jueves, 28 de febrero de 2013

Capítulo 22- Reacciones Similares

Harry cerró la puerta del piso con un golpe de tobillo, mientras seguía a Zayn de camino al ascensor.
 -Ufff...- suspiró el chico, pulsando el botón, que se puso de color verde fosforescente.
 -Ya... Ha sido una tarde difícil.
 -Y tanto. No me esperaba... esto, cuando nos llamó Liam.
 -¿Y quién se lo hubiese imaginado?.- Entraron al ascensor de un rato, mirándose a las puntas de los pies. Comenzaron a bajar; ninguno de los dos sabía que decir.
 -Recuerda mandarme el vídeo de nuevo, Zayn.
 -No lo dudes.
 De nuevo, silencio incómodo.
 -¿Puedo considerar...- empezó a preguntar Zayn, sin atreverse a mirar al chico.- que ya me has perdonado?
 El chico se revolvió, cambiando el peso de una pierna a otra, mirando hacia un espejo.
 -No.- contestó, cortante.- Que hable contigo no significa que haya olvidado lo que hiciste.
 Zayn asintió.
 -Espero que no te sientas ofendido. No te lo tomes como algo personal.
 -No lo hago.
 -Bien.
 El ascensor llegó hasta el vestíbulo del edificio, y Zayn y Harry salieron y abrieron la puerta, dejando entrar el helado viento londinense.
 -Bueno... hasta otra.- dijo Harry, girándose, de camino al coche.
 -¿Cuándo piensas volver? A verle, y eso...- le preguntó Zayn, sin alejarse de la puerta del edificio.
 -Mañana. Pienso venir todas las veces que pueda.
 -Pues... Ya nos veremos.
 Zayn se despidió con la mano, y observó como Harry se metía en su coche y se marchaba.
 Lo normal sería que él hiciese lo mismo, pero encerrarse de nuevo entre esas cuatro paredes, completamente solo, no le atraía lo más mínimo.


 -Pues nada...- murmuró Louis, dejándose caer en el sofá, mientras Liam le observaba con los brazos cruzados.- No ha sido tan terrible como esperaba.
 Notaba que el chico estaba preocupado, pero no tenía ganas de descubrir exactamente por qué.
 -Supongo que Eleanor estará a punto de llegar, así que lo mejor será que me vaya marchando ya...
 -Mándale saludos a Danielle, hace mucho que no la veo.
 -Tenía que ir al estudio a ensayar, pero dijo que se pasaría en cuanto pudiese.
 -Que no se preocupe.
 Liam sonrió, cogiendo su abrigo y acercándose al chico.
 -Mañana por la tarde me pasaré por aqui. Para todo lo que necesites...
 -Lo sé, Liam.
 Los dos chicos se miraron. Los ojos de Liam se veían brillantes.
 -Bueno...-susurró este, apartándose y frotándose la cara.- Pues eso. Hasta mañana, Louis.
 -Hasta mañana.
 Liam sonrió y cerró la puerta del piso.
 Louis suspiró, mientras Niall aparecía por el corredor.
 -Dios mío, que tardecita más emotiva.
 -Esto no ha sido nada.- contestó Louis, revolviéndose en el sofá.- Aún queda Eleanor.
 -¿No se lo has contado?
 -¡¿Cómo se lo voy a contar por Skype?! Le dije que tenía los resultados del médico y que necesitaba que viniese. No me preguntó más.
 -Debe de estar cardíaca ahora mismo.
 -La verdad.- Louis se levantó y se dirigió hacia el baño.- Tengo miedo de su reacción.
 -¿Y eso?
 Niall se apoyó en el marco de la puerta, observando a Louis, mientras él se miraba al espejo.
 -Ponte en su lugar. Llevamos ya un tiempo juntos, pero aún así... Aunque salga de esta, puede ponerse feo. Puede que llegue un momento en el que no pueda valerme por mí mismo. ¿Tú querrías estar al lado de un enfermo en una situación así?
 -No seas exagerado.- Niall sacudió la cabeza.- Eso no va a pasar. Ella se quedará contigo. Y puede que haya un momento en el que te encuentres peor, pero quizás las cosas no lleguen a ese nivel.
 Louis miró a su amigo por el espejo, negando con la cabeza.
 -No lo sé.- dijo, girándose. Intentaba evitar su imagen.- No sé qué pensar.
 -Pues no pienses.
 En ese momento, la puerta se abrió.


 -¡Hola, Harry!- escuchó el chico al abrir la puerta. Sophia bajó las escaleras a trotes, con una sonrisa de oreja a oreja.- ¡Te he echado de menos!
 A pesar de las circunstancias, y a pesar de todo lo que había pasado esa tarde, Harry no pudo evitar esbozar una sonrisa.  Abrió los brazos, y la chica saltó encima de él, enrollando las piernas alrededor de su cintura.
 El chico hundió la cabeza en el cuello de la chica.
 -¿Harry...?- murmuró ella, cuando notó un tacto frío.- ¿Qué pasa? ¡Harry! ¿¡Por qué lloras?!
 El chico no fue capaz de ocultar las lágrimas, y se escurrió al suelo, sintiendo que sus piernas ya no podían sostenerle.
 -¡Harry!-exclamo Sophia, arrodillándose al lado suya y rodeándolo con los brazos. -Shhh... Tranquilo.


 El aire de Londres azotaba a Zayn en la cara, congelándole. El chico no podía parar de tiritar, pero no tenía otra manera de llegar hasta casa; el metro habría sido una opción más que aceptable, de no ser por el hecho de que, la última vez que se había subido, casi muere arrollado por la marea de quinceañeras hormonadas.
 Escondió las manos en los bolsillos de su chaqueta, e intentó respirar hondo y pensar en otra cosa.
 Y no pudo evitar recordar la figura de cabellos oscuros y sonrisa fácil que le había echado esa mañana.
 "Estaba borracha"
 No. No podía ser.
 "Borracha"
 -Eso es mentira.- murmuró, asustando a una pareja de turistas japoneses que fotografiaban la niebla.
 Entonces, ¿por qué esa reacción?
 Las lágrimas no salían de sus ojos, a pesar de que ganas de llorar no le faltaban.
 Y, por un nanosegundo, agradeció el frío que le congelaba el cerebro.

 Liam lanzó la bolsa a la mesa del recibidor, gruñendo por lo bajo. Estaba muy cansado, la tarde había sido demasiado larga.
 -¡Liam!- exclamó Danielle desde el salón. Por una de las puertas de cristal, el chico la observó, tumbada en el sillón con una manta por encima.
 -Hola, Dan.- la saludó él, entrando en el salón.
 -¿Qué tal Louis?.- dijo ella, sentándose mientras le lanzaba un beso.
 -Bueno... Mejor que nosotros, la verdad. Se le ve... Resignado.
 -Me pasaré mañana por su casa... ¿Y Eleanor?
 -Llegaba ahora.
 -Madre mía...
 -Subo un momento. Ahora vuelvo.
 No sabía por qué, pero no se sentía con fuerzas para seguir explicándole cómo de desastrosa había sido la tarde.
 Subió las escaleras cabizbajo, tambaleándose, y se lanzó a la cama, suspirando.
 -¿Qué coño nos pasa...?


 -¿Qué...?
 -Tranquilízate, Eleanor. Por favor. Todavía no sé cómo de grave es, ¿vale? Estoy esperando los resultados de las pruebas.
 -No puedo creerlo, no puedo...
 -¡Escúchame, por favor! ¡No te pongas nerviosa! Podemos con esto, siento que de verdad puedo, pero te necesito a ti. Sin ti sí que no puedo, ¿de acuerdo? Así que quiero que respires hondo, que cuentes hasta diez y te calmes.
 Era imposible. Por muchas cosas que intentase decirle para que se calmase, la chica no podía parar de temblar. Las lágrimas corrían por su cara, estropeándole el maquillaje.
 -Dime que no es cierto, dime que no es verdad...
 Louis se frotó la cara, suspirando.
 Esto iba a ser más difícil de lo que había imaginado.


 Este capítulo va dedicado, en general, a todas las que me leéis, muchísimas gracias, no tenéis ni idea de lo que significa para mí.
 Y, en especial, a @atravesdelcielo, mi peque de Granada, eres amor, yo lo sé, tú lo sabes, Harold lo sabe.
 ZENKS, MADAFAKAS
                                             Daphne.



miércoles, 27 de febrero de 2013

Capítulo 21- Ante Todo, Keep Calm

-¿Y Eleanor, lo sabe?- preguntó Harry, observándose las manos, que le temblaban. No sabía como esperaba Louis que reaccionara.
 -Si, hablé con ella por Skype ayer por la noche.- contestó él, observándole.- Está de camino, llegará a las seis.
 Harry asintió, sin saber qué más decir. Sintió como Zayn se revolvía, nervioso, a su lado.
 -Pero, ¿no te han dicho nada más?
 -Bueno, me han hecho un millón de pruebas, estoy esperando por los resultados. Me llamarán en cuanto los tengan.
 -Ah.
 Un nuevo silencio, esta vez más largo e incómodo, se apoderó de la habitación. Ninguno de los recién llegados sabía hacia donde mirar, ni qué decir. No sabían si debían llorar, o si debían de expresar pena, o intentar consolar a Louis, o si debían cambiar de tema, o si simplemente deberían marcharse.
 Louis miró a Liam con una ceja arqueada. Dos horas antes habían tenido una discusión bastante fuerte, en la misma habitación en la que en ese momento estaban todos reunidos. Louis se había opuesto a llamarles y decírselo así, a la cara, pues la situación se pondría demasiado incómoda, pero Liam había insistido.
 "-¡Tenemos que decírselo en persona! Por teléfono reaccionarían peor." Había alegado el chico. Y Louis aceptó; últimamente no se veía con fuerzas para discutir sobre nada.
 -A ver.- dijo el chico, rompiendo el silencio.- Como ya le dije a Liam antes de llamaros, esta situación era evidente que iba a producirse. Vamos, apuesto un brazo; no, mejor, apuesto un pulmón a que ahora mismo no sabéis qué decir y os estáis poniendo nerviosos. A Zayn le están sudando las manos, cosa que le pasa cada vez que hay un silencio incómodo. Y Harry está dando golpecitos en el suelo con el pie, que es lo que hace cuando duda entre marcharse o quedarse sentado. En serio, veo innecesario que estemos así. Creo que tenemos la suficiente confianza como para que podáis reaccionar como queráis, no como penséis que debéis. O mejor, ¿qué tal si cambiamos de tema? Eleanor está a punto de venir, y no he hecho la colada, ¿quién me ayuda?
 Los tres chicos se miraron, interrogantes. Ninguno de los tres sabía si hablaba en serio.
  Segundos después, Harry se levantó.
 -Yo te pongo la lavadora, que tú no tienes ni idea.
 -¿Y tú que sabes?- contestó el chico, metiéndose en el pasillo de camino a la terraza, mientras Harry lo seguía.
 -10 de Noviembre de 2012. Te pedí que me pusieses a lavar las sábanas porque yo llegaba tarde. Ahora duermo con ropa de cama rosa bebé.
 -Fue un pequeño fallo de cálculo.
 -Mi polo rosa. Lo tuve que tirar.
 -Pues eso, un pequeño error de estrategia.
 -Costaba más que tú si vendieses tu cuerpo.
 Louis abrió la puerta de la terraza, mirándole mientras negaba con la cabeza.
 -Lo dudo. Mi prominente trasero está muy cotizado.
 Harry soltó una carcajada mientras traía la ropa sucia de la cesta de mimbre.
 -¿Toda esta?
 -Así es.


 -Lo siento, Liam, pero no sabía qué decir... Quizás ha sido muy incómodo, pero tampoco quería bromear, no era el mejor momento...
 -Tranquilo, yo tampoco sabía cómo iba a reaccionar Louis. Está muy raro últimamente, aunque, dadas las circunstancias, lo extraño sería que no lo estuviese...- le tranquilizó su amigo, rascándose la cabeza rapada.- Dios, no sé qué es lo que nos pasa. Todo nos sale mal. No levantamos cabeza...
 -Si te soy sincero, esto es lo último que me esperaba.
 -Yo tampoco me olía algo así. Cuando nos llamaron pensé que era algún problema relacionado con el ataque de pánico, no sé... Algún tratamiento que habían encontrado... La verdad, no quería pensar demasiado en eso, porque se notaba que él sí que se esperaba una mala noticia. Pero así...
 -Que coño, estamos gafados.
 -Sí, yo también lo creo. Igual es por tener todos los sueños cumplidos en tan poco tiempo. Hace tres años no eramos nadie, ya nos tocaba una época así. Pero se alarga mucho.
 -¿Y si...?- Zayn cortó la frase y sacudió la cabeza.
 -¿Y sí qué?
 -Nada, no importa.
 Liam le miró con el ceño fruncido, pero sentía que tampoco debía insistir. Si no quería decirlo, tendría una buena razón.
 Mientras tanto, el chico suspiró, intentando quitar el pensamiento que antes casi se le escapa. Pero no podía; le resultaba imposible dejar de darle vueltas.
 ¿Y si Louis también se iba?


 -Toma, te has olvidado esta sábana.- dijo Louis, pasándosela a su amigo, que la metió en la lavadora.
 -¿Dónde guardas el suavizante?
 -Tercer cajón de la derecha.
 Harry se agachó y cogió el botecito. Dudó un momento en levantarse, suspiró y puso los ojos en blanco, y se irguió de un salto.
 -Venga, cuéntamelo.- le dijo a Louis, sin levantar la vista del suavizante.
 -¿El qué?
 -Todo.
 Louis miró hacia la esquina de la terraza. Niall asintió con la cabeza, y entró en el piso, desapareciendo de su vista sin hacer ni un solo ruido.
 -No sé a que te refieres.
 -Pues a tu reacción cuando te dieron la noticia. Todos los pensamientos que se te han pasado por la cabeza desde entonces. Con todo me refiero a todo.
 -No creo que eso sea una buena idea.
 -Necesitas desahogarte y yo necesito saber qué tal estás. Los dos salimos ganando, ¿no crees?
 Louis se encogió de hombros y se apoyó en la pared, mientras Harry ponía la lavadora en marcha.
 -Pues cuando me lo dijeron, no me lo creía. Vamos, no es que pensase que era una broma ni nada por el estilo. Pero... no sé, no me di cuenta de lo que de verdad significaba hasta esa noche. Yo... No me veía venir exactamente eso, pero sentía que algo no iba bien. Primero pensé que estaba superando lo de Niall, pero ya sabía que sólo eran excusas que me daba a mi mismo. No sé explicarlo, pero es como si supiese desde el principio que me esperaba algo malo. Y...- se frotó las manos, sin mirar a Harry a los ojos.- Bueno, sí, se me ha pasado por la cabeza cómo puede acabar esto. ¿A quién no se le ocurriría? Es una posibilidad que no salga de esta.
 -No digas eso.
 -No lo digo si no quieres, Harry. Si te molesta me callo. Pero es la verdad.
 -No. Me niego a creerlo. Escucha, sé que que tú ni eres creyente ni te interesa, pero yo sí.- Louis soltó un bufido.- No hemos hecho cosas tan malas como para merecernos dos tragedias a la vez. No. Puede que el Dios de ahí arriba no sea como lo pintan, ni tan bueno ni tan genial, pero si lo hay, por malvado que sea, tú no te vas a morir.
 -Tu discurso me ha conmovido, pero sabes que esto no depende de Dios.
 -Siempre puede ayudar.
 Harry sonrió, colocándose al lado del chico de un salto.
 -Hasta ahora, nunca me había dado cuenta de lo corta que es la vida.- comentó Louis, minutos después.- Sé que suena un poco ñoño, pero es cierto. Quiero decir, sí, mi sueño está cumplido, soy lo que desde pequeño quería ser, pero hay millones de cosas que no he hecho todavía. No he viajado. No he hecho puenting desnudo. No me he comido un perro.- los dos chicos rieron.- Y pensar que Niall ni siquiera tuvo la oportunidad de pensar esto... Por lo menos yo estoy avisado. A él le pilló por sorpresa.
 -Bueno, eso tiene sus pros y sus contras.- comentó Harry.- Por una parte, él no estaba preocupado pensando cuánto tiempo le quedaría. Por otro lado, tú vivirás cada día como si fuese el último.
 Louis asintió cabizbajo.
 -Ni se te ocurra traerme perro para cenar. Era una broma.
 -Ya me lo imaginaba.
 Los dos chicos se quedaron observando la ciudad un rato. No necesitaban decirse nada, todo había quedado más que claro.
 -Será mejor que entremos, ¿no crees?
 -Es recomendable.
 Los dos pasaron al piso de nuevo, más unidos que nunca, y a la vez, más distantes de lo que habían estado en tres años.

domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 20- Confusiónes

 Comienzos del alba. Una chica de cabellos oscuros y ojos grises está sentada en el sofá de su salón, con las piernas encogidas y la mirada triste.
 Sentía muchas cosas, pero la más fuerte de todas era ahogo.
 Notaba como los pulmones se le contraían, algo le oprimía el estómago y no la dejaba pensar.
 Se ahogaba, lo notaba.
 Se apoyó en las rodillas, llorando.
 Se ahoga.
 -No puedo con esto, no puedo...
 El chico duerme, no oye nada.


 Zayn despertó entre las arrugadas sábanas de la cama de Meg. Sonriendo, miró hacia un lado, donde estaba el reloj de la mesilla; las diez de la mañana. No se había despertado él sólo, nunca lo hacía antes de las doce; escuchó ruidos fuera de la habitación, los que le habían arrancado de su sueño. Eso que oía... ¿era una aspiradora?
 El chico se levantó, mirando hacia su alrededor. La ropa, que la noche anterior estaba esparcida por toda la  estancia, ahora estaba perfectamente doblada, sin nada fuera de su lugar. La suya estaba planchada y colgada encima del escritorio, preparada para que se vistiese.
 Salió al pasillo unos minutos después, metiéndose la camisa por dentro de los pantalones, mientras observaba a su alrededor. Los suelos estaban relucientes, la casa impecable. Irreconocible.
 Se encontró a Meg inclinada, frotando la encimera de la cocina. Sonrió, pero cuando ella se giró, descubrió que algo no iba bien.
 Los ojos de la chica estaban rojos, a pesar de que ella intentaba disimularlo. Al contrario que Zayn, parecía triste.
 -¿Qué pasa, princesa?- preguntó él, acercándose hasta la chica. Ella ahogó una mueca y se apartó sutilmente de él, dejándole con los brazos vacíos y a cara desencajada.
 -Esto, Zayn... Espero que no te importe, pero necesito que te marches ahora mismo.- dijo ella, sin apartar la mirada del brillante suelo.
 La expresión del chico era un poema.
 -¿Cómo?
 -Es que, verás, tengo muchas cosas que hacer, por la mañana voy a estar totalmente liada, quiero limpiar a fondo el piso...
 -Pero eso puedes hacerlo cualquier otro día. ¡O te puedo ayudar!
 La chica le miró con reproche, mientras se quitaba los guantes.
 -Por favor, Zayn. No me hagas decirte lo que de verdad pienso.
 -¿De qué hablas? ¿Qué ha pasado?- Zayn no entendía nada. ¿Qué mosquito le había picado esa noche?
  Ella no contestó. Se giró de nuevo y continuó frotando la encimera, esta vez con furia.
 -¡Meg! ¿Qué ocurre?
 -¡Zayn, te he dicho que te vayas! ¡No sé qué es lo que quieres!- exclamó ella, sin dejar de fregar.
 -¡Pues una explicación estaría bien! ¿¡Qué he hecho!? ¡Ayer no estabas así!
 Meg le miró con las cejas arqueadas, de brazos cruzados.
 -Ayer, por si no te diste cuenta, estaba borracha.
 Zayn abrió los ojos desmesuradamente.
 -¡Eso no es cierto!
 -¿¡Cómo que no!? ¡Estaba borracha, Zayn!
 -No bebiste tanto.
  -No me conoces lo suficiente como para saber cómo me afecta el alcohol. Escucha; ayer estaba borracha. Fue un error. No debería haberme acostado contigo. ¡No sabía que era eso lo que buscabas cuando me pediste una cita!
  Zayn metió las manos en los bolsillos, mirándose la punta de los zapatos.
 -¿Y qué era lo que buscaba, según tú?
 -Sexo.
 El chico giró la cabeza, como si le hubiesen dado un bofetón.
 -Ya. Sexo. Si eso fue todo lo que significó para ti, entonces lo mejor sera que te haga caso y me vaya.-Dijo él, girándose y caminando hacia la puerta. Volvió a mirar hacia la chica justo antes de salir, pero ella estaba fregando de nuevo.
 Zayn salió de la casa dando un portazo.
 Decididamente, prefería el bofetón.


 Meg observó desde la ventana como el chico se alejaba, caminando, y se perdía por las calles de Notting Hill.
 -¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!-gritó, tirando los guantes al suelo y corriendo hacia el baño.- ¡SOY ESTÚPIDA!
 Se miró al espejo, intentando calmarse y respirar hondo. Tenía las mejillas coloradas, y las lágrimas resbalaban por sus mejillas dejando un rastro húmedo.
 -Cálmate.- dijo, después de unos minutos.- Era lo mejor que podías hacer.
 Deshizo sus pasos hasta el salón y recogió los guantes, secándose la cara con la manga del jersey.

 Por suerte, el mensaje de Louis pilló a Zayn justo a la mitad del recorrido, así que no tardó mucho en acercarse hasta allí. No estaba seguro de lo que podría necesitar su amigo, pero esperaba que hubiese llamado a Harry. Sentía que el rencor del chico estaba empezando a desaparecer.
 Intentó secarse las mejillas lo mejor que pudo antes de girar la esquina hasta el portal de Louis. Respiró hondo tres veces; le iba a doler, pero tenía que saber fingir. Y empezar a recuperarse de nuevo.
 Sabía que lo de Meg era una pura justicia divina, pero eso no quitaba que dejase de desgarrarle por dentro cada vez que recordaba las palabras de la chica.
 Sonrió cuando, al girar la esquina, descubrió a Harry en frente del portal, observando los botones del timbre con gesto pensativo.
 -Buenos días.- le saludó.
 -Gracias a Dios, Zayn. Nunca me acuerdo de cual es su piso, y ya sabes como se enfada cada vez que se lo pregunto. "No piensas en mí lo suficiente, yo me sé tu dirección, blah blah blah..."- dijo el chico, sonriéndole al recién llegado.
 -Bueno, quizás tenga parte de razón.
 -¡Pero yo soy malísimo recordando números!
 -No le quieres lo suficiente...
 Los dos entraron juntos en el ascensor del vestíbulo, riendo.
 -Y, bueno, ¿qué tal lo llevas?- le preguntó Zayn.
 -¿El qué?
 -Lo de Taylor. Debes de estar pasándolo fatal...
 -Bueno, peor ella que yo, me supongo.- dijo Harry, mirando incómodo hacia la pared de espejo del ascensor
 -Hombre, lo dudo, fuiste tú el engañado...- dijo Zayn, encogiéndose de hombros.
 Harry se giró de golpe, mirándole con el ceño fruncido.
 -¿Qué dices, Zayn?
 -¿Cómo que qué digo? ¿No viste el CD?
 -¡Pues claro que lo vi!
 -Entonces pudiste observar con atención como Taylor se lo pasaba en grande en Fin de Año...- continuó Zayn.
 Harry miró hacia el suelo, rascándose la cabeza.
 -Pues no. Espera. El CD que me diste, ¿no era un archivo de audio?
 -No.- negó Zayn.- Era un vídeo. Bastante mala calidad, pero un vídeo.
 -Ya.- dijo el chico.- ¿Te importaría mandármelo de nuevo esta tarde a mi correo? Quiero comprobar una cosa.
 -Sólo si me explicas de qué se trata.
 -Lo haré en cuanto me lo mandes.
 -Trato hecho.
 Los dos chicos se sonrieron, mientras las puertas del ascensor se abrían.
 Llamaron a la puerta.
 Diez minutos después, los dos desearían no haberlo hecho.

lunes, 18 de febrero de 2013

Capítulo 19- Inesperadas Revelaciones, Esquizofrénicas Conversaciones.

Louis salió del ascensor,intentando huir de la sensación de agobio que le perseguía desde que había salido de la consulta del médico. Recorrió los pocos metros que le separaban de la salida y abrió la puerta de un empujón. La claridad del día le dio de lleno en los ojos, haciendo que los achinase hasta que se acostumbró a la luz. Caminó lentamente hasta una esquina del edificio, sorteando a la gente, y se sentó, apoyando la cabeza contra la pared, con los ojos cerrados.
 No tardó mucho en sentir a alguien a su lado. Sonrió.
 -Mira que eres cabezota.
 -Sabes que no me voy a ir aunque quieras.- dijo el chico rubio, sentándose al lado de Louis mientras le miraba fijamente. Él volvió a cerrar los ojos, haciendo una mueca.
 -No quiero que te vayas.
 -Tampoco quieres que me quede.
 -Eso no es cierto.
 Louis abrió un ojo, preocupado. Esperaba que aquel no fuese un lugar muy transitado.
 -Sí que es cierto. Sé lo que piensas, te conozco bastante bien. Pero aún así, no consigo entenderte del todo. ¿Por qué?
 -¿Por qué qué?
 -¿Por qué me miras a veces como si fuese un perro con las patas rotas y abandonado en la calle? Ya estoy muerto, peor no me puede ir. ¿Te molesto?
 -Ya sabes que no me molestas.-dijo Louis, revolviéndose en el suelo.- Pero... Bah, es una tontería.
 -Probablemente, pero es una tontería que quiero saber.
 Él suspiró, abriendo los ojos. Niall era exactamente igual a como lo recordaba; sonrisa fácil, pelo de color indefinido, pálido. Cada mínimo detalle estaba allí. Era escalofriante.
 -Bueno, es solo que a veces, al ver a los demás, veo que ya lo han superado. Harry, Liam... Incluso Zayn está en ello. Pero yo, al verte cada día... Sigo anclado en lo mismo. El dolor no se va.
 Niall bajó la cabeza.
 -Pero me moriría si un día no volvieses.- continuó el chico.- Prefiero tenerte aquí y no superarlo del todo, que que te vayas y tener que hacerlo.- dicho esto, volvió a recostarse en la pared.- Y, por favor, no cuestiones mi virilidad después de este emotivo discurso.
 -Me alegra que conserves el sentido del humor.
 -Después del susto del otro día, me cuesta bastante.
  El chico enrojeció.
 -Lo siento.
 -Dabas mucho miedo.

 Una semana antes.

 -Ya cojo yo, Liam.- dijo Louis, agarrando el teléfono de su mesilla de noche, sin quitarle el ojo de encima a Niall, que se había sentado en la cama. 
 -No te preocupes.- dijo el chico rubio, adivinando sus pensamientos.-Puedo escuchar la conversación igual.
 Louis asintió, Liam estaba en la cocina, así que tenía que ser cuidadoso y no hablar con Niall para nada.
 -¿Diga?
 -Hola, Louis, soy Richard.
 El rubio sonrió malévolamente desde su cómoda posición, estirado en la cama cuan largo era.
 -Se acabó la tregua.
 -Hola, Richard.- contestó Louis, haciendo muecas.
 -Te he llamado unas cincuenta veces, pero no me has contestado,
 -Lo siento, he estado muy ocupado...- murmuró Louis, intentando no reír. Niall seguía observándole con una ceja arqueada.
 -No importa. Pero vamos con retraso, Louis. ¿Cómo estáis todos?
  El rubio sacudió el brazo para captar la atención del chico.
 -Dile que yo bien. Mejor que nunca. Y que le mando saludos.
 -Bien, vamos tirando.- contestó Louis, haciéndole un gesto a su acompañante para que se callase.
 -Me alegro. Mira, me hubiese gustado poder haber concertado una cita con vosotros y hablar sobre esto en persona, pero no podemos perder más tiempo. A la vista de la reciente... pérdida del grupo.- Louis observó como su acompañante se tensaba, incorporándose y mirándole con el ceño fruncido.- debemos decidir qué camino queréis tomar. Si queréis seguir vosotros cuatro... O buscar un sustituto para Niall.
 -¡¿Qué coño está diciendo?!- exclamó Niall, levantándose de la cama.
 -¿A qué te refieres con un sustituto?- preguntó Louis, intentando ignorar al rubio.
 -Bien, si quereis conseguir un quinto miembro para la banda. Eso aportaría novedad, y, si lo elegimos bien, quizás más fans... 
 -¿¡Pero qué dice?!¡No!¡NO! ¡NO PODÉIS SUSTITUIRME! ¡NO LE PREGUNTES! ¡NO PODÉIS HACERME ESTO! ¡CUÉLGALE! ¡CUÉLGALE!-gritaba Niall, aporreando la cama, intentando llamar la atención de Louis. 
 -¿Un sustituto de Niall?- dijo este.- ¿Te has vuelto loco? Ni de broma pensamos sustituirlo.
 El chico se sentó en la cama, mirándole, aliviado.
 -Casi te retuerzo el cuello.
 -Bueno, entonces seguiréis los cuatro.- continuó su mánager, ajeno a los griteríos de la habitación.- Bien, pues habrá que ir pensando en grabar el nuevo disco...
 -¿Un nuevo disco? ¿Ahora?- preguntaron a la vez Louis y Niall.
 -Si ni siquiera ha pasado un mes...- murmuró este último.
 -Creo que no me estás entendiendo. No estamos preparados para volver al trabajo.- contestó Louis, mirando al rubio con gesto preocupado.
 -No, creo que tú no me has entendido a mí.No sois Michael Jackson, vuestra fama no durará eternamente. O seguís el ritmo que llevabais hasta ahora, o vuestras fans os olvidarán. Y entonces despedíos de la vida que llevabais hasta ahora.
 -Cuélgale, ese tío se merece dos ostias.- murmuraba Niall alrededor de Louis.
 Pero este no le escuchaba. 
 Sintió un pinchazo en el pecho.
 El dolor vino después.
 -Lo siento, Richard.- murmuró.- Esta conversación se ha terminado.
 Se dejó caer en la cama, resoplando.
 Tenía miedo de que lo que había dicho su mánager fuese verdad, de que su sueño muriese con Niall.
 Pero el dolor no le dejaba pensar; no le dejaba respirar.
 -Louis, respira.- le dijo Niall, acercándose hasta él.-¡Louis!
 Intentó contestarle, pero no pudo.
 -¿Louis? ¿Quién era?- preguntó Liam, acercándose desde la cocina.

 -Bueno, no puedo negarlo.- dijo el chico rubio, riendo.- Pero no me gustaba la idea de que me sustituyeseis.
 -Eso quedó más que claro.
 -Ponte en mi lugar. A tí tampoco te hubiese gustado.
 Louis observó a Niall, que jugaba con las piedritas del suelo.
 -Dios mío, eres tan real, a veces me olvido de que sólo estás en mi mente.
 El chico no subió la cabeza, pero Louis se dio cuenta de que intentaba ahogar una mueca.
 -¿Qué voy a hacer, Niall?
 Este le miró, interrogante.
 -¿A qué te refieres?
 -Mm, pues no sé, quizás a que me estoy muriendo.
 Su acompañante se encogió de hombros.
 -No lo sé, Louis, no soy adivino.
 Este suspiró, sacudiendo la cabeza.
 -No quiero decírselo a nadie. No quiero volver a casa. Ojalá me muriese ahora mismo.
 El rubio se envaró, mirando a su amigo con furia.
 -Ni se te ocurra decir eso. Nunca más, ¿me oyes? No te vas a morir.
 -Tú mismo has dicho que no puedes ver el futuro.
 -Y no puedo, pero ahora la gente se cura, y tu eres joven y no te vas a rendir. La medicina hace milagros, hay tratamientos que...
 -Ni se te ocurra. No me voy a dar quimioterapia, Niall, aunque tu quieras.
 -¡Claro que lo vas a hacer! ¡Tienes 22 años, no 80!
 -Ya, pero eso no tiene que ver. Te deja destrozado, y...
  -Depende del caso. Hay gente que lo lleva mejor que otra. ¡No puedes darte por vencido antes de empezar! Además, todavía no sabes si la vas a necesitar. No seas pesimista. Quizás con una operación ya esté todo solucionado.
 -O quizás no.
 -Pues tendrás que entrar ahí y hacerte las pruebas para saber lo que te espera. Quedándote aquí hablando solo no vas a solucionar nada.
 Louis rió.
 -No me vas a dejar en paz hasta que lo haga, ¿no?
 -Cierto es.
 -No puedes obligarme, sólo eres una alucinación.
 -No sabes el poder de persuasión con el que contamos las alucinaciones. Venga. Levántate.
 El chico sacudió la cabeza y obedeció.
 Cuando se giró de nuevo, Niall había desaparecido.

domingo, 17 de febrero de 2013

Capítulo 18- Novedades Aplastantes

Louis se metió las manos en los bolsillos, balanceándose hacia delante y hacia atrás mientras esperaba a Liam en el portal de casa. El gorro gris que llevaba le protegía del frío de Londres, pero confiaba en que su amigo no tardase mucho más. Bajó la vista, mirándose las puntas de las gastadas Vans blancas; llegarían tarde.
 En ese momento, Liam dobló la esquina de la calle, y le hizo señas a Louis para que le acercase. Este obedeció.
 -¡Lo siento, pero no encontraba sitio para aparcar!-dijo el chico, guiándole hasta el coche, colocado en doble fila.
 -Admítelo, saliste tarde de casa.
  Liam bajó la cabeza, reprimiendo una sonrisa.
 -Lo sabía. ¿Qué tal Danielle?
 -Bien.
 -Siento haberos arruinado la tarde. Deberías haberte quedado con ella, podía ir solo.
 -¿Estas loco?- dijo Liam, metiendo primera.-  No hay necesidad de que vayas solo al médico. Además, es una revisión rutinaria, serán diez minutos dentro... Danielle estaba dormida. No me necesitaba.
 -Dormida, ¿eh? No me creo nada.
 Liam rió, acelerando para adelantar al coche de delante.
 -Ya estamos.- dijo después de unos minutos, aparcando delante del gran edificio pintado de blanco y azul. Louis sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda.
 -No me gustan los hospitales. Nada.
 -Pero, ¿por qué? Yo me pasé aquí bastante tiempo cuando era pequeño, no es tan malo.
 Él se encogió de hombros.
 -No sé. ¿Por qué le tienes miedo a las cucharas? CALLA.- exclamó cuando vio que Liam iba a contestar.- No lo se. No me gustan los hospitales.
 Los dos chicos entraron en el recibidor del edificio, donde había un mostrador enorme con varias enfermeras. Liam se acercó hasta una de ellas, con su sonrisa más amable.
 -Buenas tardes, ¡feliz San Valentín!- dijo. La mujer, bastante joven, se le quedó mirando con cara sorprendida durante unos minutos, antes de saber qué responder.
 -Feliz San Valentín a usted también, supongo.
 -Gracias. Estábamos buscando a la doctora Murray, tenemos cita con ella a las cuatro y media.
 -La encontraran en la sexta planta, giren a la derecha, su consulta está allí.- les indicó la mujer, sonriendo. Le debía de haber caído bien el chico, lo cual era un alivio.
 El comportamiento de Liam era bastante peculiar, y las reacciones de la gente solían variar dependiendo de la personalidad y el estado de ánimo de cada uno. Sin embargo, había dos contestaciones que se repetían frecuentemente; la de las personas a las que les gustaba su manera de ser, y las que pensaban que les estaba tomando el pelo y empezaban a gritarle.
 -Muchísimas gracias. ¡Que pase un buen día!- dijo Liam, reuniéndose con Louis.
 -A veces me das vergüenza ajena.- dijo él, dirigiéndose al ascensor.
 -¿Por qué?
 -Eres demasiado educado. ¿Se puede saber por qué le has deseado a esa chica un feliz San Valentin?
 -¡Por que espero que lo tenga!
 -¡Pero si no la conoces!-dijo el chico, entrando en el ascensor negando con la cabeza.

 -¿Crees que tardarán mucho más?- preguntó Louis, dando golpecitos al suelo con la pierna.
 -Ya deben de estar a punto de avisarnos. ¿Estás nervioso?
 -Es que no sé por qué nos han llamado. La doctora no mencionó nada de ninguna revisión el día que vinimos...
 -Bueno, seguramente se le olvidaría, no te preocupes.
 -Pero sólo fue un ataque de pánico. ¡Nada más! No era tan grave.
 Liam se encogió de hombros.
 -Eso pienso yo, pero prefiero creer que sólo es una revisión, la verdad.
 Louis suspiró, ocultándose la cabeza entre las manos.
  -No me gustan los médicos...
 -Tranquilízate, no solucionas nada poniéndote cardíaco, y como sigas así, puede darte otro ataque como la última vez.
 -Lo sé, pero...
 -A ver, respira profundamente...
 -Tomilson, Louis.
 -Es Tomlinson, señora.- dijo él, levantándose de un salto y acercándose hasta la sala. Liam lo siguió, dirigiéndole a la ofendida mujer una sonrisa de disculpa.
 Dentro les esperaba la doctora Murray, que miró a Louis con expresión seria.
 -Buenos días, chicos.
 -Hola.- saludó Louis, hundiéndose en la silla de la consulta.
 -Buenas tardes, doctora.- contestó Liam.- ¿qué ocurre? ¿es una revisión?
 -Me temo que no.- dijo ella, cogiendo unos papeles.- Me gustará preguntarte algo, Louis, y espero que tu acompañante no se sienta ofendido. ¿Como se llama, por cierto?- dijo, dirigiéndose a Liam.
 -Liam, Liam Payne.
 -De acuerdo. Louis, ¿consideras a Liam de absoluta confianza?
 Louis miró a la mujer, desconcertado. No sabía a qué venía esa pregunta justo en ese momento, y no sabía qué contestar.
 -Lo digo porque eres famoso, y lo que voy a decir aquí no es muy probable que quieras que sea de dominio público.
 -Sí, sí.- contestó él.- Es de absoluta confianza.
 Por el rabillo del ojo observó como Liam se recostaba en la silla, más tranquilo.
 -Bien. Bueno, te hemos llamado porque, como recordarás, a raíz del ataque de la pasada semana decidimos hacerte una radiografía para ver que todo estaba en orden.
 -Si, me acuerdo.
 -Pues, bien, hemos descubierto un bulto extraño en tu pulmón derecho.
 El silencio se apoderó de toda la sala. La mujer dirigía su mirada a los dos chicos sentados en frente suya; el de la derecha, que se había puesto pálido y se agarraba fuertemente a la silla, y el de la izquierda, el afectado, que tenía la mirada perdida.
 -¿Qué quiere decir "un bulto extraño"?- preguntó este último, sin dirigir la vista a nada en concreto.
 -Bueno, por ahora, sin más pruebas, no podemos determinar lo que es; por eso te he llamado tan rápido. Vas a tener que quedarte ingresado para que te podamos hacer todas las pruebas pertinentes, y...
 -Oh, vamos, usted sabe lo que es.- la interrumpió Louis.- sí, puede que en un caso entre un millón sea algo diferente, pero, ¿qué es lo que tengo que esperar que haya en mi pulmón, doctora Murray?
 La mujer miró hacia los lados, encogiéndose de hombros.
 -No es seguro, pero lo más probable es que sea un tumor.
 Liam dio un respingo y se puso tenso en la silla.
 Otra vez el maldito silencio.
 -Bueno, si no os importa, necesito que me dé el aire.- dijo Louis, levantándose de la silla de un salto.- Tranquila, doctora Murray, volveré en un minuto para que me podáis hacer todas las pruebas pertinentes, pero tendrá que disculparme. Llorar en público me molesta especialmente.
 Salió de la sala tranquilo, y llamó al ascensor. Entró y se miró al espejo.
 -Bueno, Niall.- saludó al chico rubio que se había colocado al lado suya.- No hace falta que te aparezcas más, dentro de nada ya estaremos juntos.
 El chico sonrió y desapareció.

jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 17- Oh Baby, It's Fuck (and Love) Time

  Especial de San Valentín, bitches!!

                                                                                       con todo mi amor
                                                                                        qué va, no sé qué es eso
                                                                                                                  Daphne


     Harry y Sophia

  Harry abrió los ojos. Estaba tumbado boca abajo en la cama de Sophia; las cortínas estaban abiertas, y la luz de la mañana bañaba su espalda. Sacudió la cabeza; poco a poco, los recuerdos de la noche anterior fueron llegando a su mente, en retazos e imágenes que le hicieron sonreír.
 Sólo había una manera en la que Sophia podía estar más guapa que de costumbre, y era desnuda.
 Giró la cabeza, esperando encontrarla tumbada a su derecha, pero no fue así. Las sabanas estaban apartadas, y el lado de la cama, vacío. Algo en el interior de Harry se rompió. ¿Significaba eso que sólo había sido un rollo más?
 Se frotó los ojos. Seguramente no sería eso. Quizás era muy maniática, y no soportaba dormir acompañada... Mujeres.
 Se sentó en la cama. Por alrededor del lugar donde, cinco minutos antes, el dormía, estaban esparcidas las prendas que ayer los dos se habían arrancado. Harry se levantó de un salto y agarró un jirón de tela azul que el día anterior había sido una camisa. Sí; arrancado era la palabra correcta.
 Lentamente bajó las escaleras, pero se paró a mitad de camino, al oír un ruido en la cocina.
 Quizás porque tenía muy reciente el allanamiento de morada con la foto del incidente de la salsa, o quizás porque siempre había sido un gallina, pero se le pusieron los pelos de punta. Deshizo el camino que llevaba recorrido y cogió el bate de beisbol. Silenciosamente, volvió a bajar los escalones, despacio.
 Abrió la puerta de un golpe seco, bate en mano y completamente desnudo. La visión que se encontró no podía ser más pintoresca.
 Sophia estaba sentada en el suelo de la cocina. Decenas de paquetes de galletas, patatillas, chocolate, incluso anchoas la rodeaban, creando un enorme círculo que ocupaba la mayoría de la estancia. La nevera estaba abierta, prácticamente vacía, como los armarios de las chuches, ahora desiertos.
 Harry la miró con expresión horrorizada, mientras ella dejaba lentamente el paquete de Oreos en el suelo y le devolvía la mirada, culpable.
 -Esto... Perdón por no haberte esperado para desayunar. Es que tenía mucha hambre.
 Harry lanzó el bate de beisbol a un lado y suspiró.
 -Por poco te reviento la cabeza.- dijo, sin poder ahogar una carcajada.
 -Dicen que el sexo da hambre.- dijo ella, volviendo a coger las Oreos.- No puedo negarlo.
 Harry volvió a reír, subiendo por las escaleras en busca de algo con lo que vestirse.


 -¿No crees que esto está mejor?- dijo Harry, llevando la sartén con los huevos fritos hasta la mesa de la cocina. Sophia estaba sentada en cuclillas en la silla, mirando con ansiedad su plato vacío.
 -Sí... Anchoas con Oreos no es una mezcla muy deseable.
 -Podrías haberme despertado.
 -No quería, se te veía muy cuqui durmiendo.- dijo ella, agarrando el huevo frito y lanzándolo hasta su plato.
 Harry sonrió, cogiendo el otro huevo.
 -Y, en Grecia, ¿qué desayunáis?
 Sophia subió la cabeza, desconcertada.
 -Comida.
 El chico arqueó una ceja.
 -Somos los de la dieta mediterránea, junto a España e Italia.- dijo ella.- Pan con aceite de oliva y esas cosas.
 Él asintió.
 -¿Lo has probado alguna vez?
 -Sí, en Italia, me lo trajo Liam, yo estaba enfermo.- dijo Harry, sonriendo.- Tenía bronquitis, estaba fatal y no había comido nada en todo el día. Liam robó del catering lo primero que cogió, se dio cuenta de lo que era cuando me lo enseñó. Estaba bastante rico, pero no sé si era porque tenía el estómago vacío o por si estaba bueno de verdad.
 Sophia sonrió de oreja a oreja.
 -Está muy bueno.
 -No más que tú.
 -¡Cállate!
 -¿Por qué?
 -¡Me pones nerviosa!
 -¿Ay, sí?- dijo él, levantándose de la silla despacio.- Vaya vaya, no tenía ni idea...
 Sophia lo miró con los ojos muy abiertos antes de salir corriendo, escaleras arriba.
 -¡Déjame!- grito ella, con la puerta de su habitación cerrada. Harry estaba detrás, empujando.- ¡Vete!
 -¡No!
 -¡AAAAAAHHH!-chilló ella, apartándose de golpe. La puerta cedió y Harry cayó al suelo, haciendo la croqueta hasta los pies de Sophia.
 -Eso ha dolido.
 -Te dije que te fueses. Espera.- dijo ella, caminando hasta el calendario.-  Eres un plasta. Me tienes aquí encerrada, ¿Qué dia es hoy?¿Cuándo tengo que ir al dentista? Tenía la cita el... OH DIOS MÍO.
 -¿Qué pasa?- preguntó Harry, levantándose de un salto, preocupado.
 -Esto... ¿Sábes a que día estamos?
  El chico la miró, ladeando la cabeza.
 -A ver, antes de ayer era día doce, porque tenía que llamar a mi madre, así que hoy es... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
 -¡No te rías!
 -¡Lo siento! ¡No tenía ni idea del día que era hoy!
 -Seguro que lo hiciste a propósito.- dijo ella, tratando de liberarse del abrazo de oso del chico, que la empujó hasta la cama y se sentó al lado suya.
 -Te prometo que no tenía ni idea.- dijo él, enroscando su dedo meñique en un rizo de Sophia. Ella se sonrojo.
 -No te creo.
 -Te quiero.- dijo él, y ella no pudo evitar sonrojarse más.


 Louis y Eleanor

 Louis estaba sentado en la mesa del salón, con el ordenador en sus rodillas. Esa tarde Liam y él iban al médico; iban a ir ayer, pero les habían pospuesto la cita. Habían quedado para después de comer, y tenía tiempo de sobra para hacer unas cuantas cosas...
 -Chan chan, chararachanchan.- canturreó Louis al son de la musiquita de llamada del Skype. Era Eleanor, que estaba fuera de viaje. Se llamaban todos los días que alguno estaba fuera, siempre que pudiesen, pero ese día era especial.
 Louis aceptó la videollamada, y se encontró a Eleanor con pelos de recién levantada y sin maquillaje.
 -¡Feliz San Valentín, cielo!- exclamó ella, estirando los brazos y sonriendo.
 -Feliz San Valentín, princesa.
 -Jo, me encantaría estar allí...
 -Ya, pero estás trabajando.- dijo él, sacudiéndo la cabeza.- ¿Qué tal Río?
 -Es espectacular, ¡nunca había estado! Te encantaría, hace un clima genial, la gente es flipante, aunque no les entienda nada...
 -Ya me imagino que te lo estás pasando bien. ¿No sabes nada de portugués?
 La chica negó con la cabeza.
 -¿Tú sí?
 -Un poco, no demasiado...
 -Ya sabía que tendría que haberte traído conmigo.
 -O eso, o la Guía del Viajero.- dijo el chico, encogiéndose de hombros.- ¿A qué hora desfilas?
 -Pues a las cinco, pero tengo que irme ya hasta allí para empezar con los preparativos y esas cosas...
 -Bueno, eres una profesional, los vas a dejar embobados.
 -No estoy muy segura, la mayoría son chicas más jóvenes.- dijo ella, haciendo una mueca.
 -Pues eso. Vas a brillar entre tanta niñata.
 La chica sonrió.
 -¿De verdad lo piensas?
 -¿Cómo no lo voy a pensar, boba? Les das mil vueltas.
 Ella rió.
 -Te noto un poco desanimado... ¿pasa algo?
 -Pues esta tarde Liam y yo vamos al médico...
  Eleanor se puso en tensión de pronto. Frunció el ceño, mientras la sonrisa desaparecía de su rostro.
 -¿Qué ha pasado?
 -Bueno, nada, pero el otro día, ya sabes...
 -¿Te ha vuelto a dar otro ataque?
 -No, que va, estoy bien, pero nos han llamado del médico...
 -Será mejor que vuelva. Cojo un vuelo y estoy allí.
 -¡No, no!- exclamó el chico, revolviéndose en el sofá.- ¡De verdad! Seguramente será para los resultados de los análisis, nada más...
 -Da igual, voy contigo.
 -Eleanor Jane Calder.- dijo él, mirándo fijamente a la chica.- Respira profundamente y relájate.
 -Pero...
 -Hazlo.
 La chica gruñó por lo bajo y le obedeció.
 -Ahora escúchame. Es una revisión. Algo rutinario. Normal. Nada preocupante. No vuelvas.
 -Pero yo...
 -No quiero que vuelvas, El. Quédate ahí, pisa a esas enanas con esas piernas tan largas y preciosas que tienes, y me sentiré mejor.- le interrumpió él, guiñándole un ojo.
  La chica suspiró, encogiéndose de hombros.
 -Llámame en cuanto salgas del médico.
 -Salgo a las cuatro y media. Estarás ocupada.
 -Da igual.
 -Te llamaré esta noche, ¿de acuerdo?- dijo él, sonriendo.
 La chica asintió.
 -No te preocupes, no es nada.
 -Pero...-dijo ella, haciendo una mueca.- Bueno, vale.
 Detrás de ella Louis escuchó una voz de hombre llamándola para que se diese prisa.
 -Tienes que irte.
 -No importa, puedo...
 -Vamos, vete.- dijo él.
 -No me gusta que me interrumpan.
 El chico sonrió.
 -Te quiero, El.
 -Y yo a ti. ¡Acuérdate de llamarme!
 Él asintió, cortando la conexión.
 No estaba tan seguro de que todo lo que le había dicho fuese cierto, pero se sentía mejor sabiendo que estaba menos preocupada.


  Meg y Zayn

 Meg tuvo algunos problemas para guiar a Zayn hasta el ascensor, causados básicamente porque el chico no se quería separar de ella. Tuvo que arrastrarlo literalmente hasta la rampa, intentando hacerlo con delicadeza para no tirarle, pero el chico no ponía de su parte.
 -Zayn...- consiguió balbucear.- ¿Podrías abrir los ojos? Tengo miedo de que te caigas...
 El chico se separó de pronto, sonriendo, con marca de pintalabios rojo. Meg no pudo evitar soltar una carcajada, que disimuló con un ataque de tos.
 Le cogió de la mano y lo condujo hasta la puerta del ascensor, abierta mágicamente. Entraron, Meg delante, Zayn detrás, y las puertas se cerraron delante de ellos.
 Por más que revivió el momento, no consiguió ver con claridad el rápido movimiento del chico, pues al nanosegundo después de que el ascensor se pusiese en marcha ya lo tenía encima.
 -Bú.
 -Eres demasiado moreno para ser un fantasma.
 -No sé de donde sacas eso.
 Meg cerró los ojos, mientras las manos del chico recorrían su espalda. Ojalá se hubiese mudado al séptimo, y no se hubiese quedado en el tercero...
 El ascensor se abrió de nuevo, pero el chico no se separó de ella. Cogió las llaves del bolso con una sola mano y abrió la puerta. Por suerte no había dejado puesto todos los cerrojos.
 -Bueno... Bienvenido.¡Para! ¡Me haces cosquillas!
 Entre risitas por parte del chico, Meg encendió la luz. El piso se presentaba completamente desordenado, con ropa tirada por todas partes. Ella suspiró. Esperaba que no hubiese ninguna pieza de ropa interior por allí tirada.
 -Parece que ha pasado un tornado por aquí.- dijo el chico, con los ojos completamente abiertos.
 -¡Por Dios, cierra un poco los ojos! Los tienes muy grandes... Das miedo.
 El chico le hizo una mueca, mientras entraba al salón.
 -Aparte de la ropa esparcida como objeto de decoración, he de admitir que tienes un buen gusto en lo que se refiere a muebles.
 -Mi madre es diseñadora de interiores. Lo llevo en la sangre.
 Zayn silbó, mirándola. Meg jadeó. Las luces del salón estaban apagadas... Estaba hiperventilando. Al chico le sentaba muy bien la oscuridad.
 -¿Eso de ahí es un pez?
 La chica miró hacia la pecera, donde Florentine flotaba, tan tranquilamente como siempre.
 -Si. Se llama Florentine.
 -Que bonito... ¿Es chico o chica?
 Meg miró fijamente al pez y se encogió de hombros.
 -Si te soy sincera, no tengo ni idea.
 Zayn rió, sin dejar de mirar al pez, aunque la chica observó como le cambiaba la mirada.
 -¿No vas a enseñarme el resto de las habitaciones?
 Meg dio un respingo y se giró, rezando para que el chico no lo hubiese oído. Se metió en el pasillo, con Zayn pisándole los talones, y le llevó hasta su cuarto, que, en comparación con el resto de la casa, estaba bastante digno.
 -Interesante que el resto de la casa esté patas arriba y el dormitorio no.- dijo él. Meg sintió su aliento en el cuello.- Seguro que estaba planeado.
 Ella se giró bruscamente y le miró, con una ceja arqueada.
 -No te lo voy a negar.

 Meg abrió los ojos. Lo primero que vio fue la ropa tirada por alrededor de la cama, ahora ya igual de desordenada que el resto de la casa. Giró la cabeza, y descubrió a Zayn abrazado a las mantas, con los ojos cerrados y respirando profundamente. Estaba dormido.
 No le podía culpar, habían pasado tres horas desde que habían llegado.
 Meg giró la cabeza, soltando un suspiro. No se podía creer lo que había pasado.
 Volvió a mirar a Zayn. Seguía allí. Imposible.
 Volvió a suspirar.
 -Para.- susurró para sí misma.- Vas a acabar despertándole.
 Despertándole.
 ¡Despertando a Zayn Malik!
 -Deja de pensar, ¡deja de pensar!
 -Conozco al Doctor Gómez o al Richardson. ¿Cúal de los dos psiquiatras prefieres?- escuchó la chica a su derecha. Se giró bruscamente. Zayn estaba en la misma posición que antes, solo que con los ojos abiertos y sonriendo.-Tranquila, no me has despertado.
 Meg también sonrió, mirando al reloj de la pared.
 -Vaya, es la una de la mañana...
 -¿De qué día, Meg?
 La chica se sonrojó. Él se acercó hasta ella y la rodeó con un brazo.
 -Quizás es muy pronto, y me esté precipitando, pero creo que te quiero, Meg Ryan.
 Ella se acomodó sin separarse del chico y sonrió.
 -Yo también creo que me quieres.


 Danielle y Liam

 -¡Hora de Aventuras llegó, coge a tus amigos y vámonos, con Jake el Perro y Finn el Humano, nos lo pasaremos guay ¡HORA DE AVENTURAS!
 Liam salió del baño con una toalla anudada a la cintura, mientras iba canturreando la intro de Hora de Aventuras con el cepillo de Danielle a modo de micrófono.
 Había quedado con ella para comer, pero había decidido que lo mejor sería quedarse en casa. Los paparazzis la ponían nerviosa, y los dos querían que fuese un día especial; después de la rachita que llevaban, querían un día en el que no hubiese malas noticias.
 Liam se vistió apresuradamente, con lo primero que encontró. Danielle debía estar al llegar, y tenía que darse prisa.
 Bajó las escaleras dando saltos y entró en el salón, ya decorado. Una mesa para dos ocupaba el centro de la sala, con los cubiertos colocados. Por toda la habitación había un montón de velas de colores, pero no aromáticas, porque Danielle decía que olían mal. Liam bajó las persianas y comenzó a encenderlas, rogando para que la chica no apareciese justo en ese momento.
 Escuchó la cerradura abrirse justo cuando prendía la última vela. Se colocó de un salto detrás de la puerta, intentando mantener una expresión seria, aunque no lo consiguió y acabó sonriendo.
 -Bienvenida, señorita.- dijo, poniéndose derecho. Danielle abrió mucho los ojos, sorprendida.
 -¡Hola, amor!
 -Pase, pase. ¿Me permite el abrigo?- dijo él, cogiéndole la chaqueta a su novia mientras esta pasaba.
 -¡Cariño, está todo precioso! ¿Has tardado mucho? ¿No me dijiste que trajese pizza?
 -Así es, madame.- contestó él.- Ha hecho usted bien.
 La chica corrió a la cocina a dejar las pizzas, y volvió para abrazar a Liam de un salto.
 -¡Ay, cuanto te quiero!
 El chico rió, sin soltarla. La siguió hasta el salón.
 -Permítame.- dijo Liam, separando la silla para que su novio pudiese sentarse.- La comida estará servida en  unos minutos.
 Caminó recto hasta la cocina y cogió las cajas de las pizzas, que dejó en la mesa.
 -Bueno, ¿y que planes para esta tarde?
 -Pues, tengo que acompañar a Louis al médico...
 -Oh, vaya. ¿Está bien?
 -Sí, si, no te preocupes. Pero a las cinco como muy tarde estaremos fuera, prometo que estar tarde soy toooodo tuyo, milady.
 -Más te vale.
 Los dos chicos sonrieron, mientras entrechocaban las copas llenas de Coca-Cola.


 Ah, bueno.
 EN COLABORIACIÓN CON 
 @ChristieNothing, que puso de su parte para la primera escena de Harry y Sophia.
 ¡Y GRACIAS A TODOS LOS QUE LEEIS ESTO, OS QUIERO!
 Aunque no lo parezca.





domingo, 10 de febrero de 2013

Capítulo 16- Final de los Días Oscuros

 Zayn se desperezó, todavía con los ojos cerrados y sin salir de debajo de las sábanas. Esa vez no había bajado las persianas de su habitación; había superado aquella etapa recientemente y no quería tentarse.
 Los últimos días había intentado mantenerse ocupado. Había empaquetado todas las cosas de Perrie y las había bajado al trastero; no le gustaba nada encontrarse con pertenencias de su ex novia mientras andaba por casa.
 También había salido. Había quedado con Louis después de lo de la casa de Manchester; Liam le había chivado por Skype su incidente del otro día, y estaba preocupado. Puede que sólo hubiese sido un ataque  de pánico, pero también podía ser algo más.
 En cuanto a Harry, no había hablado con él desde la última vez que le había visto, pero como el resto de los londinenses, se había enterado, por medio de la prensa, de que él y Taylor habían roto definitivamente. Debía de haber escuchado el CD.
 ¿Cómo podría seguir con ella si había escuchado el CD?
 Al fin, Zayn decidió levantarse y darse una ducha, dejando atrás malos pensamientos.

 Media hora después, ya duchado, vestido y desayunando, Zayn se dio cuenta de que no tenía nada con lo que ocupar su día. Ya había visitado a su familia, había quedado con todo conocido cuyo número guardaba en su agenda, y Louis y Liam hoy iban al médico... ¿Qué se supone que iba a hacer?
 Zayn le echó un vistazo a la nevera, donde, colgado de un imán, estaba apuntado el número de Meg.
 El chico arqueó una ceja. ¿Por qué no intentarlo, al menos?
 Sin dejar la taza de café en la mesa, se acercó hasta la encimera de la cocina y cogió su móvil.


 Meg estaba sentada en el soportal de su casa, justo en la misma posición en la que había conocido a Zayn, días atrás. Había recibido su mensaje dos horas antes, mientras le daba de comer a su pez Florentine, y casi había visto su móvil en la pecera intentando contestarle.
 No podía ocultar que estaba un poco nerviosa. No había encontrado nada apropiado que ponerse, así que había ido hasta casa de su vecina Stacy, que era modelo, para que le prestase algo. Lo que no había contado era con la talla; ahora iba embutida en unos pantalones de cuero que, aunque preciosos, prácticamente no le dejaban respirar.
 Recordó con una sonrisa la reacción de su vecina al saber que pensaba ir a la cita con botas. ¡ESTAS LOCA, NO PUEDES MANCILLAR ESTOS PANTALONES DE HUGO BOSS CON UNAS BOTAS DE FIELTRO! había gritado. A Meg le dio un poco de miedo, pues su cara angelical y bella se había convertido en la encarnación de Satanás rubio, así que accedió a ponerse unos botines de tacón negros, con la condición de que no fuesen demasiado altos.
 Lo que Stacy no había podido cambiar, a pesar de sus amenazas, era su jersey blanco, de lana gorda. Era suave y calentito, y con el frío que hacía, Meg no tenía ninguna intención de quitárselo, a pesar de que no combinase.
 Pero en ese momento, sentada en el escalón y taconeando con el pie derecho, no estaba segura de que hubiese sido una buena idea. Al fin y al cabo, él estaba acostumbrado a salir con modelos perfectas que lo combinaban todo a la perfección... Bueno, ahora lo único que podía hacer era rezar a los astros para que no le gustase mucho pasear, pues esos zapatos no estaban hechos para largas caminatas.
 El gorro de lana beige que llevaba le era un poco grande, y se le caía en la frente tapándole los ojos. Meg miró el reloj; sólo llevaba sentada diez minutos, pero le habían parecido horas.
 -Buenas tardes.- escuchó una voz a su lado. Intentó subirse el gorro rápido para ver quien era, pero los nervios le jugaron una mala pasada, y tiró demasiado fuerte de el. Este se escurrió hacia atrás, cayendo en el sucio suelo de la calle. Meg lo cogió rápidamente, sacudiéndolo y rogando para que no se hubiese manchado.
 -Deberías tener más cuidado, son difíciles de lavar.- comentó su acompañante, y Meg giró la cabeza, sorprendida; se había olvidado de él.
 A su lado Zayn reía, divertido, mientras Meg miraba horrorizada la mancha negra que había en la parte superior de su gorro, antes impoluto.
 -Mierda, ¡se me ha manchado!
 -Casi no se nota. Déjame ver...- dijo él, quitándole el gorro a Meg. Esta se dedicó a observarle; desde la última vez que le había visto, se le notaba más animado. Sus ojeras casi habían desaparecido, y ahora sonreía. El pelo estaba húmedo y despeinado, y la barba había comenzado a crecer. La mirada de Zayn se cruzó con la suya en mitad de su análisis facial, y ella desvió la vista, avergonzada.
 -Toma, no es nada.- dijo él, devolviéndole el gorro.- Casi no se ve.
 Meg le sonrió, colocándoselo de nuevo.
 -¿Vamos?- dijo el chico, levantándose y ofreciéndole una mano.
 -¿A dónde?
 -Pues me imagino que no habrás comido, pensaba invitarte...- él se giró, preocupado.- ¿has comido?
  Meg sacudió la cabeza.
 -Menos mal, porque yo no y tengo hambre. Vamos.
 -¿Está muy lejos?
 -No demasiado.
 Meg soltó un suspiro y se levantó, agarrándose a la mano del chico. Pasó por delante suya, no sin antes observar la mirada furtiva que él lanzó a sus pantalones cuando se dio la vuelta.


 -Oye, es mi impresión, o es un sitio un poco... ¿elegante?- preguntó Meg al sentarse, mirando hacia los lados. Los demás clientes del restaurante iban arregladísimos, la mesa estaba puesta con una cantidad indecente de cubiertos y platos, tres copas entre las que no había la más mínima diferencia y un ramo de flores que no le dejaba ver la mitad de la cara de Zayn. Meg cogió este último y, disimuladamente, lo colocó en la mesa de al lado.
 -Es posible, pero me tienen enchufe y era más fácil conseguir mesa.- le contestó él, mirándola con una ceja arqueada.- No hace falta que uses todos los cubiertos, yo solo utilizo los primeros, que son los normales.
 -Oh.- soltó ella, mirando hacia su plato, sin intentar ocultar una mueca.- Me esperaba una escena más a lo Pretty Woman, donde Richard Gere le explica a Julia Roberts cual es la función de cada cubierto, pero veo que va a ser al revés...- Señaló el cuchillo que tenía en la mano.- Este es para el pescado. Es plano, ¿lo ves? El cuchillo normal es el de la ensalada, y el que es igual, pero más grande, es el de la carne. Y, bueno, los pequeñitos del todo son para el postre.-Miró a Zayn, que tenía los ojos desmesuradamente abiertos.
 -¿Cómo sabes todo eso?
 Meg se encogió de hombros.
 -Bueno, aparte de mi afición a las películas románticas, mi padre era congresista, tengo ido a muchas reuniones elegantes.
 -Vaya.- dijo este, colocando de nuevo los cuchillos.- Es algo que olvidaste mencionar el otro día.
 -Bueno, sé que soy bastante habladora, pero no lo cuento todo en la primera cita, eso quitaría misterio.
  Zayn miró hacia el plato, conteniendo una carcajada. Cuanta razón tenía...


 -¡Dios mío, no puedo más!- exclamó Meg en medio de la calle, sentándose en un banco mientras lloriqueaba de dolor. Prácticamente no habían caminado nada, pero los pies la estaban matando. A su lado, Zayn la miraba, interrogante.
 Sin pensárselo dos veces se quitó los tacones, y se frotó los doloridos pies.
 -Pero si casi no hemos...
 -¡Lo sé, pero estas cosas no son mías y no estoy acostumbrada!
 Zayn se sentó al lado suya mientras la chica gruñía, todavía frotándose los pies.
 -¿No son tuyos los zapatos? ¿Y de quién son?
 -De mi vecina Stacy, se los pedí prestados...
 -¿Le pediste unos zapatos de tacón para salir conmigo?
 Meg le miró, horrorizada. La sonrisa del chico delataba lo bien que se lo estaba pasando con la situación, pero ella no podía estar más roja en ese momento.
 -Eh... No, que va. Ya los tenía de antes.
 Por supuesto, no había sonado para nada creíble.
 -Vamos, ya casi no queda nada, no te pongas los zapatos.- dijo Zayn ayudándola a levantar, todavía sonriendo maliciosamente.
 Caminaron en silencio los pocos metros que quedaban hasta el soportal de Meg. Ella no sabía qué más decir, en ese momento no se encontraba en situación de hacer ningún comentario. Y él seguía sonriendo malvadamente.
 Llegaron hasta la puerta del portal, y Meg rebuscó en el bolso hasta encontrar las llaves. Abrió la puerta y miró a Zayn, que tenía las manos en los bolsillos y le miraba, expectante.
 -¿Puedo pasar?- preguntó, al final, con mirada inocente.
 Meg miró al chico, y luego a la puerta, indecisa. No sabía si esa era una buena idea.
 -No sé si hoy es el día más indicado, quizás otro...
 No le dio tiempo a añadir ninguna otra excusa, pues Zayn se acercó hasta ella de un salto y, rodeándola con los brazos, la besó.
 Al principio, Meg no pudo evitar abrir los ojos, asustada. Sin embargo, recordó a su amiga Stacy, que siempre decía "Bruno Mars es un hombre muy sabio, ademas de sexy. Una chica con los ojos abiertos durante un beso no es de fiar" así que los cerró y rodeo la cintura del chico.
 Antes de que él pudiese hacer nada más, le arrastró hasta dentro del portal, cerrando la puerta de una patada detrás suya.

sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 15- De Verdades y Comienzos

 Y, de nuevo, Harry salió del coche, dando un portazo al cerrar la puerta. No le gustaba la situación en la que se encontraba, como tampoco le gustaba lo que le esperaba dentro de casa.
  Ese día Sophia no estaba fuera; Harry entró dando un rodeo, sin poder evitar mirar hacia la acera, esperando encontrarla, riéndose de él por no haberse dado cuenta de su presencia. Pero no fue así.
 -¿Hola?- gritó, al entrar en casa.- ¿Hay alguien?
 Nadie contestó. No sabía a dónde podían haberse ido tanto Taylor como Sophia, pero no se preocupó. Visto lo visto, quizás Taylor hubiese llevado a la chica a hacer turismo. Hacía tiempo que Harry había aprendido que, con las mujeres, no puedes esperar nada.
 Al entrar en el vestíbulo de la casa, vio la caja que le había dado Zayn, justo donde él la había dejado días atrás. La miró desconfiado.
 ¿Que tendría el CD que tanto le preocupaba a Zayn que viese?
 Harry lo cogió y subió hasta la habitación, donde tenía su portátil. No estaba muy seguro de que fuese una buena idea, porque, al fin y al cabo, venía de Zayn. Pero la curiosidad le estaba matando. Miró hacia su impoluto portátil blanco.
 ¿Lo veía o no lo veía?
 Miró de nuevo la caja, sentándose encima de la cama. El CD estaba en blanco, y no había ninguna referencia que le pudiese dar alguna pista sobre su contenido.
 -Oh, vamos, es un puto CD, no puede matarte...- dijo él, abriendo el compartimento del portátil y metiendo el disco dentro.
 Era un archivo de audio. Harry dudó un momento, para luego darle al play.
 "-Hoy tenemos una noticia relacionada con el mundo de la música, una auténtica exclusiva." decía una voz de hombre. Harry le reconoció; era un famoso presentador de un programa de cotilleo inglés. "Un compañero nuestro ha estado siguiendo al cantante del grupo One Direction, Harry Styles, y ha descubierto que la fidelidad no es una de sus virtudes. Para calmar sus penas por la reciente pérdida de su compañero de grupo, Niall Horan, se le ha visto con una guapa chica en la estación de tren, además de en las puertas de la casa de este. ¡Pero eso no es todo, queridos oyentes! Al teléfono tenemos a la diva de country y la hasta ahora novia de Harry, Taylor Swift. ¡un aplauso para ella! Taylor, ¿estás ahí?
  -Sí, claro" escuchó Harry. La voz de su novia se oía realmente distorsionada, pero se reconocía. "Y estoy al  tanto de quién es esa chica. No es ningún ligue, sólo es una amiga..."
 -Pues hay una nueva foto que circula por internet, en la que los dos salen en actitud acaramelada..." dijo el presentador. "Fue tomada por una fan en la ventana de la casa de Harry, donde se puede ver como él y la chica se están dando... cariñitos mutuos."
 Taylor no dijo nada, pero se oyó el teclear de un ordenador. Al ver la foto en cuestión, no pudo evitar un respingo.
 -¿Taylor? ¿sigues ahí?
 -Yo... Creo que debo irme.- dijo ella, y colgó el teléfono.
 -¡Bueno, para quien no se ha enterado, proyectamos la foto en pantalla!" siguió hablando el presentador, pero el audio se cortó.
 Harry no podía creerlo. Esa foto...
 Tecleo en google, y no tardó en descubrirlo. El incidente de la salsa... Una fan para nada oportuna había hecho una foto.
 Harry se levantó de un salto. Corrió hasta el dormitorio que compartía con Tay, y miró el armario. La parte de su novia estaba vacía.
 Recorrió a grandes zancadas el corredor hasta llegar a a sala de música, buscando su guitarra. Tampoco estaba.
 Se tiró en el suelo, desesperado.
 -Mierda, mierda, ¡mierda!
 Escuchó como, desde su habitación, sonaba algo. Era el clip de audio, que no había terminado.
 -Vaya.- escuchó Harry. Parecía la voz de Zayn.- Parece que, al fin y al cabo, no somos tan diferentes.


 Harry se sentó de nuevo en la cama, empujando su portátil hacia el otro lado. No quería verlo.
 Lo peor de todo es que no estaba triste por haber roto con Taylor. No era el hecho de que nunca más la volvería a tener con él lo que le hacía sentirse mal. Era el como había terminado todo.
 Siempre se había considerado un chico fiel, que no engañaba a sus parejas. Y todavía lo pensaba... Pero lo que sentía por Sophia era muy diferente a lo sentía por Taylor. Pero, aún así...
 Cogió su móvil. Decididamente, necesitaba hablar con Tay, solucionar lo ocurrido. Marcó su número, pero rectificó y puso el modo de número oculto. Si veía que era él, no le cogería.
 -¿Sí?- contestó Taylor.
 -¿Tay? Soy yo, Harry...
 -Hola, Harry.
 -Escucha, siento mucho que hayas tenido que enterarte así de lo ocurrido, pero de verdad, si me dejases que te explicase lo que pasó en realidad...
 -No necesito que me expliques nada, Harry. Lo nuestro estaba estancado, los dos lo veíamos. Fuiste tú al que pillaron con otra, pero podría haber sido yo. Hasta es posible que sea mejor así. Ahora, si no te importa, tengo que irme.- se despidió ella, colgándole el teléfono. No había ni un deje de rencor en su voz, simplemente indiferencia.
 Harry se quedó quieto, con cara de circunstancia. ¿Que acababa de pasar?
 Se encogió de hombros. Lo importante es que no estaba enfadada; es más, él estaba más enfadado consigo mismo de lo que ella lo estaba con él. Y eso era, como mínimo, extraño.
 En ese momento oyó como la puerta de entrada de casa se abría, y una sensación rara le recorrió el estómago.
 -Hola, Harry, sé que estás ahí, tienes el coche mal aparcado...- escuchó a Sophia entrar.
 ¿Que más daba? Ahora no estaba Taylor, no tendría que reprimirse. Ya no tendría que medir más sus palabras por miedo a hacerle daño.
 Una sensación de libertad se apoderó de su cuerpo, mientras bajaba las escaleras dando saltos. Se encontró a Sophia en el vestíbulo, mirándole sorprendida. La camisa de manga corta azul que llevaba dejaba ver sus brazos, pálidos en comparación con el resto de su cuerpo.
 -Hola, Harry, que recibimiento más...- comenzó a decir, pero no le dio tiempo a terminar la frase. Harry saltó hasta donde se encontraba la chica, la rodeó con los brazos y la besó, como llevaba deseando desde hacía días, aunque intentase evitarlo. Porque, cada vez que bajaba la mirada cuando se la cruzaba en los pasillos, imaginaba ese momento.
 Las bolsas que la chica llevaba en las manos se cayeron, esparciendo por el suelo lápices, carboncillos, blocs de hojas en blanco y pinturas de todos los tipos.
 Cuando Harry dejó a la chica en el suelo esta le miró, con los ojos como platos.
 -Pero, ¿qué ha...?
 -Ya lo recogeremos luego.- dijo él, cogiéndola de la muñeca y arrastrándola escaleras arriba.- Tenemos que ponernos al día.
 

viernes, 1 de febrero de 2013

Capítulo 14- Fríos Reencuentros

Harry fue el último en llegar a la casa de Manchester. Se le hacía raro volver a estar allí, ya que no solían visitarla con tanta frecuencia, pero había recibido un mensaje urgente por parte de Louis.
 Además, necesitaba salir un poco de casa después de lo ocurrido con Sophia. Desde el incidente de la salsa, ninguno de los dos sabía como comportarse con el otro. Bajaban la mirada cada vez que se cruzaban en los pasillos,y Harry no podía negar que eso le molestaba.
 Abrió la puerta, sin saber qué se iba a encontrar ahí dentro. Le había preguntado a Louis mil veces el motivo de la reunión, pero él no había querido decírselo. Aunque se podía hacer una idea aproximada de lo que tramaban.
 Y, al abrir la puerta, sus sospechas se cumplieron. Los chicos estaban reunidos en la sala de estar, Zayn ocupaba el sillón donde hacia poco tiempo Harry se había encontrado a Louis leyendo 50 Sombras de Grey.
 Éste bajó la cabeza cuando Harry entró. Liam y Louis se miraron, probablemente decidiendo cual de los dos empezaría la conversación.
 -Vaya, hola.- dijo Harry, entrando en el salón.
 -Hola.- Zayn le miró, pero el chico apartó la vista.
 Un silencio incómodo inundó la habitación, mientras Harry cogía una silla de la mesa y se reunía con los demás en el centro de la estancia.
 -Bueno, a ver, ya vale. Ya está bien. Harry, venga, no seas así.- Louis le miró, expectante.- No puedes estar enfadado con él para siempre.
 -¿Quién ha dicho que yo esté enfadado?
 -¿Entonces, intentas decir que me tratas igual que antes?
 -¿En serio piensas que alguna vez te voy a tratar igual que antes?
 -¡Bueno, ya está bien!- les interrumpió Liam, sentándose en frente de los dos.- ¡Ya basta! ¡Creo que ha pasado el suficiente tiempo desde lo sucedido con Niall! ¡Ya va siendo hora de que hablemos sobre esto como personas adultas! A ver, Harry, sé que estás enfadado, molesto... como quieras llamarlo, pero déjale explicarse, escúchale, por lo menos.
 -No entiendo por qué debería hacerlo, ya escuché lo suficiente el día del entierro.
 -No, no lo hiciste.- interrumpió Zayn.- Te fuiste sin dejarme terminar. Sin darme tiempo a darte una explicación. Sé que nada de lo que hubiera dicho te hubiese hecho perdonarme...
 -Y nada de lo que digas hoy va a cambiar el hecho de que Niall está muerto. Es eso lo que te cuesta entender.
 -¡Pero Niall no murió por mi culpa! ¡De eso sí que no puedes cargarme! ¡Fue un accidente!
 -Ibas demasiado rápido.
 -Conduzco demasiado rápido, pero no había probado el alcohol. ¡Un accidente lo puede tener cualquiera!
 Harry se cruzó de brazos.
 -Vale, está bien...
 -Da igual que el accidente no fuese culpa tuya.- interrumpió Harry.- Puede que eso no fuese por ti, pero le cambiaste de sitio. Le echaste las culpas. Hiciste que sus padres pensaran que su hijo murió poniendo en peligro la vida de otras personas, poniendo en peligro tu vida, Zayn, todo por una adicción que no consiguió superar.- Harry le lanzó una mirada gélida, pero Zayn no bajó la cabeza.- Y lo peor es que piensas continuar con la mentira.
 -Ya te he pedido perdón, mil veces, no sé qué más quieres...
 -No quiero nada. Pero tampoco me puedes pedir que vuelva a ser como antes. Escucha; me costó, pero entiendo tus razones, y comprendo que lo hiciste bajo presión. Pero no estoy preparado para volver a... ser como antes contigo. Lo siento. Que lo hicieras por miedo no quita que lo hicieras igual.- Harry se sacudió el pelo.
 -No importa, es un paso adelante.- murmuró Zayn para sí mismo.
 Harry le miró. Desde la última vez que le había visto, en la puerta de su casa, tenía mejor aspecto; ya no tenía ojeras, y parecía que había dormido más.
 Sin embargo, tanto él como Louis tenían la misma cara de enfermos que siempre.
 El chico miró hacia el suelo, apretando los puños. Que irónico que él fuese el primero en superarlo.
 -Bueno, a pesar de lo que pueda parecer, no os hemos arrastrado hasta aquí para que hagáis las paces sí o sí.- dijo Louis, sentándose en la mesa del salón. Harry observó como Liam no le quitaba el ojo de encima, lo cual era extraño.- Tenemos un pequeño problema, y debemos decidir qué hacer. Liam...
 -Creo que tú lo explicarás mejor, hablaste tú con Richard.
 -¿Richard?- preguntó Zayn, frunciendo el ceño.- ¿Nuestro mánager?
 -El mismo. Recibí una llamada suya antes de ayer. Ha dejado las cosas muy claras. Al parecer, según nuestros representantes, ya va siendo hora de que volvamos a la rutina.
 "Visto que ahora tenemos un hueco en el grupo, nos ha ofrecido la oportunidad de conseguir un quinto miembro."
 -¿Un sustituto de Niall?- preguntó Harry, sacudiendo la cabeza.- No lo veo muy claro.
 -Él dice que, si elegimos bien, podemos atraer a más fans.
 -¿Desde cuando estamos en esto solamente por las fans, Liam? Yo no quiero.- dijo Zayn, negando.- Lo veo una mala idea.
 -Estoy de acuerdo.- comentó Harry.- no veo la necesidad de meter a un extraño. Acabaría mal.
 -Entonces, ¿ninguno quiere un sustituto?- preguntó Louis. Todos negaron.- Bien, pero eso no es lo importante. Me ha explicado de buenas maneras que, o nos ponemos a trabajar en un nuevo disco ya, o podemos considerarnos fuera.
 -¿Fuera?- Harry le miró, extrañado.- No te entiendo.
 -Sus palabras exactas fueron "No sois Michael Jackson, vuestra fama no es eterna" A eso me refiero. Dijo que nuestras fans se olvidarían de nosotros si no manteníamos el ritmo, si no sacábamos cosas nuevas.
 -Personalmente, lo veo una tontería.- dijo Liam.- Puede que haya fans que se marchen, pero las verdaderas no se irán por tardar unos meses más con el nuevo disco.
 -La verdad, me parecería una falta de respeto a Niall empezar justo ahora.- Harry se levantó de la silla, incómodo.- Ni siquiera ha pasado un mes... No lo veo bien.
 -Pues yo no sé que pensar...- dijo Louis, mirándose a los zapatos.- ¿Y si lo que dice es cierto? ¿Y si la gente se olvida de nosotros?
 -Nuestras fans no se van a olvidar de nosotros en tan poco tiempo, Louis.- siguió diciendo Liam.- Es más, yo si fuera una de ellas me tomaría mal que esperásemos tan poco en sacar disco nuevo, como dice Harry.
 -¿Os imagináis como debe ser la vida de una Directioner?- dijo Harry, saltando al sillón, ajeno al tema principal.- Muy frustrante... Nos aman, pero nosotros no las conocemos...
 -Una verdadera putada.- apuntó Zayn, recostándose en el sofá.
 -Creo que os habéis desviado un poco del tema.- dijo Louis, haciéndoles señas para que le mirasen.- Entonces, ¿disco nuevo, sí o no?
 -Yo voto no.- dijo Harry.
 -Yo tampoco, no me parece el mejor momento.- asintió Liam.
 -Pues yo digo que sí.- dijo Louis.-¿Zayn?
 El chico negó con una sacudida de cabeza.
 -No me veo capaz de volver al estudio sin Niall.
 Louis resopló.
 -Bueno, pues... Eso era todo. A ver cómo llamo yo a Richard... Me va a matar.
 -¿Hace una pelí?- preguntó Liam, ojeando los DVDs de la estantería.- ¿Scream 4 o Paranormal Activity?
 Harry se levantó, mirando a Zayn.
 -Creo que yo voy a irme.
 Zayn le miró suplicante, mientras que Louis abría la boca, preparado para protestar.
 -Lo siento, tengo cosas que hacer.- interrumpió él, abriendo la puerta que daba a la calle.-Hasta otro día, chicos.
 Iba a cerrarla, pero una mano le cogió de la muñeca, obligándole a girarse.
 -Harry, escucha...- Zayn intentó arrastrarle dentro de la casa de nuevo, pero él no se dejó.
 -Que comprenda por qué lo hiciste no quiere decir que te perdone, Zayn, por última vez te lo repito. Sé que algún día acabaré por olvidarlo, pero no será hoy. Lo siento.-Harry se sacudió la mano del chico y se dirigió a la salida.
 -¿Has usado el disco?-preguntó Zayn.
 El chico se paró en medio del camino y negó con la cabeza.
 -Deberías hacerlo. No tiene que ver conmigo... Pero deberías verlo.
 Harry no le miro de nuevo, si no que siguió caminando hasta llegar al coche.