulo de la casa, vio la caja que le había dado Zayn, justo donde él la había dejado días atrás. La miró desconfiado.
¿Que tendría el CD que tanto le preocupaba a Zayn que viese?
Harry lo cogió y subió hasta la habitación, donde tenía su portátil. No estaba muy seguro de que fuese una buena idea, porque, al fin y al cabo, venía de Zayn. Pero la curiosidad le estaba matando. Miró hacia su impoluto portátil blanco.
¿Lo veía o no lo veía?
Miró de nuevo la caja, sentándose encima de la cama. El CD estaba en blanco, y no había ninguna referencia que le pudiese dar alguna pista sobre su contenido.
-Oh, vamos, es un puto CD, no puede matarte...- dijo él, abriendo el compartimento del portátil y metiendo el disco dentro.
Era un archivo de audio. Harry dudó un momento, para luego darle al play.
"-Hoy tenemos una noticia relacionada con el mundo de la música, una auténtica exclusiva." decía una voz de hombre. Harry le reconoció; era un famoso presentador de un programa de cotilleo inglés. "Un compañero nuestro ha estado siguiendo al cantante del grupo One Direction, Harry Styles, y ha descubierto que la fidelidad no es una de sus virtudes. Para calmar sus penas por la reciente pérdida de su compañero de grupo, Niall Horan, se le ha visto con una guapa chica en la estación de tren, además de en las puertas de la casa de este. ¡Pero eso no es todo, queridos oyentes! Al teléfono tenemos a la diva de country y la hasta ahora novia de Harry, Taylor Swift. ¡un aplauso para ella! Taylor, ¿estás ahí?
-Sí, claro" escuchó Harry. La voz de su novia se oía realmente distorsionada, pero se reconocía. "Y estoy al tanto de quién es esa chica. No es ningún ligue, sólo es una amiga..."
-Pues hay una nueva foto que circula por internet, en la que los dos salen en actitud acaramelada..." dijo el presentador. "Fue tomada por una fan en la ventana de la casa de Harry, donde se puede ver como él y la chica se están dando... cariñitos mutuos."
Taylor no dijo nada, pero se oyó el teclear de un ordenador. Al ver la foto en cuestión, no pudo evitar un respingo.
-¿Taylor? ¿sigues ahí?
-Yo... Creo que debo irme.- dijo ella, y colgó el teléfono.
-¡Bueno, para quien no se ha enterado, proyectamos la foto en pantalla!" siguió hablando el presentador, pero el audio se cortó.
Harry no podía creerlo. Esa foto...
Tecleo en google, y no tardó en descubrirlo. El incidente de la salsa... Una fan para nada oportuna había hecho una foto.
Harry se levantó de un salto. Corrió hasta el dormitorio que compartía con Tay, y miró el armario. La parte de su novia estaba vacía.
Recorrió a grandes zancadas el corredor hasta llegar a a sala de música, buscando su guitarra. Tampoco estaba.
Se tiró en el suelo, desesperado.
-Mierda, mierda, ¡mierda!
Escuchó como, desde su habitación, sonaba algo. Era el clip de audio, que no había terminado.
-Vaya.- escuchó Harry. Parecía la voz de Zayn.- Parece que, al fin y al cabo, no somos tan diferentes.
Harry se sentó de nuevo en la cama, empujando su portátil hacia el otro lado. No quería verlo.
Lo peor de todo es que no estaba triste por haber roto con Taylor. No era el hecho de que nunca más la volvería a tener con él lo que le hacía sentirse mal. Era el como había terminado todo.
Siempre se había considerado un chico fiel, que no engañaba a sus parejas. Y todavía lo pensaba... Pero lo que sentía por Sophia era muy diferente a lo sentía por Taylor. Pero, aún así...
Cogió su móvil. Decididamente, necesitaba hablar con Tay, solucionar lo ocurrido. Marcó su número, pero rectificó y puso el modo de número oculto. Si veía que era él, no le cogería.
-¿Sí?- contestó Taylor.
-¿Tay? Soy yo, Harry...
-Hola, Harry.
-Escucha, siento mucho que hayas tenido que enterarte así de lo ocurrido, pero de verdad, si me dejases que te explicase lo que pasó en realidad...
-No necesito que me expliques nada, Harry. Lo nuestro estaba estancado, los dos lo veíamos. Fuiste tú al que pillaron con otra, pero podría haber sido yo. Hasta es posible que sea mejor así. Ahora, si no te importa, tengo que irme.- se despidió ella, colgándole el teléfono. No había ni un deje de rencor en su voz, simplemente indiferencia.
Harry se quedó quieto, con cara de circunstancia. ¿Que acababa de pasar?
Se encogió de hombros. Lo importante es que no estaba enfadada; es más, él estaba más enfadado consigo mismo de lo que ella lo estaba con él. Y eso era, como mínimo, extraño.
En ese momento oyó como la puerta de entrada de casa se abría, y una sensación rara le recorrió el estómago.
-Hola, Harry, sé que estás ahí, tienes el coche mal aparcado...- escuchó a Sophia entrar.
¿Que más daba? Ahora no estaba Taylor, no tendría que reprimirse. Ya no tendría que medir más sus palabras por miedo a hacerle daño.
Una sensación de libertad se apoderó de su cuerpo, mientras bajaba las escaleras dando saltos. Se encontró a Sophia en el vestíbulo, mirándole sorprendida. La camisa de manga corta azul que llevaba dejaba ver sus brazos, pálidos en comparación con el resto de su cuerpo.
-Hola, Harry, que recibimiento más...- comenzó a decir, pero no le dio tiempo a terminar la frase. Harry saltó hasta donde se encontraba la chica, la rodeó con los brazos y la besó, como llevaba deseando desde hacía días, aunque intentase evitarlo. Porque, cada vez que bajaba la mirada cuando se la cruzaba en los pasillos, imaginaba ese momento.
Las bolsas que la chica llevaba en las manos se cayeron, esparciendo por el suelo lápices, carboncillos, blocs de hojas en blanco y pinturas de todos los tipos.
Cuando Harry dejó a la chica en el suelo esta le miró, con los ojos como platos.
-Pero, ¿qué ha...?
-Ya lo recogeremos luego.- dijo él, cogiéndola de la muñeca y arrastrándola escaleras arriba.- Tenemos que ponernos al día.
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